España es el país por excelencia de los bares. Y uno de los máximos exponentes de esta realidad es una localidad oscense que ostenta el récord de ser el pueblo con más bares por habitante.
Sallent de Gállego una pequeña localidad pirenaica en la ribera del embalse de Lanuza tiene 15,7 bares por cada mil habitantes, 23 establecimientos, según un informe de la Federación Española de Hostelería (FEHR) y Coca-Cola. Detrás se sitúa Comillas, en Cantabria, y Peníscola, en Castellón.
La propia web de Turismo Sallent de Gállego registra actualmente 21 establecimientos de hostelería y restaurantes, una cifra nada desdeñable para una población de 1.557 habitantes según los datos de 2022 del Instituto Nacional de Estadística.
Pero no es este despliegue hostelero el principal atractivo del pueblo. Sallent es una localidad con numerosos encantos turísticos y su inmejorable situación a los pies de los Pirineos le permiten un turismo de naturaleza y senderismo con decenas de enclaves dignos de visitar. De ahí su amplia infraestructura hostelera.
Esta localidad situada en la cabecera del Valle de Tena, a 1.305 metros sobre el nivel del mar y en pleno corazón del Pirineo Aragonés, es uno de los municipios con más picos de 3.000 metros, siendo la población punto de partida para su ascensión. Sus paisajes ofrecen infinidad de posibilidades, especialmente la práctica de deportes de montaña y aventura.
Sallent de Gállego es uno de los pueblos más bonitos de Huesca. Está cobijado bajo la mole calcárea de Foratata, que a veces muestra una apariencia humana. Su exuberancia de piedra domina un paisaje pirenaico de gran belleza.
Por el sur discurren están las aguas mansas del pantano de Lanuza y cerca podemos disfrutar de la estación de esquí de Formigal para practicar con comodidad deportes de invierno, lo que hace de esta localidad un lugar ideal para alojarse en los meses de invierno y verano.
El río Aguas Limpias (que también da nombre a un balneario urbano) divide el pueblo en dos y en la margen izquierda está e barrio del Paco, que ha concentrado buena parte del reciente desarrollo urbano. A través de un puente medieval del siglo XVI construido por el guipuzcoano Juan de Barrabica se accede a la otra barriada de Sallent, donde el visitante podrá encontrar lo más valioso de la arquitectura popular tensina, representada en varios edificios de origen infanzón levantados durante los siglos XVI y XVII.
De este conjunto, localizado fundamentalmente en las calles Penezuela y de la Iglesia, hay que resaltar varias viviendas que aunque profundamente alteradas todavía guardan elementos estructurales originales. Son Casa Caperán, Casa Lorentón o Casa Félix. Más recientes pero igualmente valiosas son Casa Socotor y Casa Menin, construidas en el siglo XIX. Pero por su antigüedad el edificio más valioso es la Torre de los Marton (s. XVI-XV), disminuida en su altura original aunque todavía conserva una ventana geminada y varias saeteras.
La iglesia de la Asunción descuella en lo alto del pueblo en el barrio del Vico. Es el otro gran monumento de Sallent de Gallego. Pertenece al gótico tardío aunque se levantó sobre una antigua edificación de origen románico. En la historia de su construcción encontramos también algunas pistas sobre la importancia que tuvo Sallent en el pasado.
Uno de los cercanos sitios dignos de visitar es la cascada de El salto de Sallent, a la cual se accede por una agradable ruta de unos 25 minutos de recorrido.
Actualmente, lo que se conoce como municipio de Sallent de Gállego comprende los núcleos de Sallent, Formigal, Portalet, Lanuza, Escarrilla, Tramacastilla de Tena y Sandiniés.
Cualquiera de ellos merece la pena una visita. Sobre todo el coqueto pueblo de Lanuza, a orillas del pantano del mismo nombre y que permite vistas inigualables.