Con el guion del pleno de investidura de Alberto Núñez Feijóo escrito de antemano por su falta de apoyos desde que, hace más de un mes, el rey le hizo el encargo de intentar alcanzar la presidencia del Gobierno español, el líder del PP utilizó su discurso de una hora y 40 minutos en el Congreso para atizar a Pedro Sánchez y erigirse oficialmente en líder de la oposición en la presente legislatura. La sorpresiva decisión del secretario general del PSOE de no intervenir durante la sesión provocó que Feijóo se empleara incluso con mayor dureza contra quien está llamado a tomar el relevo para tratar de prorrogar su estancia en La Moncloa.
De este modo, frente a la amnistía de los procesados del procés que Junts y ERC exigen a Sánchez para posibilitar su reelección como presidente español, Feijóo contrapuso la “igualdad de los españoles”. Es más, aseguró que él podría tener el apoyo de la mayoría de los grupos minoritarios de la Cámara baja pero que lo rechaza de forma consciente, renunciando así a su investidura en base a una pretendida “dignidad”. “Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno pero no acepto pagar el precio que me piden para hacerlo”, dijo, provocando la hilaridad de la bancada socialista, entre otras. Y es que el apoyo de los 33 diputados de Vox -además de los del PP, CC y UPN- se constituye en su pecado original y hace incompatible cualquier acercamiento a independentistas vascos y catalanes.
El blanqueamiento de la ultraderecha fue precisamente el principal argumento esgrimido por el PSOE, primera formación en intervenir por la tarde al seguir un orden de mayor a menor. Para subrayar esta posición, y cuando se barajaba que intervinieran el propio Pedro Sánchez o el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, quien subió finalmente a la tribuna fue el exalcalde de Valladolid Óscar Puente: vencedor en las elecciones municipales del 28 de mayo, fue desalojado del poder por la dupla PP-Vox.
Una circunstancia que se ha repetido en numerosos gobiernos autonómicos y municipales tras esos comicios y que el PSOE trató de visibilizar de forma cruda al presentarse Puente “de ganador a ganador” ante Feijóo, ambos de sus respectivas citas electorales. El golpe de efecto de Sánchez soliviantó al PP y elevó la temperatura de una sesión ya caldeada con gritos de “cobarde, cobarde” al presidente en funciones. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, defendió que “esto no es un patio de colegio” y aseguró que “no aceptaré ningún insulto”.
La no intervención de Sánchez acabó permeando en todo el pleno, ya que Feijóo siguió atacando a su oponente con independencia de a qué portavoz le estaba dando la réplica. Es más, la estrategia socialista tuvo un efecto contagio y por parte de Sumar no intervino su líder, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo Yolanda Díaz, sino su portavoz en el Congreso, Marta Lois, que afeó el “ruido” de un pleno que “avergonzó a los ciudadanos”. Por parte de la coalición también tomaron la palabra Enrique Santiago (IU) y Aina Vidal (En Comú Podem), no así Unidas Podemos, lo que lamentaron desde esta formación
Respuesta a ERC y Junts
Arropado por sus barones territoriales desde la tribuna, Feijóo se subió a la protesta del pasado domingo en Madrid contra la amnistía y afirmó que no va a pasar “por ningún aro que me impongan en contra del interés general” para ser presidente del Gobierno. Calificó por ello una ley de amnistía como una “aberración jurídica y moral” y un “ataque directo a los valores democráticos esenciales”. Apostó en cambio por “reforzar los instrumentos para proteger la dignidad del Estado” y anunció la incorporación al Código Penal de “un delito de deslealtad constitucional” y aumentar las penas por malversación de fondos públicos.
Mirando a la bancada del PSOE, señaló que le parece una “anomalía” la incomunicación entre las dos grandes formaciones y calificó de “lamentable” que esta formación haya “acusado de golpismo a todo el que salga de la supuesta línea oficial” o “purgado a socialistas discrepantes”. Reivindicó, por tanto, a los históricos socialistas que han criticado a Sánchez como Felipe González y Alfonso Guerra.
Francina Armengol defendió que fue generosa a la hora de conceder los tiempos de intervención pero tuvo que advertir de que “no se puede patalear en el Congreso” cuando el diputado del PSOE Óscar Puente acusó a Feijóo de pertenecer al PP “más rancio de su historia”, el de Galicia, que según indicó queda retratado en Fariña, libro que habla sobre el narcotráfico en esta comunidad autónoma.
Feijóo calificó su intervención de “lamentable” y aseguró que no iba a participar en un “club de la comedia”. Reprochó a su vez a Sánchez que “me pedía seis debates durante la campaña electoral y ahora no es capaz de hacer el segundo”. Puente le achacó su “falta de coraje” por “poner su dignidad en manos de la extrema derecha, que no cree en las comunidades autónomas, en la Unión Europea ni en la democracia”, y recordó que Angela Merkel, de la que Feijóo se ha declarado heredero, “mantuvo a raya a los fascistas”. El líder del PP no le respondió.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, confirmó que votarán a favor de Feijóo pero no eludió las críticas al PP. Así, afeó al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, por “saludar con total normalidad” la propuesta del lehendakari Urkullu para afrontar la cuestión territorial; a Borja Sémper por calificarles de “extremistas” y a Álvaro González Pons por “normalizar” a Junts. Feijóo destacó diferencias con Vox en materia de autonomías y lenguas pero abogó por continuar el diálogo entre ambos.
Gabriel Rufián (ERC) y Miriam Nogueras (Junts) intervinieron en catalán, por lo que los pinganillos de traducción simultánea salieron a relucir. Ambos aseguraron que la amnistía es solo un primer paso y reivindicaron un referéndum. El candidato a presidente español se explayó en la respuesta conjunta que les dedicó y dijo que, de sus respectivos discursos, se deduce que “el señor Sánchez no quiere hablar porque no quiere responder”. Así, afeó a Nogueras que califique al PP de “partido anti Catalunya” y a Rufián que dijera que “la amnistía es el primer paso para otro 1-O”.
La sesión finalizará mañana con EH Bildu, PNV y el Grupo Mixto, y el PP cerrará. Si se confirma que Feijóo pierde la votación, se votará de nuevo en 48 horas, el viernes.