La Fundación Cristina Enea ha publicado el Informe Anual de Sostenibilidad y Clima correspondiente al año 2021, un documento que evidencia un retorno de la ciudad a las condiciones previas a la pandemia que, sin embargo, ha modificado algunos hábitos de la vida de la ciudadanía donostiarra.
La concejala de Ecología, Marisol Garmendia, ha señalado que "el informe aporta una buena radiografía de San Sebastián en líneas generales. Los principales ítems de calidad de vida presentan datos positivos que, pese a todo, no deben relajarnos, especialmente en la consecución de objetivos medioambientales que nos ayuden a afrontar las consecuencias del cambio climático".
La calidad del agua con la que se abastece la ciudad sigue siendo óptima con un 99,71% de analíticas satisfactorias. El río Urumea sigue mejorando sus objetivos medioambientales, especialmente en las zonas más próximas a su desembocadura, donde los análisis de la calidad del agua han arrojado datos globales buenos en Santa Catalina y zona de Mompás, si bien se mantiene una peor calificación entre los puentes de María Cristina y Loiola. El consumo total de agua, 207 litros por persona y día, vuelve a los niveles anteriores a 2019 tras el incremento de 2020 debido a la pandemia, que registró un incrementó del consumo doméstico, pasando de 134 litros por persona y día en 2019 a 144 litros por persona y día en 2020. En 2021, el consumo doméstico se coloca en 138 litros por persona y día.
La calidad del aire urbano es analizada a través de las estaciones de medición situadas en el término municipal. Los días de calidad de aire "muy buena" o "buena" han alcanzado el 95 % en las estaciones de Avenida de Tolosa y Easo, el 90 % en la estación de Ategorrieta y el 88 % en la estación de Puio. El consumo eléctrico se ha incrementado ligeramente (1 %) tras el significativo descenso de 2020 (5,9 %), reflejando un consumo medio anual de 3.524 kWh por habitante. También la pandemia ha tenido su reflejo en los datos, ya que en los momentos más intensos, el consumo industrial y de servicios cayó, creciendo el doméstico, aunque la situación va volviendo a la normalidad prepandemia. El consumo de gas se ha incrementado (8,5%), suponiendo 4.018 kWh por habitante al año.
También la pandemia ha tenido su incidencia en la generación de residuos, con un 2,7% más respecto de 2020, representando una generación de 455 kg de residuos por habitante/año, cifra que sigue por debajo de los datos de 2019, en el que se generaron 6,5 millones más de residuos. Desciende la tasa de recogida selectiva de residuos, con un 41,77% de residuos recogidos selectivamente sobre la cantidad total de residuos generados en 2021, que se equiparan a las cifras de 2019.
La pandemia y las restricciones vividas han condicionado ámbitos como el de la movilidad, con un descenso en el uso del transporte público, situación que viene recuperándose con la vuelta de la vida urbana a la normalidad. Se han contabilizado un total de 25.581.781 viajes efectuados en el interior de la ciudad (Dbus, Lurraldebus, EuskoTren y Renfe). Eso representa 136 viajes anuales por habitante frente a los 179 que se habían alcanzado en 2019, si bien el descenso ha sido menor en Donostia que en el resto de ciudades de parecido tamaño. La media diaria ha sido de 28.274 de desplazamientos en bicicleta, representando un incremento del 14% respecto a 2020 y del 30% respecto a 2019.
Las actuaciones desarrolladas para disminuir la intensidad y velocidad del tráfico urbano y recuperación de espacios públicos están permitiendo disminuir el número de personas expuestas a niveles altos de contaminación acústica. La población expuesta a niveles de ruido superiores a los recomendados por la OMS ha descendido al 11% frente al 30% del año 2011.