donostia – Amara Berri es un barrio grande y plural. Tan grande que hasta se puede hablar de zonas, lo que no significa que no se puedan sumar fuerzas para que las reivindicaciones consigan tener una mayor repercusión.
Entre las iniciativas que nacen y crecen en Amara en este sentido se halla el Día de Amara Berri, que se llevó a cabo el día 23 de octubre con un éxito que ni los propios organizadores podían prever.
Tanto es así, que esta cita ha llegado para quedarse. Sin fecha fija todavía, aunque todo parece indicar que seguirá llevándose a cabo en octubre, el Día de Amara Berri podría desarrollarse en sucesivas ediciones bajo distintos lemas y en defensa de distintas reivindicaciones, como las personas mayores, la acogida de quienes llegan de otros países, las necesidades de los más pequeños...
Iñaki Olasagasti y Xabier Berridi, de la asociación de vecinos de Amara Berri y la plataforma Gobernu Zibila Kulturetxe, respectivamente son conscientes de que cada zona del barrio tiene distintas necesidades y que son las que defienden. Lo importante es acudir "a cada calle, a cada portal" para poder obtener la información necesaria y realizar así una reivindicación conjunta y más fuerte.
Abunda Olasagasti en que Amara Berri es un barrio "construido por partes". Cada parte, insiste, "tiene su forma de ser y de relacionarse. Por eso cuesta mucho hacer las cosas". Y es que Amara Berri, ahora que les han restado los habitantes de Morlans y Riberas de Loiola, supera los 23.000 vecinos y vecinas, con una importante presencia de población migrante, especialmente latinos, que trabajan, viven y estudian en el barrio.
Coinciden ambos en que en Amara han existido históricamente barreras que han separado las distintas zonas, que han tomado fundamentalmente la forma de avenidas divisorias: Carlos I, avenida de Madrid o la plaza de Irun que separa a Osinaga y Sancho El Sabio. Así se delimitan las cuatro zonas principales de Amara Berri.
"Son cuatro pueblos en un pueblo y en la gente que vive en cada zona se conoce, se saluda. Nuestro empeño es hacer un barrio", destaca Berridi. Iñaki Olasagasti llama la atención sobre la importancia que ha tenido "salir a la calle" para sumar y aunar demandas y aportaciones.
"Salimos con las mesas para que se nos conociera, para poder tener más fuerza como barrio y para acercar a los vecinos y vecinas a la asociación", insiste Olasagasti.
Y es que en las reuniones de la asociación las caras que se veían eran siempre las mismas. Había llegado el momento de cambiar de política y se hizo, llevando la asociación al vecindario.
Reuniones, carteles y encuestas para ir recogiendo aportaciones aunque, reconocen, echan en falta la implicación de los y las amaratarras más jóvenes.
Esto, destaca Berridi, evidencia que es fundamental cambiar la forma de proceder, dejar atrás esa dinámica de reuniones "con post-it" y de tormenta de ideas.
"Hemos aprendido que llegar a las 23.000 personas del barrio con temas generalistas es muy difícil, que hay que ir casi a cada portal porque las ratas de tu calle les preocupan a los de tu calle", añade.
"Estamos obsesionados con las reuniones y las charlas y eso se ha acabado. Hay que hacer participar a la gente yéndole a buscar, preguntándole en su portal. Entonces sí llegan las propuestas", abunda.
Además de unificar criterios en materia de reivindicaciones urbanísticas, lo que la asociación pretende, es trabajar "la parte lúdica y cultural", un terreno en el que lograr aunar intereses es más sencillo.
Olasagasti recuerda, por ejemplo, que se ha dado "el salto" en la organización de fiestas como la de Santo Tomás, que ha crecido y abandonado su cómodo rincón junto a Arcco Amara para pasar a la zona de Armerías.
Porque el objetivo es sumar. De ahí que la asociación llegara a cambiar de nombre, pasando de llamarse Asociación de Vecinos de Amara Osinaga a Asociación de Vecinos de Amara Berri. Desde su génesis con su denominación inicial han pasado ya 25 años. Este es el año en el que la asociación celebra sus bodas de plata.
"Queremos hacer barrio, aunque seamos conscientes de las diferencias", insiste Olasagasti.
El Día de Amara Berri, que nació de la Auzo Mahaia que propicia el Ayuntamiento de Donostia, ha echado a andar con este fin y la respuesta fue excepcional ya que, además de un gran número de ciudadanos, sumaron sus fuerzas muchos colectivos como el centro escolar Amara Berri, la Asociación de Padres y Madres (AMPA) de Amara Berri, el colegio Catalina Erauso, el colegio Karmelo, la AMPA del Karmelo, el Instituto Politekniko, Ikasbide Kultur Elkartea, AAVV Abae, Ilunki Elkartea, Chernobil Elkartea, AEK euskaltegia, Urrats euskaltegia, Hogar del Jubilado Gure Egunsentia, Gobernu Zibila Plataforma, Arcco, Federación Mercantil -Amarako Merkataritza, Haurtxoko y Gazteleku municipales, la casa de cultura Ernest Lluch y el Departamento de Participación Ciudadana del Ayuntamiento.
Las actuaciones y las mesas que se colocaron eran de organismos y grupos del barrio. Tal fue la respuesta que incluso los amaratarras se sorprendieron al ser conscientes de la actividad que se desarrollaba en el barrio y que, en muchos casos, desconocían. Además, insiste Olsagasti, nadie quiso quedarse fuera, destacando también la aportación de los centros escolares.
El encuentro seguirá más seguro, con mucho aprendizaje adquirido en el debut. "El debate que surgió en torno a dónde realizar el día es muestra de que Amara Berri es un barrio con zonas. Algunos proponían un escenario y otros, uno muy diferente", evoca Berridi.
Pero, afirman, "en muchas actuaciones estelares ha habido coincidencia y nos involucramos todos", como en la batalla por tranquilizar el tráfico en Carlos I, la mejora de la plaza de los Estudios o de los Soldados, etc. Porque, más allá "de temas de alcantarillas y árboles", hay otros de interés general, "culturales, de enseñanza...".
El PAM! de Amara, realizado con Paisaje Transversal, es para la asociación y otros colectivos que operan en el barrio casi un guión a seguir, que nace y crece de la mano de los vecinos a los que el equipo que realizó las propuestas sondeó de diversas formas.
Algunas de las actuaciones que se encuentran en ese plan ya se han ejecutado (mejora de Sancho el Sabio, Isabel II...), pero quedan muchas cosas por hacer y en primer lugar se coloca la remodelación de las plazas de Armerías y Ferrerías. "El Ayuntamiento o cualquier Administración afectada lo tiene todo fácil consultando este plan", asegura Olasagasti.
De momento, aunque destacan que la "carta a Olentzero" es cada vez más pequeña por los logros alcanzados, el Ayuntamiento se ha comprometido a destinar 100.000 euros "para llevar adelante un plan participativo" que tiene como fin preparar al detalle la intervención en Armerías y Ferrerías.
De esa carta de deseos no se han caído propuestas como la reurbanización de la segunda parte de Isabel II y la de Felipe IV, la dotación de una zona cubierta al patio de Amara Berri en Morlans, la reforma del suelo de la plaza de Cofradías y la de la plaza de Etxeberriak (retirando los escalones que quedan), la mejora de distintos pasos de cebra (colocándolos elevados) y otras obras de diverso calado.
Además, en la lista se llama la atención al Consistorio y otras administraciones sobre "algunos puntos calientes" del barrio, tales como la mejora de la situación del subterráneo de la plaza de los Soldados, la falta de pediatras euskaldunes en el ambulatorio de Amara Berri, la adopción de medidas en torno a los partidos en Anoeta (aparcamiento, comportamientos incívicos, etc.), la elaboración de un Plan Rector del Arbolado o la insistencia en una demanda "que hace coincidir a todo el mundo", poder hacer uso de la edificación del Gobierno Civil como centro cívico en el que desarrollar actividades y propuestas al alcance de todo tipo de público, la apuesta clara por impulsar el uso del euskera, etc.
En definitiva, el barrio se hace sin pausa y sin prisa e, insisten Olasagasti y Berridi, escuchando, tomando nota y sumando.
Las asociaciones reconocen que en Amara "hay como cuatro pueblos en un pueblo" y que hay que ir a cada calle
a recoger aportaciones