Gipuzkoa

Donostia: ¿Y si surgiera un cementerio de la cantera de Rezola?

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Imágenes de la propuesta de Óscar Cruz para crear un cementerio en la cantera de Rezola. Foto: N.G.

'Memento Mori, la presencia de ausencia' es el nombre con el que el arquitecto Óscar Cruz García bautizó el proyecto, premiado en la reciente XV Bienal Española de Arquitectura, en el que diseña en la cantera de Rezola "un paisaje para el duelo" en una sociedad que se distancia del culto religioso.

óscar Cruz tiene 31 años. Antes de cursar sus estudios de Arquitectura finalizó los de Arquitectura Técnica (aparejador). Madrileño de nacimiento, siempre ha sentido una especial atracción por el norte del Estado. Cuando llegó el momento de realizar el máster habilitante comenzó la búsqueda de un lugar que le "evocara algo para desarrollar allí durante un año ese algo que todavía no sabía qué iba a ser".

Cruz elaboró con mimo y detalle una propuesta que fue premiada en la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo en la categoría de Proyectos Fin de Carrera. Vaya por delante, simplificando mucho la propuesta, que diseñó un cementerio en la cantera de Cementos Rezola.

Memento Mori, la presencia de ausencia, nombre del proyecto, es, en palabras de su artífice, "un paisaje que pretende albergar el duelo en una sociedad progresivamente distanciada del culto religioso".

El proyecto surge de un "pequeño estudio-investigación en torno a la memoria colectiva de Donostia". Para ello analizó los cambios de la ciudad y algunos elementos que, sin ser necesariamente de valor artístico o histórico, han ido desapareciendo pero "siguen permaneciendo en la memoria colectiva con otra forma". Pone como ejemplo la antigua cárcel de Ondarreta, cuyos restos de vez en cuando asoman en la playa del mismo nombre.

"El mayor monumento que tiene Donostia es su propio color, la piedra con la que se ha construido", destaca Cruz García. De ahí que comenzara su trabajo estudiando las canteras de Igeldo que habían desaparecido. Hallar sus huellas es complicado "si no es por los escritos, por un librito, que dejó un cantero identificando esas canteras con un pequeño mapa hecho a mano".

El trabajo de localizarlas no fue sencillo y, reconoce, "alguna las encontré y donde estaban otras ahora hay un prado o una edificación".

Viendo los cambios en el patrimonio y su transformación, en algunos casos, en ruina, "en recuerdos muy frágiles de algo tan cercano y lejano a la vez", Cruz decidió centrar su mirada y su proyecto en "una gran cantera que será a la próxima a la que le va a suceder algo similar: la de Rezola".

patrimonio industrial "En principio, con las directrices de la UE, la fábrica de Cementos Rezola va a tener que pagar un canon mayor de los ingresos que está teniendo", explica Cruz y se plantea una cuestión: "¿Qué pasará entonces con todo ese patrimonio industrial y con la cantera que ahora mismo es un gran agujero que separa Miramon y Añorga?".

Esa es la pregunta que supone el punto de partida de un proyecto que ha avanzado profundizando en "la fragilidad de la memoria, del recuerdo y de la muerte del cemento" y que le llevó a otra reflexión. "Al final la obsolescencia de las propias máquinas me llevó a las personas. Lo que he investigado me lleva a tener un sentimiento de trascendencia que proyectaba en el patrimonio pero que tenemos los seres humanos".

De ahí que se planteara "qué va a pasar con nuestros recuerdos, cómo son estos espacios destinados al recuerdo de las personas: los cementerios".

"Veo que muchos cementerios a partir del XIX han ido perdiendo el potencial del rito evocador en favor de la funcionalidad, de la capacidad", reflexiona Cruz. "Los cementerios crecen con las ciudades, en tramas octogonales pero pierden ese potencial evocador que puede tener un lugar degradado como la cantera de Rezola y un paisaje espontáneo que vaya creciendo desde que la industria se va. Que sea el propio paisaje el capaz de acoger el duelo", destaca.

Así, explica, "no nos haría falta ningún elemento de ninguna religión, porque las personas progresivamente nos hemos distanciado de la religión pero seguimos teniendo un sentido de trascendencia hacia lo sacro, entendemos el tránsito. Los monumentos megalíticos, como los dólmenes o menhires, son elementos funerarios sin religión que despertaban un sentido de trascendencia al hombre Neanderthal".

Complejo punto de partida en una búsqueda por "recuperar el paisaje como forma de cubrir la pérdida". El proyecto que propone para la cantera es el de "un cementerio atomizado en el paisaje que no se cierra, que no tiene una valla que lo delimite".

Son "los propios accidentes geográficos" los que acotan el cementerio, el Oriamendi, el río... Todos esos elementos "conforman la tapia del cementerio" que pretende también configurarse como un "paisaje que al final da un poco de esperanza".

Pero al tenerse que cubrir un espacio de importantes dimensiones, el cementerio "se atomiza, se divide en partes: lugares para el enterramiento, para el recuerdo, para pensar... Al final esos puntos se cosen con diversos caminos que propician el cortejo fúnebre y los paseos de un día cualquiera".

Porque el proyecto de Cruz "tiene mucho que ver con los cementerios nórdicos". "Son paisajes, no tienes que tener a nadie enterrado para ir allí a pasear", apunta.

Y es que, explica en la presentación del proyecto, "el paseo es el tránsito, cómo sentimos nosotros el duelo hacia la muerte. El propio despiece del pavimento va cambiando a medida que vas avanzando".

"El ritmo es distinto, las piezas son más grandes o más pequeñas, la topografía que vence ralentiza el paso del cortejo o incluso lo acelera. Subes y apareces en zonas iluminadas o, todo lo contrario, bajas y retornas a la tierra", desglosa Cruz.

En ese paseo, el firme, el piso, tiene un protagonismo esencial. "Son teselas, hay piezas de cerámica de ladrillos de sardinel y otras más ligadas al trencadís. En función del tamaño y de la irregularidad que supone un terreno como el de este paisaje donostiarra, va encajando una u otra pieza para que parezca que el pavimento ha estado allí siempre", explica el joven arquitecto.

para donostia Para este madrileño, realizar este proyecto supuso que "desde el minuto uno" tuviera que pasar mucho tiempo en Donostia. "Desde el principio fui a la fábrica y me dejaron acceder a su cartografía, etc. Recorrí la cantera de lado a lado. Tuve que andar bastante tiempo subiendo y bajando a Donostia". Para su trabajo se valió también de un dron que le permitió conseguir imágenes y vídeos. "Tenemos cartografiada toda la cantera", explica.

Pese a su complejidad, el trabajo de fin de máster debe realizarse "en un año lectivo". El de Cruz comenzó en septiembre de 2018 y finalizó en junio de 2019.

Óscar Cruz presentó su proyecto también en el Ayuntamiento de Donostia. "En diciembre de 2020 estuve reunido con el Área de Urbanismo para presentarles el proyecto y que pudiesen ver cuáles son las posibilidades del lugar". Con este fin les hizo entrega de la documentación en formato digital.

"Toda la información que he recopilado de canteras, monumentos etc. y las cartografías que hice se las quería dar a la ciudad para que a futuro pudieran ser publicadas o utilizadas como material de consulta", explica.

Pese a ser un trabajo que se centra en un ámbito complicado por su propia naturaleza y orografía, la cantera tiene también la virtud de limitar con lugares tan emblemáticos como Chillida Leku. "La vía fácil sería edificar, pero recuperar esa zona para la ciudad como paisaje, aunque no sea necesariamente como cementerio, y devolvérsela a Donostia es otra forma de abordar el futuro de la cantera", añade.

Óscar Cruz se reunió hace seis meses con la concejala del Área de Urbanismo, Nekane Arzallus, y representantes del cuerpo técnico. Su respuesta ante la propuesta de Cruz fue de "sorpresa e interés", era difícil imaginar un cementerio en la cementera. "La reunión se prolongó más tiempo del previsto", apunta este joven arquitecto.

Y es que, según le trasmitieron, "ver nuevas propuestas", aproximarse a posibilidades en las que no habían pensado, les hizo salir de la rutina del día a día.

Por ahora, Memento Mori, la presencia de ausencia essolo un proyecto elaborado con detalle y con un planteamiento que ha sido objeto de reconocimiento. Aunque nunca llegara a hacerse realidad, permite visualizar un futuro diferente para la cantera de Rezola.

"El proyecto tiene mucho que ver con los cementerios nórdicos, es un paisaje para pasear"

"Toda la cartografía que he elaborado se la he dado a la ciudad para que pueda consultarse"

Óscar cruz garcía

Arquitecto

26/07/2021