Antonio Ramírez fue asesinado por ETA junto a su novia Hortensia González Ruiz, el 6 de enero de 1979, como "aviso a todos los enemigos de Euskadi y, personalmente, a sus familiares". La pareja fue ejecutada en una señal de stop
cuando volvía de pasar la noche en una discoteca de Beasain. Dos terroristas los ametrallaron en su coche matándolos en el acto.
Es una de las 86 historias recogida en los "cuadernos de la memoria", una iniciativa del Gobierno Vasco con la que quiere reconocer, arropar y acompañar a las familias de víctimas de atentados de ETA sin resolver.
Su hermano Diego Ramírez no podrá estar esta tarde en Deusto porque está confinado pero en nuestros micrófonos ha agradecido esta iniciativa que aún así, en su opinión, llega tarde. "Se tenía que haber hecho mucho antes. Si no se hubiera reabierto el caso en la Audiencia Nacional, hoy seguiríamos en el olvido", subraya.
El caso de su hermano es uno de los 300 atentados de ETA sin resolver. Diego espera que algún día se ponga nombre y apellido a los culpables. "Con esa esperanza nos levantamos. Que las armas entregadas puedan aportar algún dato nuevo", señala.
Lamenta que en "los años de plomo" cuando su hermano, guardia civil destinado en Euskadi, fue asesinado todo el mundo "se pusiera de perfil. Nadie nos daba apoyo". De ahí que valore el reconocimiento institucional de esta tarde y que los familiares no sean "los únicos que se acuerden de esto".
En su opinión sí supone una reparación. "Es un alivio pensar que no somos los únicos que nos acordamos de estas personas que nos faltan. Y sobre todo en estas fechas", destaca.