Los Eagles of Death Metal tocaban la canción "Kiss the Devil" ("Besa al Diablo") un 13 de noviembre de 2015 en la sala parisina del Bataclan cuando empezaron a escuchar disparos. Dos de sus miembros revivieron hoy aquel atentado, ante el que expresaron una mezcla de dolor e indulgencia.
En una de las sesiones más mediáticas del megaproceso que juzga a una veintena de acusados por los ataques de París (dejaron 130 muertos en total, 90 de ellos en el Bataclan), comparecieron Jesse Hughes, fundador, vocalista y líder de la californiana Eagles of Death Metal, y Eden Galindo, entonces uno de los guitarristas de la banda.
Los dos músicos salieron físicamente ilesos del tiroteo contra los cerca de 1.500 asistentes al concierto, no psicológicamente.
Aún siguen atormentados por los ruidos de las descargas de los Kalashnikov, los fusiles de asalto que usaron los tres miembros del comando de Dáesh -muertos también esa noche- para sembrar el terror en el Bataclan.
"No he sido el mismo desde aquella noche"
"Ahora mi vida va bien, he tenido niñas gemelas, que tienen dos años, vivo una vida diferente, pero nunca seré el mismo. Quiero decir a las familias de las víctimas que pienso en ellas todos los días y rezo por ellas", dijo Galindo, al borde de las lágrimas.
El exguitarrista de la banda, de 52 años, contó ante la sala que ha tenido que someterse a "terapia psicológica" por el trauma vivido hace seis años y medio.
"Estaba roto cuando regresé a casa (después del atentado). Era difícil retomar mi vida normal. Ya no he sido el mismo desde aquella noche", detalló Galindo, quien aportó su testimonio sin prácticamente leer.
Con las manos en los bolsillos, señal de cierto nerviosismo y timidez, el músico recordó los principales episodios de la noche.
"Cuando escuchamos unos estruendos, pensé que era el sistema de sonido que estaba explotando. Me dirigí hacia la parte delantera del escenario y vi correr a Jessie (Hughes), que estaba delante, y le pregunté: '¿Qué coño está pasando?'. 'Están disparando', me respondió".
A partir de ahí, relató que intentaron localizar a la novia de Hughes, a la que encontraron después de una angustiosa búsqueda. Lograron escapar por una de las puertas secundarias del recinto.
Después, un taxista, del que guarda un cariñoso recuerdo, les llevó a una comisaría cercana. "Había más gente del concierto, muchos cubiertos de sangre, heridos (...) Luego supimos que nuestro hombre de márketing había fallecido, también el mánager de nuestra gira", rememoró, desolado.
Después del corto testimonio de Galindo, que no se extendió por la ausencia de preguntas de los abogados o Fiscalía, fue el turno de Hughes, el cofundador de Eagles of Death Metal y aún en activo.
"Corrimos para salvar nuestras vidas"
Con el pelo recogido en una coleta, poblado bigote y vestido de negro riguroso con una corbata roja, el rockero, de 49 años, se emocionó durante su sucinta intervención, leída en su gran parte.
El cantante estuvo a punto de llorar cuando rememoró la búsqueda de su novia, Tuesday Cross, presente en el concierto.
"Sabía que la tenía que encontrar, tardé en hacerlo y entré en pánico porque había disparos por todos los lados. Al final, en una puerta a la derecha la encontramos y todos corrimos para salvar nuestras vidas", evocó.
Ultraconservador y cristiano, Hughes aseguró haber perdonado a los asaltantes de aquella noche. "Rezo por ellos y por su alma y, citando a Ozzy Osbounre, no se puede matar al rock and roll".
Instantes después de su testimonio, brindó una corta declaración ante los medios congregados junto a la Sala Especial de Lo Penal del Tribunal de Justicia de París.
"Como cristiano que soy, todo el mundo tiene derecho a perder su camino y a encontrarlo. Perdono a la gente que hizo esto", remachó.
El megaproceso de los atentados del 13 de noviembre de 2015 afronta su recta final, después de casi nueve meses de sesiones. El veredicto se espera para finales de junio.
De entre la veintena de acusados, figura el franco-marroquí Salah Abdeslam, el único superviviente de los comandos yihadistas que asesinaron a 130 personas e hirieron a varios cientos en aquella noche, en el que fue el peor ataque que Francia sufrió desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).