El primer equipo masculino de Osasuna sumó el pasado sábado un trabajado punto ante el Sevilla en El Sadar gracias, en gran medida, al penalti que detuvo su portero, Sergio Herrera, en el minuto 92. Y horas después, en la matinal del domingo, el primer equipo femenino del club navarro ganó en el campo del líder del Grupo Norte del Reto Iberdrola, el Deportivo Abanca, merced a un golazo de Lorena Herrera en la primera parte y al penalti que detuvo en la segunda su guardameta, Maitane Zalba, intervención que sirvió para que las rojillas mantuvieran su renta hasta la conclusión del choque.
"Es una gran casualidad que los dos hayamos parado un penalti el mismo fin de semana", reflexiona Sergio Herrera, que al término del entrenamiento de ayer en El Sadar posó junto Maitane Zalba. Tras el intercambio de felicitaciones por sus respectivas intervenciones, ambos participaron en una sesión fotográfica durante la que uno y otra se congratularon de sus éxitos personales y de los de sus equipos. Y es que el masculino camina con firmeza hacia su tercera permanencia consecutiva en Primera División tras superar una crisis de juego y resultados que le mantuvo durante diez jornadas sin conocer la victoria (ahora dispone de 11 puntos de renta con la zona de descenso), mientras que el femenino está en la pelea por su objetivo, que consiste en terminar entre los cinco primeros de su grupo. El primero ascenderá a la máxima categoría y los cuatro siguientes tendrán plaza asegurada en la novedosa Segunda del curso que viene, categoría en la que competirán también los ganadores de las tres eliminatorias a partido único en el campo del mejor clasificado entre los que queden entre los puestos sexto y 11º.
El primero de Maitane Zalba A la guardameta de Osasuna Femenino, Maitane Zalba, le hizo una especial ilusión el penalti que detuvo el domingo en Abegondo (La Coruña). ¿El motivo? "Con la camiseta de Osasuna aún no había parado ninguno y además sirvió para llevarnos los tres puntos del campo del líder, donde no había ganado nadie esta temporada", cuenta esta pamplonesa de 22 años y que cumple su quinta campaña en el conjunto navarro.
De la decisiva acción que protagonizó el domingo recuerda que "lo primero que pensé cuando el árbitro pitó el penalti es que mi compañera ya tenía una amarilla y le podía sacar la segunda, pero, por suerte, no se la sacó y nos quedamos con once". Y después llegó el lanzamiento. "Me centré en lo mío y, cuando vi que la jugadora estaba colocando el balón en el punto de penalti, tuve la corazonada de que iba a lanzarlo a mi derecha. Lo tiró ahí y me lo paré", revela. Añade que desde el banquillo le animaron a lanzarse a ese mismo lado, pero reconoce que no escuchó nada. "Fue pura intuición", recalca.
Maitane Zalba aprovecha la situación para mostrarse "feliz por lo del otro día, pero también por la trayectoria del equipo en los últimos tiempos, ya que hemos estado tres temporadas rozando el ascenso a Primera y están siendo unos años muy bonitos".
La tablet de Sanzol Además de jugar en Osasuna Femenino, Maitane Zalba también es seguidora del equipo masculino, al igual que sus compañeras. ¿La prueba? La celebración en Galicia de la parada de Sergio Herrera. "Estábamos en las habitaciones viendo el partido el sábado por la noche antes de dormir y fue una locura", relata. Y es ahora cuando llega el momento de cuestionarle al guardameta burgalés por su providencial intervención para que los rojillos empataran sin goles ante el Sevilla. "Nos habíamos centrado en Ocampos, que es el que suele tirar los penaltis en el Sevilla, pero, a raíz de que no salió de inicio porque se lesionó en el calentamiento, antes del partido le dije a Richard (Sanzol) que trajera la tablet para revisar los penaltis de Rakitic, el sustituto de Ocampos en el once, para repasar otra vez sus lanzamientos y tenerlos frescos", desvela Herrera, que añade que, después de tantos vídeos, "tenía claro que, si lanzaba él, iba a ir a ese lado". A la derecha del portero, como así ocurrió.
Opina el portero del primer equipo masculino de Osasuna que, "en los penaltis, el que más tiene que perder es el tirador". Pero matiza lo que ocurrió el sábado por las circunstancias que rodearon su actuación: "Es verdad que el sábado yo tenía responsabilidad porque era el último minuto de un partidazo defensivo por nuestra parte y hubiera sido injusto irnos con una derrota". Y utiliza el mismo argumento para justificar su desatado festejo: "El acertar en un momento tan delicado da también esa alegría. El estadio lo celebró como un gol y, en mi caso, me volví loco. Es euforia, adrenalina pura, ya que hay un alto porcentaje de que el lanzador meta el penalti".