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Dos cartas en un mes

Aprovechando nuestra candidez, Pedro Sánchez ha convertido el género epistolar en propaganda electoral
Begoña Gómez acompaña a Pedro Sánchez en Benalmádena.
Begoña Gómez acompaña a Pedro Sánchez en Benalmádena. / EFE

Llámenme descreído, pero no le compro la moto averiada a Pedro Sánchez. Más que nada, por el clásico “La primera vez que me engañas es culpa tuya; la segunda, culpa mía”. Y si tras aquella lacrimógena carta de hace ahora un mes concedí el beneficio de la duda y hasta empaticé con una persona que creía que estaba sufriendo como un perro (Sanxe), la epístola de anteayer me pilla resabiado y cabreado.

Es una puñetera vergüenza de aquí a Lima que se aproveche una situación personal presuntamente incómoda como munición electoral. Sobran los rasgados rituales de vestiduras. Cuando los imperativos de la comunicación política entran por la puerta, la decencia y la dignidad saltan por la ventana. Los que hemos visto exprimir sufragios de los asesinatos de ETA no nos vamos a sorprender ahora porque se haga lo mismo respecto a una actuación judicial que, por lo demás, tiene pinta de no tener gran recorrido.

De cara a la galería

Una vez más, siguiendo su incorregible torpeza en materia electoral, Alberto Núñez Feijóo ha hecho un pan como unas hostias. Lo que pretendía revulsivo para atizar un sorpasso mayúsculo al PSOE el próximo domingo se ha convertido en un regalo a la candidatura socialista, encabezada, por demás, por una medianía política como la tal Teresa Ribera, que por muy ministra que sea, es una completa desconocida para el común de los mortales. Esa suerte que tiene, por cierto.

Pero, hete aquí que gracias a ese juez de bibliografía más que dudosa, padre de una concejala del PP en Madrid, se nos ha planteado un enorme pifostio que no pasa de tormenta en vaso de agua.

¿Que, en medio de la campaña, han citado a declarar como imputada a la esposa del presidente del Gobierno español (presidenta, la llamó Patxi López con su proverbial ignorancia)? Vale, sí, es un tanto raro, pero nada que nos vaya a sorprender y, menos, a escandalizar a estas alturas de la deriva judiciosa española, que siempre actúa según los intereses del patrón.

La respuesta del tipo que duerme en Moncloa no puede ser una descangayada epístola con miras a pillar votos el domingo, sino una denuncia en toda regla en la instancia que corresponda. Pero no hay... lo que tiene que haber.

2024-06-07T06:43:03+02:00
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