Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar el impresionante enclave del Hayedo de Montejo, puedes ser protagonista de un misterioso fenómeno: oír risas, ver destellos de luz parpadeante o escuchar una música de estilo celestial.
Pero no te asustes. Son hadas y seres mitológicos que se encargan de proteger los recursos naturales y ayudar a las personas de muchas maneras. Continúa por tu sendero disfrutando, sin apartarte de tu camino, del conocido juego de quién reconoce más especies, salvo que prefieras formar parte para siempre de la fauna de este hermoso paisaje.
Cuenta la leyenda que antiguamente el bosque estaba habitado de duendes y hadas que allí vivían en paz y armonía tales seres mágicos. Pero que al verse éstos invadidos por entidades humanas muy escandalosas y curiosas, decidieron, haciendo uso de sus poderes mágicos, una estrategia para terminar con la perturbación e intrusión de su hábitat. Atraían a los visitantes con engatusadores cánticos, caricias y juegos para llevárselos hasta su guarida de huecos y escondrijos favoritos a lo largo del río Jarama, para convertirlos en animales.
Una vez dentro de las madrigueras, las hadas y demás seres fantásticos transformaban a los seres humanos en jabalíes, corzos, tejones y en multitud de pequeños vertebrados que iban poblando los alrededores del bosque, y, los más insensatos, los convertían en insignificantes pedruscos para que nadie que visitara el hayedo pudiera reconocerlos.
‘Laboratorio vivo’
Se desconoce si se seguirá cumpliendo la leyenda, pero lo que es evidente es que el imponente Hayedo de Montejo posee 833 especies de flora y 194 especies de vertebrados, muchas de ellas endémicas. Especialmente en otoño, merced a las tonalidades que adquieren sus árboles, y cuyas impresionantes hayas de más de 500 años de antigüedad y 25 metros de altura (parecen ser, parafraseando a Tagore, el fuego de la tierra para hablar con el cielo) conviven con robles centenarios, acebos, fresnos, corzos, jabalíes, garzas.
El Hayedo de Montejo, merced a su riqueza ecológica, se ha convertido en un laboratorio vivo en el que se están estudiando, por ejemplo, las consecuencias que el cambio climático podría tener en los hayedos centroeuropeos.
Por otra parte, diversas universidades han realizado estudios sobre su riqueza biológica.
No en vano, las 250 hectáreas de este hayedo forman parte de la Biosfera de la Sierra del Rincón y en 2017 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Una distinción que reconocía su particularidad como hayedo natural, enclavado en la zona meridional de Europa. Admirar este hayedo es para el visitante como una medicina que sana su interior.
Zonas de ocio y actividades
El enclave del Hayedo de Montejo cuenta con un área recreativa con mesas y fuentes a la entrada del mismo. Sin embargo, las visitas al propio hayedo, al tratarse de un Espacio Natural Protegido, están limitadas y son siempre gratuitas y guiadas por parte de Educadores Ambientales.
Un 50% de los pases de visita pueden conseguirse a través de reserva previa online. El otro 50% se reserva para adquirirlos de forma presencial y se entregan por orden de llegada el propio día de la visita y se pueden adquirir hasta que se agoten en el Centro de Información de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón (Calle Real 64, Montejo de la Sierra).
El programa de educación ambiental que se desarrolla en este hayedo pretende mostrar a sus visitantes la singularidad de sus recursos naturales, pero siempre respetando y defendiendo su conservación. En las sendas guiadas y gratuitas se descubren los oficios del bosque y los secretos de las aves del hayedo. De hecho, el hayedo tiene música para los que saben escuchar.
Además de visitar este bosque, se puede aprovechar la visita para hacer una extensión a la Sierra del Rincón. Desde pasear entre las casas de piedra, museo etnográfico y áreas interpretativas de los hermosos pueblos serranos de Montejo, La Hiruela, Prádena, Puebla de la Sierra y Horcajuelo hasta admirar grandes saúcos, fresnos, desmochadas, arces y salgueras. O montar a caballo, hacer ciclismo. Sin perder de vista su gastronomía rural: los judiones de Montejo, las migas de pastor y la carne de la zona. Entre las necesidades biológicas y anímicas humanas, la naturaleza es la parte más increíble de la vida. Descubrir este hayedo es un buen ejercicio de autodescubrimiento y crecimiento personal.