Todos sabemos lo que hizo Del Cerro Grande en 2008 cuando se encontraba haciendo acopio de méritos para ascender a Primera. Curiosamente, el Sporting ganó todos los partidos que le dirigió y en uno de los duelos decisivos del campeonato, la visita de la Real a El Molinón, en un choque con nieve en plena Semana Santa, dio por válido un gol de Bilic en un fuera de juego de cinco metros. Por lo tanto, a partir de ahí, cualquier circunstancia extraña que suceda en los encuentros de los txuri-urdin siempre resultará sospechosa. Su arbitraje ayer fue vergonzoso. Con un doble rasero sonrojante para medir las entradas de los dos contrincantes y con dos decisiones absolutamente claves que determinaron el resultado de la contienda. En el minuto 41, con 0-1 en el marcador, Januzaj metió un pase en largo perfecto a Isak, al que, cuando iba a definir en pleno sprint, donde cualquier roce condiciona el disparo, le empujó de forma nítida Laguardia por la espalda. El madrileño, en una decisión cuanto menos turbia dada su claridad, decidió, no se sabe muy bien en base a qué reglamento (es evidente que hay varios distintos dependiendo de la camiseta con la que compitas), que no era suficiente. El sueco no entendía nada.
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Y como nosotros somos así, no tenemos problemas en reconocer que la Real pudo y debió hacer más para llevarse los tres puntos de Mendizorrotza. Frente a un rival en descenso y después de presentarse a la cita con una lacra de cinco partidos sin ganar. Además, ayer se le puso todo de cara con el tanto al cuarto de hora de Januzaj, pero, en una segunda parte muy decepcionante, se dejó empatar y permitió que volaran dos puntos que eran muy importantes. Porque llueve sobre mojado. De acuerdo con Imanol en que no se pueden ganar todos los encuentros, porque no sería la Real, sino el Bayern, pero algo pasa cuando se repite la misma historia por segundo año seguido con una crisis galopante en el mes de diciembre, en uno de los momentos clave de la campaña.
El covid revoluciona el nuevo fútbol. En momentos de mayor influencia del virus incluso condiciona más los encuentros que hasta los entrenadores o el mismísimo VAR. Una cosa de locos, ajena por completo a la competitividad deportiva. Así están las cosas y así se las contamos. Es decir, como podemos y nos dejan, porque el secretismo por parte de los clubes es absoluto. Y bien cómodos que se encuentran así.
Lo cierto es que los daños en la alineación de Imanol, tal y como había desvelado él mismo la víspera, no causaron ningún estrago. Si nos ceñimos a un posible once de gala y a que Oyarzabal era baja por sanción, solo figuraban cuatro futbolistas que este curso no están siendo titulares: Rico, Guevara, Portu y Barrenetxea. Finalmente, compareció con bastantes más problemas Mendilibar en su bautizo como técnico babazorro. Un total de cinco bajas por covid, que incluía el nombre de los dos porteros, Pacheco y Siviera. Esto provocó el también estreno de Owono, guardameta del filial azulón que milita en Tercera RFEF. En resumen y para no aburrir, Illarra, Aihen y Gorosabel fueron los tres anunciados por Imanol, y Pellistri, Pina y los dos arqueros, en el Alavés por el tema pandemia. Manu García se sumó a la causa a última hora por un falso positivo.
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Por cierto, una pena que el duelo estuviera marcado por causas extradeportivas, ya que el ambiente previo y el horario invitaban a una jornada extraordinaria de fútbol con muchas familias dispuestas a disfrutar de un gran espectáculo en un derbi de plena armonía por las buenas relaciones entre ambas parroquias.
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El choque comenzó tan eléctrico como accidentado. Zubeldia, que no figuraba en la pizarra de los onces, entró a última hora por Zaldua, que no debió tener buenas sensaciones. A los pocos segundos, Miguel ya había dado el primer susto a Remiro, justo antes de que Barrenetxea silenciara la grada con una lesión fea que incluso le llegó a marear, por lo que tuvo que ser retirado en camilla. Aunque la jugada fue fortuita, el Alavés había entrado en el choque con un plus de agresividad, tan habitual en conjuntos que estrenan entrenador, pero que entraña un evidente peligro por entradas a destiempo sobre todo si la permite un juez que de imparcial tiene lo mismo que Santiago Bernabéu arbitrando un encuentro del Madrid. A la Real le costó tomar el pulso a la contienda. Januzaj, que había entrado por Barrenetxea, se convirtió en el primero que probase a Owono, pero su centrado disparo en semifallo no puso en apuros al debutante. Fue el preludio del gol visitante. Merino combinó con Silva, que se inventó un servicio de ruptura marca de la casa a Portu, cuyo pase de la muerte lo depositó en las redes el belga.
En la última acción, tras una prolongación desproporcionada y fuera de tiempo, a Laguardia se le escapó un cabezazo a dos metros de la portería sin que Remiro decidiese salir para intentar evitar su remate. Nada nuevo. Que tenga claro que por eso su cartel de indiscutible se encuentra en serio peligro.
En la reanudación, el Alavés elevó el listón de la belicosidad consciente de que no iba a correr ningún peligro de perder efectivos en el fragor de la batalla. Pero lo malo fue que la Real comenzó a menguar y a diluirse. En una acción también sin continuidad, llegó la pena máxima del empate, que con las ganas que tenía de pitar Del Cerro solo le faltó celebrarlo, y en ese momento se inició un duelo nuevo. Miguel dio otro susto en una media vuelta y Merino, que sigue lejos de su mejor nivel, rozó el segundo en un buen choque que se marchó lamiendo el palo. Lejeune lanzó una falta inventada por el trencilla también cerca de la madera y el arreón final txuri-urdin, con un importante arsenal ofensivo sobre el campo, quedó a expensas de una genialidad de un Januzaj estelar, que sacó varios conejos de su chistera, pero que no pudo decidir la contienda.
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Una pena, porque da mucha rabia. Ya están los de la Real llorando... No, disculpen, vamos a hablar con propiedad, ya la están robando de nuevo a la Real y su gente no es idiota. No son ovejitas que aceptan sin rechistar todos los atropellos que sufren. Estamos muy cansados (el balance de faltas en contra fue de 22-10 para el Alavés y los dos bandos se fueron con las mismas amonestaciones). Nadie discute el bajón del equipo y que algo ha fallado, porque los fichajes no están funcionando y se ha repetido el mismo bache sin que se haya encontrado una solución, pero el tema arbitral contra la Real clama al cielo. Llueve sobre mojado y en nuestro camino nos encontramos con demasiados sospechosos habituales. Del Cerro, sabemos lo que hiciste ese verano. Por muy internacional e importante que se sientas ahora, aquí nunca vas a engañar a nadie.