A finales del pasado año, la aprobación de la reforma laboral, con el acuerdo entre patronal y sindicatos, dio a la figura promotora del pacto, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, una imagen de centralidad y equilibrio que ahora parece diluirse. La semana pasada, en la apertura del curso político, Díaz verbalizó su apoyo a los sindicatos en el pulso que las centrales mantienen con la CEOE y ayer insistió en su mensaje, acusando a la patronal de “bloquear la negociación colectiva” y asegurando que los sindicatos “tienen toda la razón para salir a la calle a movilizarse contra la patronal” porque es necesario subir los salarios.
En una entrevista concedida a la cadena Ser, la ministra de Trabajo subrayó que el incremento salarial debe abordarse con urgencia, puesto que ante la “inflación desbocada” que impera en la economía española, para las familias trabajadoras “es imposible vivir”. Díaz negó que esté escorando su posición en el diálogo social, pero lamentó que la CEOE se levantara de la mesa de la negociación colectiva el pasado 5 de mayo “por negarse a la subida de los salarios”. “Hasta julio se han suscrito solo 450 convenios cuando lo normal son 2.000. La patronal está bloqueando la negociación colectiva y esto es grave”, recalcó.
Malestar social
Tal vez con la vista puesta ya en marcar perfil propio con la vista en las generales del próximo año, la ministra rechazó que haya perdido su neutralidad en la negociación. “Yo he suscrito 14 grandes acuerdos sociales y podría haberlo hecho de parte, pero no lo he hecho”, indicó. Además, aseguró que, en un país como España, con salarios “más que moderados” es “imposible” vivir con una inflación superior al 10%. De seguir el desacuerdo entre las partes, el pacto de rentas que defiende con ahínco el PSOE para paliar el efecto de la inflación podría quedar en agua de borrajas dado que los acontecimientos en el plano económico, marcados por previsiones cada vez más negativas, dificultan la concordancia de objetivos y plazos.
Al mismo tiempo, remarcó que la organización que representa a los empresarios españoles “no está a la altura de su país”, razón por la que reclamó a su presidente, Antonio Garamendi, “sensibilidad” y “compromiso” con el país. Díaz añadió que, aunque ella no va a manifestarse junto a los dirigentes sindicales, “comprende” los argumentos de las centrales y, como demócrata, defiende el derecho a movilizarse. “Sé que hay malestar social, la ciudadanía tiene derecho a movilizarse y un demócrata debería decir esto (...) Es de una enorme torpeza que alguien lo cuestione, no hay que tenerle miedo a ninguna movilización”, defendió la titular de Trabajo.
El otro frente que aleja a patronal y sindicatos es el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Díaz dejó claro que el Gobierno lo va a subir y que, cuando se disponga del dato de inflación de noviembre, se convocará la mesa de diálogo social para abordar su subida. No obstante, la ministra confesó que cree que no habrá acuerdo para el alza del SMI, pues ya la última subida no contó con el beneplácito de la CEOE, sólo de los sindicatos.
En contexto
Pacto de rentas. El Gobierno busca que patronal y sindicatos acuerden un pacto de rentas para combatir la inflación, una propuesta que basa en repartir los costes de la subida de precios entre trabajadores y empresas.
Negociación. La CEOE considera que, en la situación actual, no es el momento de hablar de las subidas salariales que propugnan los sindicatos, que defienden movilizaciones.
Ejecutivo. En alusión al PSOE, su socio de Gobierno, Díaz aseguró ayer que “entiende” que un Gobierno “progresista” no se va a posicionar con la CEOE, “que no quiere subir los salarios”.
Salario mínimo. La otra vertiente de la negociación la constituye el SMI, aspecto en el que también parece lejano el acuerdo.