Las obras de ampliación de tres a cuatro carriles el tramo de carretera entre Cruces y Rontegi para reducir la congestión en esa zona, donde confluyen unos 250.000 vehículos al día, ya han comenzado y tendrán afectaciones en el tráfico durante dos semanas por las noches. La creación de un cuarto carril en el nudo de Cruces ampliando la BI-30 (antigua N-637) pretende aliviar el intenso tráfico procedente de Santander, Bilbao y Ezkerraldea, y mejorar "la seguridad del trenzado en ese punto".
Tal y como apuntan fuentes de la Diputación Foral de Bizkaia, la fase inicial de los trabajos contempla "el fresado y reposición de firme en el tronco de la BI-30", lo que conlleva la reducción del número de carriles de la calzada en periodo nocturno entre las 22.00 y las 06.00 horas. Esta fase es, precisamente, la que ya está en marcha y se prolongará "durante aproximadamente dos semanas". Es decir, la presente y la siguiente.
El presupuesto de licitación asciende a 6.946.254 euros y el plazo de ejecución previsto es de 18 meses. La actuación se circunscribe al sentido Txorierri de la BI-30 y se ubica en el término municipal de Barakaldo. En total se prevé actuar sobre una longitud de unos 1.200 metros de calzada.
Para ello se realizará la ampliación de un carril de la carretera en sentido Getxo, entre el paso inferior de la Alameda de Serralta y la incorporación al tronco desde Barakaldo-Lutxana. Según las estadísticas en mano de la institución foral es el punto de la red viaria vizcaina que más vehículos soporta y el objetivo de esta actuación es calmar la intensidad del tráfico y de paso, mejorar la seguridad del trazado.
Esta actuación sigue en el tiempo a la acometida recientemente en Kukularra, otro de esos tramos de carretera propensos a congestionarse en las horas puntas, fundamentalmente. El tramo de la N-637 en cuestión, justo antes de llegar al puente de Rontegi donde se unen los vehículos que llegan desde Santander y los que lo hacen desde Bilbao se ha convertido, casi cada mañana, en una auténtica ratonera para miles de conductores.
Se trata de un tramo de carretera relativamente corto, de apenas 700 metros, en el que el tráfico pasa de tener cuatro carriles -dos desde Santander, que se incorporan por la derecha, y otros tantos desde Bilbao, que lo hacen desde la izquierda- a únicamente tres en algo menos de ochenta metros, con lo que complica la fluidez sobre todo en horas de máxima afluencia de vehículos.
Recurrentes
Este tramo cuenta con el añadido de tener un trenzado que obliga a los conductores que llegan desde Santander y quieren salir hacia Barakaldo a cruzarse con los que vienen de Bilbao. El tronco continúa con tres carriles y, posteriormente, vuelve a recuperar cuatro con la incorporación del carril de entrada desde la ronda Azkue, en Barakaldo. El gran volumen de tráfico que se registra en la zona provoca retenciones recurrentes en las horas de máxima afluencia, sobre todo para los vehículos que van de Santander a Rontegi, a primera hora de la mañana de lunes a jueves, y los viernes tanto por la mañana como a mediodía.
Y no solo en ese punto. Los problemas se contagian, en un efecto acordeón, hasta la recta del Max Center [Ugaldebieta]. El tronco de este vial de la A-8 cuenta con tres carriles, con un tráfico en hora punta de casi 5.100 vehículos a la hora. Aunque no es un volumen de vehículos desproporcionado, la bifurcación para dirigirse hacia Rontegi o a hacia Bilbao, con sus correspondientes trenzados, así como el carril de entrada desde la BI-644 complican la fluidez del tráfico, provocando situaciones de congestión frecuentes y que se prolongan en el tiempo.
Aunque posteriormente se valorará también la necesidad de ejecutar una segunda fase en esta recta del Max Center, de momento la Diputación quiere actuar sobre el tramo más problemático: desde el punto en el que se unen los tráficos que llegan desde Bilbao y Santander, hasta la entrada del vial que llega de la ronda Azkue.