El diseñador vizcaino Eder Aurre confiesa abiertamente ser un consumidor habitual de ropa de segunda mano. “¡No te puedes ni imaginar las cosas tan preciosas y a buen precio que he llegado a encontrar en mercadillos y en tiendas de segunda mano!”, explica Aurre. Según asegura, le fascina perderse en todos esos espacios en los que se pueden adquirir prendas de diseñadores, cazadoras vintage o bolsos de firma que aguardan tener una segunda vida. Pequeñas joyas de otras décadas, con historias que cada vez llaman la atención de un público de mayor edad y más sibarita. “Antes lo de segunda mano estaba relacionado con lo pobre..., pero la tendencia ha cambiado. Son muchas las artistas que visitan este tipo de negocios”, aclara.
Eder busca en estos negocios prendas de calidad, bien acabadas, de diseño, personalidad e historia. “Hay prendas únicas que solo puedes encontrar en este tipo de mercados o tiendas”. Eder Aurre apuesta por el impulso de tiendas de segunda mano que no solo ayuda a fomentar la economía circular, sino a dar una segunda vida a prendas que en muchos casos se quedarían olvidadas en el armario. “Los armarios están llenos de prendas que solo se han utilizado en una ocasión y que están nuevos...”, asegura. A pesar de ser una tendencia en auge y poseer un futuro prometedor, todavía es un mercado que tiene que luchar por deshacerse de ciertos estigmas que provocan el rechazo de la sociedad. La gente en muchas ocasiones rehúsa adquirir ropa de segunda mano por no saber su procedencia.
La mayoría de las empresas que se dedican a la venta de estos productos, hacen hincapié en esto, luchando por contrarrestar ese miedo por la calidad o estado de la prenda. El diseñador anima a dejar de lado los prejuicios. “Cuando voy a Bilbao y tengo un rato no dejo sin visitar las tiendas de Koopera donde me he encontrado prendas muy majas por precios irrisorios”, comenta. En su opinión, el consumo de ropa de segunda mano puede llegar a ser una moda, pero, “positiva”. “Es bueno para el planeta y para el sistema. Nos favorece a todas las personas y debemos contribuir a que estos negocios funcionen porque también es una forma de impulsar la creación de prendas de calidad y hacer frente al fast fashion”.