La vida de una persona cambia por completo cuando le diagnostican cáncer. Por eso, el apoyo incondicional y el cariño de familiares y amigos son esenciales para aceptar el proceso y abrazar el dolor.
"Cáncer no significa muerte, significa vida", ha señalado Luis Guillén, paciente de cáncer de próstata. Su historia ha encogido el corazón de los asistentes al I Congreso Navarro de Personas con Cáncer y Familiares, que ha tenido lugar esta mañana en el NH Iruña Park, y algunos, entre lágrimas, han escuchado su testimonio con tristeza, pero también con esperanza. "He pasado por dos tumores. Yo había tomado la decisión de operarme en la sanidad privada de San Sebastián, pero entonces mi oncóloga me dijo 'no, no te vas a operar; nosotros te vamos a curar. Te voy a poner en las mejores manos de Pamplona, de Navarra y de España'. La fuerza de esa afirmación fue tan grande que cambió mi manera de ver las cosas", ha relatado Guillén.
Durante su intervención, Guillén ha repetido infinitas veces que se veía a sí mismo como "un hombre con suerte", a pesar de las circunstancias. Con una sonrisa capaz de abarcar toda la sala, ha expresado: "Cada tormenta tiene su arcoíris". Ha concluido haciendo reflexionar al público sobre asuntos de vital importancia, con una pregunta que ha lanzado al aire en la que cuestionó que "en nuestro proceso, ¿dónde están los nutricionistas?". Asimismo, ha señalado que "desde que te dicen que tienes cáncer hasta que te tratan hay mucho estrés. Ese tiempo se debe reducir. Ya sé que se necesita dinero, pero hay que hacerlo. Hay que reducir el tiempo de demora".
Antes de su participación, Berta Sánchez, con la voz temblorosa, ha mencionado que "lleva 7 años luchando contra el cáncer". Al principio, su tumor del pecho era muy pequeño, pero luego "comenzó a cabalgar muy rápido". En un inicio, los médicos opinaron que se trataba de un quiste y que desaparecería solo, pero pronto el bulto fue aumentando su tamaño. "Cuando te diagnostican cáncer de mama todo se paraliza. Muchos piensan que el cáncer es solo para personas mayores, pero yo tenía 33 años, y a los jóvenes también nos pasan estas cosas", ha narrado Sánchez.
Uno de los momentos que más le marcó a Sánchez fue el día en el que su sobrino, de 6 años, pintó un dibujo en el que representaba a toda la familia. "En el proceso de cambios físicos no te reconoces. Te quedas sin pelo, sin fuerzas, débil. Pero en su dibujo, mi sobrino me pintó con mi pelo rizado y con mis pendientes. Él me veía como yo era antes del cáncer. Ahí me di cuenta de que las personas que realmente te quieren te siguen viendo como eres, sin importar los cambios físicos", ha descrito Sánchez, sin poder evitar derramar lágrimas.
REPERCUSIONES Y RETOS
María Villafranca, psicooncóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer en Navarra, y Ana Palacios, enfermera de Oncología Médica en el Hospital Universitario Navarra, han actuado como moderadoras en la mesa redonda.
"Un tercio de los pacientes desarrolla un malestar tan intenso que necesitan un apoyo. Con la pandemia, ese malestar aumentó, sobretodo en familiares", ha puntualizado Laura Pérez, psicooncóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer en Navarra. Los expertos hablan de un proceso de adaptación, ya que "la enfermedad nos enfrenta a una sensación de vulnerabilidad", ha manifestado la doctora. Cuando se diagnostica un cáncer, se produce un estado de shock en esa persona, hay un mecanismo de defensa que impide asimilar la información de forma inmediata. Además, Pérez ha añadido que "la incertidumbre de esta enfermedad es un factor que afecta muchísimo. Las personas están en un nivel de tensión elevado y permanente. Después de esa tensión viene el agotamiento, acompañado de tristeza y apatía".
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Eva Roque, trabajadora social de la Asociación Española Contra el Cáncer en Navarra, ha asegurado que "esta enfermedad afecta a todo el mundo, aunque no de la misma manera". El diagnóstico de un cáncer tiene un impacto directo en el ámbito económico, social y profesional. "Un paciente no puede seguir con su día a día como lo hacía antes. Esto deriva en situaciones de soledad no deseada", ha detallado Roque. Por otro lado, ha comentado la soledad que también experimentan los familiares, añadiendo que "el familiar parece que es el gran olvidado. Parece que todo gira en torno al paciente, pero la familia también experimenta la soledad y la tristeza".
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El cáncer también provoca repercusiones a nivel profesional. Olivier Izal, miembro del departamento laboral Arpa Asesores, ha aclarado que "hay unas leyes que te protegen de estas situaciones. Existe el proceso de Incapacidad Temporal, en el que el trabajador está incapacitado para desarrollar su trabajo". Cuando finaliza el tratamiento Incapacidad Laboral hay que estudiar cómo ha quedado el paciente. Si no se ha recuperado por completo, hay que analizar qué limitaciones tiene para desarrollar su empleo. "El trabajador que tiene cáncer tiene una protección social", ha afirmado Izal. Además, existe un plan dirigido a padres de menores con cáncer, en el que "se reduce la jornada del empleado al 50%".
Raquel Gorricho, enfermera del Servicio de Paliativos del Hospital San Juan de Dios, ha destacado que existen equipos de atención sanitaria domiciliaria. "El paciente puede elegir entre estar en el hospital o en su domicilio, acompañado por profesionales. Es un derecho que todo paciente al final de su vida tenga unos cuidados de calidad", ha indicado. Sin embargo, aunque pueda parecer extraño, "todos estos factores del proceso son adaptativos, es decir, van a ayudar a manejar toda la situación", ha concluido la experta.