Reala

Crónica del Granada - Real Sociedad | Esta Real tiene alas

Oyarzabal y Zubimendi, en el banquillo del Nuevo Los Cármenes.

La vida sigue igual. La Real sumó un nuevo triunfo, el cuarto del curso. Y perdió a otro futbolista por lesión. Qué gran victoria la de anoche en Granada. Qué pena lo de Sorloth, con quien el cuadro txuri-urdin no podrá como mínimo hasta mediados de octubre. Lo mejor que puede decirse de este equipo, en cualquier caso, apunta a que los duelos ante Elche, Mónaco y Getafe, previos al parón, se pueden sacar adelante sin los tres arietes de la plantilla y sin los otros siete inquilinos de la enfermería. ¿Podrá recuperar Imanol para la causa a alguno de sus soldados? Importa. Pero importa menos con trece puntos en la buchaca después de seis jornadas, un bagaje que no responde a casualidad ninguna: hay fondo de armario, cantera y cintura táctica del entrenador para tirar millas con lo disponible. No es poca cosa. Es mucho.

Ayer dio para sumar un nuevo triunfo en el Nuevo Los Cármenes, donde la Real se sobrepuso desde la dirección de campo de Imanol a una fase de encuentro complicada. Mediada la primera parte, el equipo perdía 1-0, víctima de una tempranera cadena de errores, y además sufría para encontrar caminos hacia la portería del Granada. Lo intentaba como más le gusta, por dentro, juntando en la parcela central incluso a sus teóricos extremos Oyarzabal y Portu. Pero siempre o casi siempre aparecía una pierna rojiblanca para cortar los avances txuri-urdin. De repente, el técnico oriotarra llamó a Guevara para cogerle por la pechera y zarandearle mientras le impartía órdenes. Y esas órdenes terminaron por dar la victoria a la escuadra guipuzcoana. ¿Cuáles fueron? Vayamos por partes.

El partido había empezado con la Real pagando el precio de la fama. Todo el mundo habla bien de ella, incluidos los entrenadores rivales, que reparten elogios y a la vez le preparan a Imanol alguna sorpresita. La del oriotarra ayer solo implicó apostar por Ryan y sentar a Remiro. Mientras, la de Robert Moreno, técnico local, significó matices tácticos importantes. En contra de lo que venía haciendo, diseñó para el arranque un 4-2-3-1 en el que Montoro se encargaba de Guevara, quien ingresó en el pivote ayer, y Milla y Gonalons se repartían a Merino y a Navarro, tercera y penúltima novedad en el once visitante (también entró Zaldua por Gorosabel). Obsesionados con tapar dentro a costa de ofrecer a la Real salida exterior, los andaluces combinaron además esta actitud con una variante en su presión alta, que ejecutaban principalmente soltando arriba al extremo Rochina, y no a su interior Montoro. Otro cambio respecto a lo habitual.

Tampoco es que desarbolaran a la Real en los primeros minutos. Ni siquiera estaban siendo superiores. Pero algo incomodaron. Y algo obtuvieron gracias a los retoques. En el minuto siete, se lanzaron a presionar arriba a los txuri-urdin, de la forma descrita, y forzaron un error de Aritz en su intento de picar un pase largo a Mikel Merino. El Granada generó gracias al robo de Gonalons un saque de esquina, y este propició a su vez el 1-0, obra de un Germán cuyo par, Le Normand, llegó a dar la espalda al balón cuando este ya volaba hacia la cabeza del goleador. A los de Imanol les tocaba remar contracorriente.

Sorloth, que con 0-0 ya había despuesto de una oportunidad a centro de Zaldua, pudo empatar ipso facto a la salida de un córner. Y Robert Navarro, activo en la posición de interior diestro, dispuso de un disparo desde la frontal tras firmar una habilidosa maniobra. Ocasiones había. Pero el panorama general del encuentro no terminaba de dibujar a una Real cómoda con el contexto. ¿Por qué? Tras el tempranero gol, el equipo txuri-urdin había empezado a insistir con su habitual salida de tres, buscando encontrar pasillos interiores. Pero el Granada había reaccionado cambiando rápido a un 4-5-1 hermético por dentro y más permeable en las alas. Mientras veía a sus pupilos sufrir para perforar una medular de cemento, Imanol cogió el volante y decidió pasar a la acción.

Sí. A esta Real le gusta jugar por dentro. Juntar pases. Encontrar superioridades moviendo el balón entre líneas. Filtrar envíos entre un mar de piernas. Pero esta Real también tiene alas. Vaya si las tiene. Su míster llamó a Guevara y fue expresivamente claro con el vitoriano, quien a su vez trasladó las directrices a todo el grupo. Nada de salida de tres: salida de cuatro. Con el propio Guevara por delante. Con Merino y Robert Navarro ganando altura para amenazar el área desde los carriles interiores. Y, sobre todo, con Portu y Oyarzabal pegados a la línea de cal. "¿Que nos ofrecen las bandas? Pues las aprovechamos", debió pensar Alguacil.

Faltaba casi un cuarto de hora para el descanso, tiempo que transcurrió entre interrupciones, faltas y disputas que no presagiaban nada bueno. Le restaban ritmo al partido, justo lo que necesitaba una Real a la que también parecía penalizar, más que al adversario, el irregular estado del césped. Sin embargo, después del intermedio empezó por fin a fluir la idea de Imanol. Portu y Oyarzabal ensanchaban al Granada. Navarro y sobre todo Merino merodeaban con muy mala idea el espacio entre los laterales y los centrales locales. Y un excepcional Sorloth ponía de su parte fijando a los centrales.

En el minuto 50, Aritz recibió el balón en defensa, miró hacia delante y vio a Portu abierto en la derecha, con línea de pase clara. El centro del murciano terminó en ocasión de Oyarzabal, rechazada por Maximiano a córner. Y a la salida de este, Aritz se redimió de su error previo al 1-0 marcando el empate. Todavía quedaba mucho partido, pero el resto de la película apenas encontró ya cosas nuevas que contar. La Real siguió a lo suyo, explorando las mismas vías, y encontró otros dos goles a través de ellas. Merino hizo el 1-2. Y luego le tocó al defensa beasaindarra, actuando de lateral tras la entrada de Zubeldia, provocar que Gipuzkoa entera gritara gol. Cuando su derechazo besó la red del Nuevo Los Cármenes, la parroquia se despojó de toneladas de rabia, porque el momentáneo 2-2 respondía única y exclusivamente a un accidente, a un penalti innecesario de Guevara. Le llaman Realada. O le llamaban. Porque en verdad hace tiempo que no vemos consumarse ninguna. Hasta en eso ha crecido este equipo. Que pase el siguiente. Pero sin más lesiones, por favor.

24/09/2021