Polideportivo

Dos versiones anotadoras diferenciadas

El Baskonia, que volvió a sacar rédito del Buesa ante el Alba Berlín, es el segundo equipo con mayor brecha entre puntos anotados en casa y fuera de la historia de la Euroliga
Marinkovic, uno de los más destacados ante el Alba con 15 puntos, avanza entre Lo y Olinde

Con mucho sufrimiento y agonía, pero el Baskonia no falló contra el Alba de Berlín y dio ayer un importante paso hacia el objetivo del play off que le permite seguir dependiendo de sí mismo para terminar entre los ocho mejores de la Euroliga. El conjunto gasteiztarra, que en momentos de presión como el caso de los cuartos de Copa del Rey contra el Joventut ha acusado su juventud y falta de experiencia, sufrió también ante el penúltimo clasificado de la Euroliga un colapso de siete minutos en los que fue incapaz de anotar y encajó un parcial de 0-19 que le puso contra las cuerdas. En esta ocasión, sin embargo, contó con un factor que no estuvo presente en Badalona y que jugará un papel crucial en las dos próximas finales por el Top 8 que debe disputar el equipo: el apoyo del Buesa Arena.

Desde que comenzó la temporada, el Baskonia ha mostrado dos versiones diferentes cuando juega en su pabellón y cuando compite lejos de Vitoria-Gasteiz, especialmente en Euroliga, donde los números son esclarecedores. La trayectoria de 12 victorias y 3 derrotas que acumula el cuadro azulgrana como local es inversa a las 12 derrotas y únicamente 4 triunfos conseguidos sin el calor de su público.

Al ser preguntado por esta brecha en sus apariciones ante la prensa, Peñarroya ha insistido en que el equipo es el mismo como local que como visitante y no le falta razón, ya que los vitorianos nunca renuncian a su estilo de juego alegre, vertical y con gran protagonismo del lanzamiento exterior. Simplemente los lanzamientos que entran en el Buesa Arena no atraviesan el aro en otros pabellones. Incluso la intensidad y agresividad con la que defiende la plantilla es similar en ambos contextos, ya que el Baskonia encaja en casa una media de 83,9 puntos por encuentro frente a los 82,7 que recibe a domicilio.

En cuanto a los puntos anotados en casa y fuera de casa, la brecha es abismal: 94,7 de promedio en el Buesa Arena, donde el equipo ha superado en cuatro ocasiones la marca de los 100 puntos este curso, frente a los 77,4 de media que registra a domicilio, caso en el que no ha conseguido alcanzar los tres dígitos. Es normal que los clubes rindan mejor con el impulso de sus seguidores, aunque lo que no es tan habitual es que se anote 17,3 puntos más como anfitrión que como visitante.

De hecho, como recoge el analista Darius Garuolis, solo un equipo en la historia de la Euroliga ha tenido dos versiones anotadoras tan diferenciadas en casa y lejos de ella. Concretamente, fue el Estrasburgo en la temporada 2015-16 cuando, con 80 puntos de media como local y 62,2 como visitante, registró una brecha de 17,8 puntos. Eso sí, lo hizo en el anterior formato de grupos en 10 encuentros disputados en total frente a los 31 del Baskonia, por lo que los números azulgranas cobran aún más relevancia por haberse mantenido a lo largo de una liga regular tan larga. Detrás del registro de los alaveses aparecen los 16,6 puntos de más que anotó el Union Olimpija en casa en el curso 2009-10, los 16,3 del Khimki ese mismo año o los 16 del Real Madrid en la temporada 2007-08, todos ellos con menos de 20 partidos disputados en total.

Refuerzo psicológico

Lo cierto es que resulta difícil de explicar que un equipo pueda ofrecer dos versiones ofensivas tan diferentes en función del pabellón en el que juegue. Tal vez la juventud de la plantilla –la segunda más joven del torneo tras la del Alba Berlín– o la falta de experiencia en la Euroliga de sus hombres –de los siete jugadores más utilizados por Peñarroya en el torneo, cuatro son debutantes– tenga cierta influencia en ello, ya que no están acostumbrados a jugar en pabellones calientes y se ven intimidados por ollas a presión como la del Partizan, el Maccabi, el Estrella Roja, el Zalgiris o el Panathinaikos.

En ese sentido, contar con un jugador experimentado que se crece ante la adversidad como Henry fue de gran ayuda en los triunfos en casa del Fenerbahce y del Efes, pero ahora no queda más remedio que competir con los mimbres con los que cuenta actualmente Peñarroya. Otro de los hechos que puede explicar la brecha es la capacidad que tiene el equipo de reponerse a parciales negativos, que es muy diferente con el apoyo de su público que sin él. Esta temporada está siendo habitual que el equipo sufra apagones como el del parcial de 0-19 contra el Alba Berlín, pero cuando eso sucede fuera de casa el equipo no suele ser capaz de reponerse. Se vienen a la cabeza inevitablemente sus dificultades para ganar a domicilio, la mano tiembla en los tiros liberados y terminan todos hundiéndose.

Por el contrario, cuando esos momentos comprometidos llegan en casa la afición se encarga de levantar el ánimo del equipo, logra que esos parciales adversos sean más cortos y resta presión de los hombros de los jugadores. Esa estabilidad emocional que aporta el Buesa Arena tiene gran parte de culpa de que los números ofensivos del equipo sean mejores en su feudo y da también mayores garantías a los gasteiztarras de cara a las dos próximos escollos en el camino hacia el play off.

30/03/2023