Levantar el freno a los cambios de tráfico y culminar las distintas actuaciones iniciadas en materia de movilidad son algunos de los retos a los que se enfrenta desde ya la nueva Corporación donostiarra, que tomará posesión de sus cargos el 17 de junio.
Las abundantes críticas por los cambios de tráfico iniciados para llevar a cabo una reordenación viaria que permita en primer lugar peatonalizar el frente del Buen Pastor, y cortar el tráfico privado de otras calles cercanas, llevaron al gobierno municipal liderado por Eneko Goia a pisar el freno y retrasar la toma de decisiones sobre algunos detalles esenciales de la futura Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Por ejemplo, se pospusieron decisiones como si las motos y los coches eléctricos tendrán o no totalmente vetado el acceso al espacio comprendido entre el Boulevard, el río, la calle Easo y La Concha.
Las reuniones entre formaciones municipales para abordar los futuros cambios quedaron abortadas, después de que algunos corporativos criticasen públicamente las decisiones que se estaban barajando.
Los cambios de sentidos de calles en el Centro de Donostia se ejecutaron a principios del pasado verano y no convencieron a muchos. Los atascos veraniegos no ayudaron a tranquilizar los ánimos. Y eso que era solo el aperitivo de una reordenación viaria mucho más ambiciosa teóricamente apoyada por todos menos el PP, aunque el PSE destacó enseguida su malestar por, por ejemplo, el giro de autobuses de Urbieta a San Martin.
Con la incógnita aún de quién se hará cargo de la concejalía de Movilidad dentro de un gobierno municipal del PNV y el PSE, Donostia inicia esta legislatura con el tráfico sobre la mesa. Goia advirtió en marzo de que, para crear una zona cerrada al tráfico general deben existir “indicadores objetivos” que lo justiquen, lo que podría dar pie a modificar los límites de la ZBE anunciada hasta el momento.
La socialista Marisol Garmendia, por su parte, dijo que revertiría los cambios aplicados si ganaba las elecciones. No lo hizo, pero su opinión puede tener peso en el nuevo Ejecutivo local.
De cualquier modo, de aquí a 2027, Donostia afrontará otros notables cambios relacionados con el tráfico y el transporte. Para empezar, el nuevo ramal del Topo empezará a funcionar en 2026, según las previsiones y si no se producen imprevistos como los acaecidos debajo del túnel de La Concha, aún sin finalizar.
Además, el Topo ampliará la estación de Anoeta bajo tierra y abrirá un nuevo acceso en el lado de la carretera de Hospitales. La obra, que comenzará este verano, también tendrá que estar finalizada para 2026.
El nuevo ramal del Topo supondrá un cambio drástico en la movilidad, porque ofrecerá servicio cada 7,5 minutos en vez de cada 15 como ahora. Se prevé que más de 11.000 viajeros se cambien al Topo, lo que afectará tanto a las líneas de Lurraldebus, que conectan la capital con otras poblaciones del territorio, como Dbus, que perderá un 7% de usuarios, según las prospecciones realizadas. Esta circunstancia, por lógica, conllevará una reordenación de las líneas que resulten más afectadas.
Una de las que cambiará a lo largo de la legislatura que ahora comienza será la 17, entre Hospitales y Gros, con el fin de acercar de modo continuo a viajeros de este último barrio a la línea del Topo en Anoeta. El Bus Eléctrico Inteligente (BEI) funcionará solo con autobuses eléctricos y tendrá sus propios carriles preferentes, como en Vitoria, pero aún no ha dado pasos visibles.
La finalización de la obra de transformación de la Estación del Norte en una parada que incluya el TAV será otro de los hitos de la movilidad de Donostia en esta legislatura, siempre que el tren rápido llegue efectivamente al trazado guipuzcoano en dirección a Francia.
Viviendas
Pero, además de moverse, los donostiarras seguirán necesitando que la ciudad cuente con nuevas viviendas y a precios más asequibles que los actuales, que siguen mandando fuera de la ciudad a no pocos ciudadanos (4.000 desde 2011, según informes forales). Este es otro de los principales retos que a los que se enfrenta la capital guipuzcoana para retener a sus jóvenes, los que menor poder adquisitivo tienen.
Los demandantes de vivienda pública, además, se calculan en unos 10.000, de los que 4.000 serían jóvenes, lo que deja clara la necesidad de vivienda protegida. Pero en este punto hay dos visiones enfrentadas en el seno de la Corporación. El Gobierno municipal ha defendido crear muchos pisos para afectar a los precios del mercado, con un 40% de viviendas tasadas y protegidas, el mínimo al que obliga la ley. Las formaciones situadas más a la izquierda, por su parte, han reclamado aumentar la cantidad de pisos sociales y han criticado la elevada densidad de algunas promociones previstas.
La apuesta del equipo de gobierno de Goia ha sido también convertir el solar de los cuarteles de Loiola en un nuevo barrio con 1.700 viviendas. Para ello, el Ayuntamiento ha aprobado ya solicitar un crédito que le permita completar los 73,3 millones de euros que costarán las 17,5 hectáreas militares. Pero, por el momento, la firma de la compraventa no se ha llevado a cabo y el Ejecutivo local en funciones deberá firmarla cuanto antes para evitar cambios de criterios en caso de que el Gobierno de Sánchez sea sustituido por otro del PP, por ejemplo. El equipo de Goia no oculta su “inquietud” por la situación y recuerda que ha cumplido su parte del preacuerdo. “Falta algún trámite del Gobierno de España, pero lo que queremos es firmar y pagar”, recalcan.
Además de abordar esta gran operación, perseguida por Donostia desde épocas de Xabier Albistur y que, en el mejor de los casos no será realidad en este mandato, la ciudad debe culminar los conjuntos residenciales ya tramitados en El Infierno, Illarra y Ciudad Jardín, donde ya hay obras. Se desconoce aún cuál será el ritmo de otros proyectos, como el de Añorga Txiki, Zardoya, en Herrera, o Riberas de Loiola, donde grupos vecinales han criticado la alta densidad o inadecuada localización.
En principio, el Consistorio tiene en cartera en 2.000 y 3.000 nuevas viviendas para el nuevo cuatrienio, tanto de precio libre como protegido. La segunda fase de Txomin Enea, una vez trasladada la cárcel a Eskusaitzeta, que ya se encuentra muy avanzada, podrá comenzar pronto.
Para más adelante quedan los planes de Aldakoenea, en Egia, donde existe un proyecto para modernizar el entorno con 300 nuevos pisos, ascensores y eliminación de viejas casas. La propuesta, presentada hace cinco años, no ha avanzado en la última legislatura.
El nuevo Plan General, que empezó el pasado año su revisión para diseñar la Donostia del futuro, podría crear nuevas directrices diferentes a las que han regido hasta el momento, que no se han cumplido en grandes aspectos. El proyecto de ordenación de la nueva Donostia debe aprobarse en esta legislatura, adecuándose a la realidad y a las nuevas necesidades de la ciudad. El vigente hasta ahora, aprobado en 2010, contemplaba la construcción de un elevado número de viviendas, del que solo se han ejecutado el 28%.
Pero la apuesta por la vivienda no es el único reto al que se enfrentará la capital guipuzcoana en el nuevo mandato que comienza estos días. La actividad económica, con el impulso de suelo industrial y empresarial en zonas como Eskusaitzeta y Miramon, será uno de los objetivos del nuevo Ayuntamiento, una finalidad compartida por todas las formaciones políticas. El solar trasero de Illunbe también podría añadirse al parque empresarial de Miramon si prosperan las ideas barajadas en los últimos años.
La apuesta por que Donostia afiance su carácter de ciudad de la ciencia y la innovación seguirá en el mandato que ahora comienza un objetivo compartido por todas las formaciones municipales. La implantación de la empresa Viralgen en Miramon, que ha sido comprada por Bayer, ha marcado un nuevo peldaño en el carácter científico que ya tenía capital guipuzcoana, que pretende ser un imán para firmas internacionales. Actualmente, más de 5.000 personas trabajan en Donostia en campos tecnológicos y científicos, un rama que pretende potenciar el Ayuntamiento.
La segunda Talent House, en el alto de San Bartolomé, se abrirá próximamente para dar cobijo a profesionales de este sector.
La innovación también tendrá un nuevo punto llamativo con la construcción del Goe, la segunda sede del BCC en Gros, un proyecto que ha contado con oposición vecinal pero que el Gobierno municipal ha defendido sin fisuras y que EH Bildu no ha rechazado.
Pero la capital guipuzcoana tiene otros deberes pendientes para completar en los próximos años. Por ejemplo, la elaboración de un Plan Especial para la Parte Vieja, necesario después de que el barrio haya sido declarado Conjunto Monumental, para poder llevar a cabo obras y mejoras de todo tipo sin desvirtuar el espacio.
Peine del Viento
Otros entornos destacados por su riqueza paisajística y patrimonial, como el Peine del Viento, también tienen que hallar una solución para su futuro en esta legislatura. El muro de hormigón colocado para contener los desprendimientos de la ladera iba a ser temporal pero se está convirtiendo en definitivo. La solución final aún no se ha encontrado, pero es una tarea pendiente para el Año de Chillida, que se conmemorará en 2024, al igual que el tratamiento del suelo para que puedan transitar por él sillas de ruedas.
La renovación de la zona deportiva de Anoeta es otro de los retos que debe atarse en este cuatrienio. La renovación del miniestadio, que tendrá lugar en los próximos años, no es la única previsión en este punto, pero es necesario acordar la financiación para otras mejoras, como la transformación de Illunbe en un espacio polivalente. La venta del campo de fútbol a la Real planea sobre la mesa.
Estas y otras tareas se hierguen ya sobre los despachos del Ayuntamiento de Donostia, que tendrá también que rematar actuaciones de barrios más alejados del centro, como la mejora de la segunda fase de la boulevarización de Añorga, que quedó sin terminar, y la rotonda de Martutene, con el proyecto ya aprobado y pendiente de hacerse realidad.
Mejorar la seguridad en algunos puntos de la ciudad, para lo que se ampliará algo la plantilla de la Guardia Municipal, está previsto. También se abrirá finalmente el edificio de la Pescadería, con su mercado, pista deportiva y ambulatorio.
La atención social a las personas que lo necesitan seguirá siendo uno de los retos de Donostia. La reanudación de las obras en Villa Salia, en Jai Alai, interrumpidas por la quiebra de la constructora, permitirá contar con un espacio en condiciones para atender de día a las personas sin hogar y acoger otros servicios sociales.