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Dietas milagro, pan para hoy, hambre para mañana

Obsesionados con adelgazar y perder mucho peso en poco tiempo, el 70% de los ciudadanos se lanza al abismo de las dietas rápidas. En cada intento pierden unos seis kilos, pero pronto acaban por recuperar algo más de cinco
Las mujeres son las que más veces intentan adelgazar y la mayoría lo hacen con dietas drásticas o milagrosas con las que corren riesgos de salud.
Las mujeres son las que más veces intentan adelgazar y la mayoría lo hacen con dietas drásticas o milagrosas con las que corren riesgos de salud. / EP

Cómo adelgazar es una de las preguntas que más resultados arroja en buscadores como Google. Son millones las personas que buscan el milagro definitivo para perder los kilos de más y tener una figura de revista. Recientemente un estudio de la Fundación Mapfre y la Academia Española de Nutrición y Dietética revelaba que el 72% de la población ha intentado perder peso, con una media de siete intentos. Lo hacen de manera abrupta, y es pan para hoy y hambre para mañana porque la dieta siempre les termina devolviendo a la casilla de salida, es decir, a estar de morros con la báscula.

Además recurren a métodos drásticos y sin ningún soporte científico. Por eso, el 43% elimina los hidratos de carbono, el 13% usa productos dietéticos, el 12% se salta más de dos comidas al día y un 8% reconoce usar laxantes, diuréticos o pastillas no recetadas. Pero son las dietas milagro las que, sin duda, concentran más adeptos.

Se puede definir a una dieta milagro como aquella que contiene promesas que suenan demasiado bonitas para ser ciertas. La Estrategia NAOS propone otra definición, quizá más acertada. Son aquellas que prometen una rápida pérdida de peso sin apenas esfuerzo. Pero perder peso de forma rápida no es en absoluto aconsejable ya que puede causar graves problemas de salud, tal y como declara la American Obesity Treatment Association.

Con la llegada de las vacaciones, aumentan los reclamos de estos planes alimentarios exprés. Sin embargo, los expertos en nutrición coinciden en una cosa: “ninguna dieta de choque es buena y el objetivo de la pérdida de peso no puede ser perder kilos solo a corto plazo”. 

La dictadura de las dietas

Es fácil encontrar un sinfín de métodos, presuntamente adelgazantes, que pueden pasar factura a nuestra salud. Algunos de ellos se han convertido en un clásico, como la famosa dieta de la alcachofa, o el ayuno intermitente, la más de moda en los últimos tiempos ya que es seguida por 30 de cada cien ciudadanos que se proponen bajar de peso.

Nueve de cada diez que recurren a regímenes como el ayuno intermitente suelen recuperar el peso perdido en poco tiempo

En palabras de Giuseppe Rusolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, “al final, el ayuno intermitente supone una restricción energética severa, lo que puede conducir a una pérdida de peso no relacionada con la magia de ayunar”.

De hecho, uno de los hallazgos más preocupantes del estudio de Mapfre es que, aunque las dietas milagro pueden provocar una rápida pérdida de peso a corto plazo, el 93% de las personas recupera casi la totalidad del peso perdido al poco tiempo. Según el informe, las personas que siguieron este tipo de dieta perdieron una media de seis kilos, pero, posteriormente recuperaron casi la misma cantidad, 5,3 kilos. Este efecto rebote, además de afectar la autoestima, puede aumentar el riesgo de trastornos metabólicos y enfermedades cardiovasculares.

Y es que según la doctora Eva Arranz, “los datos demuestran sorprendentemente que el grado de percepción sobre los peligros del sobrepeso y la obesidad en la salud es casi inexistente. Esto supone un grave problema en la sociedad porque un porcentaje significativo de personas no es consciente de su exceso de peso, lo que puede derivar en la perpetuación de hábitos alimenticios poco saludables”.

Por ello hacen hincapié en que las dietas de moda no son una buena solución si se pretende mejorar la salud y mantener esa mejoría. “Si queremos obtener resultados duraderos, lo ideal es una dieta saludable y buscar asesoramiento médico”, señalan.

Russolillo explica que las mujeres y los jóvenes a partir de los 16 años son los perfiles que más comienzan una dieta, motivados por una dictadura de la estética y de modelos de unos cuerpos determinados, sin ser del todo conscientes de las repercusiones que pueden tener a largo plazo para la salud.

Estas fórmulas rápidas o drásticas entrañan, según los autores del estudio, problemas para la salud. A corto plazo, dolores de cabeza, mareos y estreñimiento. A más largo plazo, pueden causar carencias nutricionales, hígado graso, cálculos renales, alteraciones hormonales o trastornos alimentarios.

LAS MÁS POPULARES

Dieta de la alcachofa La famosa dieta de la alcachofa tiene un planteamiento similar al de la dieta del limón, el pomelo y la piña. Sin ningún tipo de base científica, de seguirla, se pueden sufrir deficiencias nutricionales y además facilitará el temible efecto yoyó en cuanto se abandone. 

Ayuno intermitente. El conocido ayuno intermitente (no ingerir alimentos durante un determinado periodo de horas al día) tampoco es una buena idea para quitarnos los kilos de más y, aunque se está analizando qué sucede en el cuerpo cuando ayuna, aún no hay pruebas de su eficacia. Sin embargo, sí existen serias sospechas de que su seguimiento puede traducirse en un efecto rebote, puede conllevar un peor patrón de alimentación y puede generar trastornos de comportamiento alimentario. 

Dieta hiperproteica. Es aquella que prescribe una elevada ingesta de proteínas en detrimento de los carbohidratos y que está muy extendida entre los que practican deporte. En estas dietas es muy frecuente que la población acabe consumiendo una elevada cantidad de carnes (incluyendo las rojas y procesadas), lo que aumentará su riesgo de padecer patologías crónicas, como por ejemplo cáncer colorrectal y diabetes tipo 2. 

ALGO MÁS DESCONOCIDAS

Dieta ‘South Beach’. Algo similar ocurre con la dieta South Beach, quizá algo menos conocida, que prescinde de los hidratos de carbono en una primera fase para irlos introduciendo después. Además de partir de la falsa premisa de que restringir los carbohidratos adelgaza, su primera fase es muy restrictiva y puede tener graves consecuencias para nuestra salud.

Dieta Ornish. Es una dieta baja en grasas e inspirada en la alimentación ovolactovegetariana. No es una dieta equilibrada, imprescindible para una pérdida exitosa de peso, y además, es difícil de seguir a causa de la eliminación de muchos alimentos y puede generar deficiencias de nutrientes. 

DIETAS DEPURATIVAS

Plan detox. Además de no tener respaldo científico, las también llamadas dietas desintoxicantes, pueden perjudicar nuestra salud ya que muchos de los llamados “programas para desintoxicar” incluyen la utilización de altas dosis de vitaminas. Una investigación de la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ) de Estados Unidos, parte de que la suplementación con vitaminas es decepcionante. Además, algunos complementos vitamínicos pueden ser, según dicho estudio, peligrosos.

KILOCALORÍAS



800. Algunas de las dietas milagro más recurrentes son las dietas muy bajas en calorías que tienen un valor energético inferior a 800 kilocalorías diarias, una cifra bastante alejada de las necesidades energéticas medias de una persona normal (entre 1.800 y 2.200 kilocalorías diarias).

Rapidez no, constancia sí

Según Russolillo, “la clave no está en la rapidez, sino en la constancia y en adoptar hábitos saludables que perduren en el tiempo y en adoptar planes personalizados". “Cada persona tiene una complexión distinta y unos hábitos diferentes, las dietas tienen que ser personalizadas y adaptadas”, matiza.

Usar productos dietéticos, saltarse alguna comida o consumir laxantes, diuréticos y pastillas sin receta son prácticas habituales

Porque estas dietas exprés se olvidan a menudo de la grasa visceral que representa el verdadero enemigo oculto, ya que se acumula de forma silenciosa, sin presentar síntomas. Se deposita alrededor de los órganos internos, especialmente en la zona abdominal, y está directamente relacionada con el desarrollo de enfermedades crónicas.

“A diferencia de la grasa subcutánea, que se encuentra justo debajo de la piel y puede palparse al pellizcarse el abdomen, la grasa visceral se localiza en las capas más profundas del abdomen, rodeando órganos clave como el hígado, los intestinos y el corazón. Este tipo de grasa actúa como un órgano endocrino disfuncional, secretando citocinas proinflamatorias y hormonas, lo que incrementa el riesgo de trastornos metabólicos. Su acumulación está estrechamente relacionada con el desarrollo de enfermedades crónicas graves, debido a sus efectos negativos sobre la sensibilidad a la insulina y el perfil lipídico”, explica Sayoa Alzate, investigadora científica en PronoKal.

2025-04-13T16:28:16+02:00
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