Donostia: Áncora pide paralizar la obra del Barandiarán por el "recorte" de las vidrieras

La asociación de Defensa del Patrimonio Áncora ha solicitado a las instituciones que paralicen la obra de transformación del antiguo café Barandiarán por el "recorte" de las vidrieras, que se puede apreciar en la fachada, ya que las actuales puertas son más estrechas que las anteriores y el motivo decorativo se ha adecuado a la anchura actual.

La entidad ha enviado sendas denuncias al departamento de Urbanismo del Ayuntamiento y al servicio de Patrimonio de la Diputación, en las que aseguran que "las últimas actuaciones en el local no se ajustan a la licencia concedida".

Áncora señala que el establecimiento, que se convertirá en Antonio Bar, proyectado en 1925 por el arquitecto Pablo Zabalo, está considerado el mejor local Art-Déco de Gipuzkoa y era "el último café histórico que quedaba en la ciudad y a nivel del País Vasco constituyó un referente en el diseño de interiores, al conservar el estilo característico de la época de entreguerras".

Según señala Áncora, "la sorpresa ha surgido al detectar que las nuevas fachadas no corresponden al proyecto aprobado por Diputación". "Las alteraciones son perceptibles a simple vista, si comparamos las fotografías previas a la intervención con el estado actual", dice la asociación, que añade que "se han modificado arbitrariamente las medidas de los huecos, desafiando cualquier regla compositiva y estética" y ahora las ventanas son más pequeñas.

La modificación del tamaño de las jambas "resulta muy evidente y las vidrieras de Mauméjean ya no encajan en los marcos, optándose por recortar "a la brava" todos sus laterales o extremos", se quejan.

Áncora recuerda que la obra de transformación del bar Barandiarán para acoger un nuevo establecimientos hostelero ya contó con una primera paralización cuando se picó el revestimiento externo de mármol sin permiso.

Ello origió una suspensión de la obra en mayo de 2021 y la apertura de un expediente sancionador, además de la obligación de reconstruir las fachadas del Boulevard y la calle Mayor.

Tras aquel episodio, los dueños tuvieron que presentar un proyecto que, según señala Áncora, garantizaba la conservación de las seis vidrieras históricas y replicaba los paños exteriores con los mismos materiales y dimensiones originales, manteniendo intacta su imagen.