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El lavadero centenario del bosque de Miramon en Donostia, listo para las visitas

La sencilla construcción donde se limpiaba la ropa para hoteles y hogares ha sido restaurada y será señalizada
Lavadero del bosque de Miramon, con nuevas piedras que delimitan las dos pilas que lo componen.
Lavadero del bosque de Miramon, con nuevas piedras que delimitan las dos pilas que lo componen.

El lavadero que descubrieron en 2020 miembros de la asociación de vecinos Lantxabe de Aiete en el arroyo Pakea del bosque de Miramon, ya ha sido restaurado, al igual que su entorno, con el fin de que las personas puedan conocerlo y visitarlo. 

El Ayuntamiento de Donostia, asesorado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ha retirado los lodos y restos de vegetación y ha colocado las piedras que faltaban para delimitar las dos pilas de la estructura. También ha colocado una escalera de madera a su lado para que la gente pueda transitar sin peligro y ha limpiado el camino que baja desde el anfiteatro hasta el lugar, una distancia se cubre en cinco o diez minutos andando.

Solo falta ahora la colocación de los carteles explicativos, que informarán sobre la humilde construcción de piedra, creada aprovechando un remanso del arroyo y diseñada para lavar de rodillas. La instalación está dividida en dos huecos. En el de abajo se enjabonaba la ropa y en el de arriba se aclaraba gracias al agua limpia que llegaba de la zona alta de arroyo.

Hasta que no llegó el agua corriente a los caseríos, las etxekoandres de Aiete se veían obligadas a lavar en estos espacios. Las que, además, se dedicaban a la ropa de los hoteles que empezaron a proliferar en la ciudad, también acudían a puntos del río como este, para retirar la suciedad de grandes piezas como sábanas y toallas.

El lavadero podría ser centenario, según los entendidos, y data del siglo XIX pero siguió funcionando hasta los años 70 del pasado siglo, según el historiador y arqueólogo Alfredo Moraza, que destaca el interés de la pieza. “Las lavadoras no llegaron aquí hasta 1970. La colada diaria se hacía en lavaderos construidos por el Ayuntamiento, en los barrios de Gros, Amara Zaharra, Igeldo y otros, pero también en estos de los riachuelos en las zonas rurales”, explica.

La construcción es “muy sencillita pero tiene su importancia porque este tipo de obra pasa desapercibida o no se le da el valor que tenía en su momento”, recalca. De hecho, podría suceder que hubiese algunos otras sin detectar, como pasó con ésta hasta que fue hallada.

Para Moraza, el lavadero de Pakea es “un elemento de la historia con letra pequeña”. “Los protagonistas no son grandes marqueses ni mercaderes, son gente normal que no ha dejado grandes hazañas, pero sí la pequeña historia de todos los días, la de aquellas mujeres, que estaban ahí los 365 días al año, lavando en condiciones no muy agradables, de rodillas y casi metidas en el agua”, añade.

Moraza recuerda que este tipo de lavaderos en los arroyos eran muy habituales en todo el perímetro de Donostia, Hernani y pueblos de la zona.

Aunque ahora el bosque de Miramon es visitado tanto por paseantes como por grupos escolares, próximamente unos y otros podrán conocer los detalles e historia de este lavadero que ocupa uno de los rincones verdes del lugar, que hasta ahora ha pasado desapercibido. La importancia de las lavanderas se ha destacado en los últimos años en Donostia. En Loiola, por ejemplo, una escultura dedicada a estas trabajadoras luce en Latsari Plaza, en recuerdo de las numerosas mujeres que restregaban la ropa a orillas del Urumea.

Escalera colocada junto al lavadero para pasar junto a él con comodidad.

Escalera colocada junto al lavadero para pasar junto a él con comodidad. N.G.

2023-03-24T17:54:03+01:00
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