El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, cerró ayer una gira por Oriente Medio en la que, tras haber hablado con líderes árabes, endureció su discurso contra la campaña militar de Israel en la Franja de Gaza y dijo que que la vía para resolver el conflicto es crear un Estado palestino independiente.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos visitó Turquía, Grecia Jordania, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Israel, Cisjordania, Baréin y Egipto para delimitar un plan de actuación que ponga freno a la guerra, pero también a sus “preocupantes” repercusiones.
En esta cuarta gira regional desde el inicio de la guerra el pasado 7 de octubre, Blinken cambió el tono sobre la ofensiva israelí y subrayó “la importancia de evitar más daños a los civiles y proteger la infraestructura civil en Gaza”, aunque recordó el “derecho de Israel a evitar que se repitan los ataques terroristas del 7 de octubre”.
De fondo se trató también el peligro de la expansión de la guerra, con la escalada de la violencia entre Israel y el grupo libanés Hizbulá en la frontera común, los bombardeos en Beirut y los ataques hutíes del Yemen contra buques mercantes en el mar Rojo.
Estado palestino independiente
Blinken dejó claro junto al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, que cuenta con su apoyo para la creación de un Estado palestino propio según la solución de dos Estados “junto a Israel”, para que ambos “vivan en paz y seguridad”.
EE.UU. y parte de la comunidad internacional abogan por el retorno de la ANP -que gobierna en partes reducidas de Cisjordania ocupada- a la Franja de Gaza, cuando termine la guerra.
El objetivo es evitar que vuelva Hamás -que gobierna de facto la Franja desde 2007- y otros grupos extremistas, así como la colonización por parte de Israel, que desmanteló sus últimos asentamientos en el interior del enclave en 2005. Gobernar bajo un mismo liderazgo palestino parece ser la principal demanda propuesta por EE.UU. para acabar con la guerra en Gaza.
El máximo representante de la diplomacia estadounidense fue también contundente al afirmar a los líderes de Israel que “a los civiles palestinos se les debe permitir regresar a sus hogares tan pronto como las condiciones lo permitan, y no se les debe presionar para que abandonen Gaza”.
En total, los desplazados internos en Gaza rozan los dos millones de personas, al menos el 85% del total de población de la Franja, de 2,3 millones. Gran parte de ellos, alrededor de un millón, están en Rafah, la ciudad más meridional del enclave costero palestino.
Blinken incluso dijo en Israel que su país “rechaza de forma inequívoca cualquier propuesta que abogue por el reasentamiento de palestinos fuera de Gaza”, una idea vertida por varios ministros del gobierno ultraderechista de Benjamín Netanyahu. Blinken asumió así la clara línea roja de Egipto, Jordania y los demás países árabes, respecto a lo que éstos consideran una “limpieza étnica” de Gaza.
Evitar la expansión de la guerra
El intercambio de fuego cruzado entre Hizbulá e Israel en la frontera, los ataques israelíes contra Siria y la ofensiva de los hutíes contra barcos vinculados al Estado judío en el mar Rojo ya han extendido inevitablemente la guerra más allá de las fronteras de Gaza.
El asesinato de un líder de Hamás atribuido a Israel en las afueras de Beirut, que incrementó el miedo a una escalada del conflicto, fue completamente obviado por Blinken, que se limitó a defender el derecho del Estado judío a defenderse y a poner en duda su responsabilidad en el ataque.
Sin embargo, evitar que aumente la escalada ha sido uno de los objetivos de esta gira del diplomático, quien que acusa a Irán de utilizar a sus aliados para echar leña al conflicto y a quien ayer mismo pidió desde Baréin que deje de apoyar a los hutíes.