Aunque muchos vascos eligen el Mediterráneo para pasar unos días de descanso en Semana Santa o visitar capitales europeas, también hay quienes disfrutan de los rituales religiosos de estas fechas. Y para ello no hay que viajar hasta Andalucía.
Dentro de Gipuzkoa, la Semana Santa más conocida es probablemente la de Segura, pero en el extremo oriental del territorio encontramos otra cuya historia se remonta, al menos, al año 1602. Según la información del propio Consistorio, esta fue adquiriendo fama a lo largo del siglo XX, lo que atrajo a figuras ilustres a presenciar el Santo Entierro como la reina Victoria de Inglaterra (que visitó la ciudad en 1889 y 1906), el rey Eduardo VII con el príncipe Alberto de Prusia o André Citröen acompañado del pintor Ignacio Zuloaga.
Viernes Santo
El Viernes Santo, a las 17:00 de la tarde, tienen lugar los actos litúrgicos en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, con la representación en el presbiterio del Descendimiento.
La representación se inicia con la salida de 19 soldados desde los soportales del Ayuntamiento para, al son de una antiquísima marcha cadenciosa y solemne, dirigirse a la Iglesia, ubicada en el extremo de la calle Mayor y una vez en el interior del templo ambos se sitúan cerca del altar. Allí se escenifica el Descendimiento de Cristo de la cruz. La imagen del Cristo articulado y la cruz fueron regaladas a la villa el año 1777 por fray Jerónimo de Estella. Tras esto, en un impresionante silencio, se retiran la corona de espinas, la inscripción de la cruz y los clavos, y se introduce el cuerpo en un ataúd de cristal cubierto con un velo.
Finalizada la vigilia, hacia las 18:00, desde la misma parroquia, lenta y silenciosamente, recorren las calles del casco histórico los siete pasos con imágenes datadas de entre los siglos XIV y XVII. Es la conocida Procesión del Silencio.
Los pasos de la procesión, portados por 42 personas que heredan este honor de padres a hijos, han sido durante muchos meses arreglados y vestidos. Entre las 227 personas que intervienen nunca faltan los 12 apóstoles encarnados por arrantzales y baserritarras del pueblo. A ellos se suman los diversos cofrades de penitencia y los característicos Jaungoiko Gaurdatzaileak (Guardianes del Señor) que representan a 19 centuriones romanos.
El coro parroquial se sitúa en lugares estratégicos para cantar algunas piezas al paso del cortejo. Cuatro costaleros conducen cada paso, excepto los seis del primero y los ocho del Crucificado.
Tras el recorrido se retorna de nuevo a la iglesia parroquial para proceder al Entierro de Cristo. Con el cántico del Zutik gurutze ondoan (de pie todos junto a la cruz) terminan las ceremonias del Viernes Santo.