El Ayuntamiento de Donostia dará el martes su aprobación a la licencia de derribo de los edificios 11, 13 y 17 de la calle Amara, que se encuentran en muy mal estado y no tienen ya inquilinos.
Aunque en su momento, el Consistorio estudió la rehabilitación de estas viviendas de propiedad municipal, finalmente optó por derribarlas. Según señala el informe municipal que acompaña la licencia de demolición, en el caso del edificio 13 las carencias "son tan importantes que una hipotética actuación de rehabilitación, regeneración y valorización tendría que ser una intervención integral con vaciado de forjados". La estructura "se encuentra en una situación tan grave, de previo colapso, que no permite ningún planteamiento sin una actuación integral", dice el documento.
El coste de la rehabilitación "superaría con mucho lo que se denomina urbanísticamente como ruina económica", añade el análisis técnico, que considera que "la hipótesis de rehabilitación, regeneración y valorización no es viable".
Por ello, el Ayuntamiento ha encargado un proyecto de demolición para las tres construcciones, que tiene un presupuesto de 504.621 euros (IVA incluido).
Desde que hace dos años, el Consistorio tomase la decisión de derribar estos inmuebles, ha ido negociado uno a uno con los 19 inquilinos.
Algunos de los moradores de las viviendas, construidas a mediados del siglo XX para trabajadores municipales y sus familias, aceptó su traslado a Morlans de modo transitorio, mientras que otros defendieron su derecho a mantenerse ya que, tras la defunción de los titulares, habían seguido pagando las rentas al Ayuntamiento y defendían que tenían derechos sobre los pisos.
Entre los residentes ya no quedaban trabajadores municipales en activo, pero sí viudas y algunos familiares.
Apartamentos Ya desde 2018 existía un proyecto para hacer desaparecer estas tres construcciones y crear en su lugar 80 alojamientos dotacionales para jóvenes o mayores, aunque la cuestión quedó parada y, hasta el momento, el Ayuntamiento no ha dado a conocer sus planes para estas parcelas de Amara Zaharra. Junto a ellas se han construido gran cantidad de viviendas de la zona baja del nuevo entorno de San Bartolomé.
El desalojo obligado de estas construcciones no solo afectó a las familias que residían en ellas sino también a las asociaciones que ocupaban locales en los bajos, como la asociación vecinal Amara Bai y Amara Kirol Elkartea, que tuvieron que trasladarse a otros emplazamientos.
Ya en octubre de 2018, el Ayuntamiento valló el entorno de estas construcciones para evitar que cualquier desprendimiento pudiera provocar daños a los viandantes.