donostia– Donostia muestra buena salud en lo que se refiere a su aire, sus aguas e, incluso, sus ruidos. En 2020 también se ha contaminado menos y se ha generado menos basura, aunque buena parte de esta disminución se le debe atribuir a la pandemia que, entre otros aspectos, ha limitado la movilidad motorizada, uno de los principales fuentes de emisión de gases contaminantes.
La concejala de Ecología del Consistorio donostiarra, Marisol Garmendia, dio ayer cuenta del Informe de Sostenibilidad llevado a cabo por la Fundación Cristina Enea, que evidencia una cada vez mayor concienciación de la ciudadanía en el cuidado del medio ambiente, a la par que las instituciones adoptan un papel proactivo en este sentido.
Según el estudio, la calidad del aire urbano, parámetro que se controla a través de las distintas estaciones de medición situadas en el término municipal, los días en los que la calidad ha sido "muy buena" o "buena" han sido la mayoría.
Los datos son muy positivos en todas las estaciones. En Puio el 97% de los días la calidad del aire fue "buena" o "muy buena", el 92% de los días también fue así en la avenida de Tolosa, el 89% en la estación de Easo y el 88%, en Ategorrieta.
En esta nómina de resultados favorables también destaca el de la calidad del agua, con un 99,71% de analíticas satisfactorias.
Leire Sarobe, que junto a Manu González son los artífices de este estudio, destacaba también el buen resultado de las mediciones en el río Urumea, aunque con matices. Pese a que el estado global "es bueno", en Santa Catalina se mantiene esa valoración aunque aguas más arriba, en Loiola, la clasificación es "peor que buena". En la costa, en Monpas, la calidad del agua también es "buena".
Otro parámetro que evidencia una mejoría es el de la generación de residuos, con una bajada del 9,5% respecto a 2019, produciendo cada donostiarra 442 kilos de residuos.
Se incrementa la tasa de recogida selectiva, alcanzando el 42,81% del total, lo que supone 189 kilos de residuos por habitante. La basura que llega al vertedero vuelve a bajar, y es ya el tercer año consecutivo. El descenso fue del 11,5%, con lo que la cantidad de residuos que corresponde a cada donostiarra es de 253 kilos al año.
A este respecto Manu González quiso realizar un apunte. "Llama la atención que, a diferencia de otros lugares, los residuos bio de las familias donostiarras también baja. En otras ciudades han subido al estar más en casa y cocinar más". Pese a todo, constató, "solo el 30% de las familias donostiarras están adheridas a este sistema de recogida".
Y es que en la actualidad son 29.562 las familias y 1.883 los establecimientos que toman parte en la recogida de residuos orgánicos en contenedores, en los que en 2020 se depositaron 4.942.270 kilos, un 9,6% menos que en 2019, aunque se incrementó la recogida en grandes productores.
Por contra, como resulta lógico, al estar más tiempo en casa se ha incrementado el consumo de agua en los hogares, en los que cada persona consumió 144 litros de agua al día, cifra claramente superior a los 135 litros de media registrados entre 2017 y 2019.
Baja también el consumo de energía, aunque en este caso el descenso se localiza principalmente en sector industrial y de servicios, ya que en los hogares subió.
Otro dato que mejora es el de la contaminación acústica, aunque en este caso las mediciones responden al mapa del ruido elaborado en 2016, ya que este tipo de estudio se realiza con menor frecuencia. Pese a todo, cabe señalar que según las mediciones de 2016 el 11% de los donostiarras estaban expuestos a niveles de ruido superiores a los recomendados por la OMS, porcentaje muy inferior al 30% de 2011.
"Ya preveíamos que la pandemia tendría efectos positivos en materia de contaminación", abundó Garmendia, que insistió en la necesidad de tomar buena nota de las lecciones aprendidas. "El trabajo por la sostenibilidad que hacemos cada persona se deja notar mucho en el conjunto de la ciudad", concluyó.