Vecinos, comerciantes, deambulantes y guardias municipales ocupaban ayer la plaza Blas de Otero de Egia, un entorno en el que los delitos se están haciendo notar más de lo habitual y el temor se ha instalado entre vecinos y comerciantes.
"Aquí hacen falta más iluminación, cámaras y control". Así lo reclama un comerciante del entorno de la plaza Blas de Otero, junto a la torre de Atotxa, que prefiere no dar su nombre ni ser fotografiado por temor a algunos jóvenes que tienen en jaque a la zona con altercados, hurtos y robos. El comerciante señala que las casetas de la obra de la estación de Renfe, instaladas en la zona de la plaza donde antes se ubicaba una cancha deportiva, han dejado oculto gran parte del espacio de los soportales y las farolas no iluminan apenas.
Si los recovecos siempre han sido una realidad en este rincón de la ciudad, considerado punto negro por el Ayuntamiento, ahora lo son aún más. El mayor tránsito de personas, tras la puesta en marcha de la pasarela peatonal provisional sobre las vías del tren, lleva a más transeúntes por la zona, lo que algunos juzgan positivo, pero otros creen que atrae a quienes buscan robar.