Álvaro Djaló era un auténtico desconocido para la familia del Athletic y hoy, ya integrado en ella, no pasa desapercibido. No en vano concita todas las miradas cada vez que salta al verde. Y ayer contra el Celta se llevó gran parte de los flashes. Fue salir y, apenas a los cuatro minutos, realizar un buen movimiento dentro del área que le permitió usar la cabeza para aprovechar un perfecto servicio de Iñaki Williams desde la banda derecha. En 145 minutos y su cuarta aparición ha estrenado su cuenta como goleadora como león.
A falta de disputar su primer encuentro completo, Djaló, de 25 años, debutó en esta nueva etapa futbolística frente al Valencia, siendo titular y sustituido por Nico Williams en el minuto 58. Ante el Atlético de Madrid entró en el 63 y en Leganés contó con los primeros 56. Ante el cuadro celtiña relevó a Gorka Guruzeta en el 76.
Muchas esperanzas se encuentran en él depositadas ya que este chaval, que marchó con 17 años a Portugal para probar suerte en el fútbol del máximo nivel, ha brillado con luz propia en el país luso y en las filas del Braga, con el que, en dos temporadas, hizo siete goles en los 18 partidos que llegó a jugar en competiciones europeas. Sabe lo que es jugar la Champions. Su experiencia puede venirle bien a un Athletic que en estas lides reaparece el jueves en Roma y que lleva siete años sin viajar por el continente más que en amistosos de pretemporada. Por otro lado, la inversión realizada en el traspaso, 15 millones de euros y otros cinco y medio en variables, ha creado grandes expectativas en el rendimiento que vaya a ofrecer.
Además, aquella otra 'puesta de largo' en San Mamés, con la zamarra de la selección de Euskadi que preparó Jagoba Arrasate allá por marzo también despertó el interés de la afición athleticzale al dejar palpables chispazos que le pueden permitir destacar sobre el verde en este regreso a Bilbao que, si el contrato firmado se cumple, le llevará a ser rojiblanco al menos hasta 2029. De hecho, fue el autor de la diana de la tricolor en aquel amistoso que concluyó 1-1 ante la Uruguay de Marcelo Bielsa.
Pero Álvaro no lo tiene fácil para brillar. Hoy día se ve obligado, sin ser uno de los fijos, a que todo le salga bien y agradar en las oportunidades que se le vayan concediendo en este calendario que para su club se extiende durante el presente curso hasta las cuatro competiciones. La competencia es feroz, Ernesto Valverde quiere contar con él y en las bandas el overbooking es considerable porque los hermanos y Berenguer cuentan con prioridad, por lo que, por ahora, el lugar más acomodado por el míster para que aporte es el de ´9', esperando turno por detrás de Guruzeta y, por ahora, por delante de Javi Martón. No es su puesto natural con sus 175 centímetros pero, al parecer, le va a tocar lidiar con ello.
El testarazo del jugador de Otxarkoaga ante el cuadro gallego vino en lo colectivo a cerrar un choque en el que el Athletic volvió a evidenciar que, a nivel de juego, no está como acostumbró el curso pasado pero saca sus compromisos, los últimos tres de una tacada, a base de una pegada letal. Y en lo personal le va servir para adquirir una confianza, a la vez que enterrar las dudas que han podido ir apareciendo acerca de sus aptitudes. Le a venir de perlas en todos los sentidos después de que tuviera que perderse el tramo final de la pretemporada y las dos primeras convocatorias oficiales ante Getafe y Barcelona debido a la lesión que padeció en el recto femoral de la pierna izquierda.