Estados Unidos confirmó este viernes que enviará bombas de racimo a Ucrania pese a las críticas de Alemania y de organizaciones como Human Rights Watch (HWR), a las que preocupa el impacto de ese armamento sobre la población civil.
Las bombas de racimo se incluyen en un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania del que ofrecerá detalles posteriormente el Pentágono, explicó en una rueda de prensa el asesor de seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
Sullivan dijo que EE.UU. ha retrasado esta decisión todo lo que ha podido, pero explicó que las tropas ucranianas necesitan munición de artillería convencional porque la cantidad que tienen disponible ha disminuido con la contraofensiva que Kiev lanzó a principios de junio para recuperar las zonas ocupadas por Rusia.
Según Sullivan, el Gobierno ucraniano entregó a Washington "hace algunas semanas" un documento en el que se comprometía a que sus fuerzas armadas sólo usarán esas bombas de racimo en el campo de batalla y no en zonas urbanas donde pueda haber daño a los civiles.
Esas promesas estaban incluidas en la petición formal que hizo el Gobierno de Ucrania a Estados Unidos para solicitar la entrega de esas bombas de racimo, detalló el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Las bombas de racimo consisten en un contenedor que se abre en el aire y dispersa una gran cantidad de submuniciones explosivas o "bombetas" sobre un área amplia, que puede llegar a ser de un radio de entre 200 y 400 metros.
El problema es que algunas de esas "bombetas" no llegan a explotar al estallar contra el suelo y quedan enterradas, de manera que pueden detonar pasados los años cuando un civil pasa por la zona.
Preguntado sobre esas preocupaciones, Sullivan dijo que las bombas que EE.UU. entregará a Ucrania tienen un tasa de no explosión -las que fallan y quedan enterradas- inferior al 2,5%.
En contraste, las bombas de racimo que supuestamente ha usado Rusia tienen una tasa de no explosión de entre 30 y el 40 %, según Sullivan.
Más de cien países, entre ellos miembros de la OTAN como Francia y Alemania, se oponen al uso de bombas de racimo y han ratificado la Convención sobre Municiones en Racimo, que entró en vigor en 2010 y de la que no forman parte ni Ucrania, ni Rusia, ni Estados Unidos.
Alemania, que fue uno de los primeros países en ratificar la Convención, expresó hoy su desacuerdo con la decisión de EE.UU.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, intentó mantenerse al margen y hoy afirmó que cada Estado miembro de la Alianza debe decidir de manera individual si entrega bombas de racimo a Ucrania
La organización HRW ha pedido a Ucrania y Rusia que dejen de usar bombas de racimo y, además, urgió ayer, jueves, a Estados Unidos a no entregar ese tipo de armamento a Kiev.