El pasado domingo día 23 amaneció azul-desierto, un día intensamente frío y despejado, de modo que acudí a las urnas y deposité mi voto en el condado de Washoe, Nevada. En cuarenta y seis de los cincuenta estados y en el distrito de Columbia, es posible votar anticipadamente y en persona. Por lo general, se permite votar entre tres y 55 días antes de la jornada electoral del 8 de noviembre.
Ambos partidos se disputan los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 escaños del Senado. Además, en cada distrito hay una larga lista de candidatos. Por ejemplo, en Washoe County hemos votado por el gobernador y vicegobernador, secretario de estado, tesorero, procurador, fiscal general y los jueces del tribunal supremo de justicia de Nevada, entre ellos Ron Parraguirre, un juez de gran prestigio de ascendencia vasca, y un buen amigo. Además, en estas elecciones elegiremos al sheriff del condado, algunos oficiales del ayuntamiento de Reno y al regente de la Universidad de Nevada, Reno.
Por lo que respecta a la temperatura electoral, los datos sobre participación apuntan a que estos comicios van a arrastrar a muchos millones de ciudadanos a las urnas. Ambos bloques han colocado un importante número de temas candentes sobre la mesa. En verano estalló la polémica sobre el aborto cuando el tribunal supremo dio a conocer su sentencia en el caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization. La corte dictaminó que la constitución no confiere el derecho al aborto y anuló dos importantes sentencias anteriores, Roe v. Wade de 1973, y Planned Parenthood v. Casey de 1992.
Las cámaras estatales tienen ahora poder para legislar sobre este tema y el Partido Republicano ha intentado prohibir el aborto en varios de sus feudos. Esta política curvó a la baja la tendencia ascendente de los republicanos, y el Partido Demócrata se colocó por delante en intención de voto.
La economía, asunto más urgente
No obstante, pasada la tormenta, la situación de la economía y la inflación se convirtieron en titulares, y esto ha afectado seriamente a los demócratas. A día de hoy, la economía es el asunto más urgente para un 26% de la ciudadanía y le sigue de cerca la inflación con un 18%. Estos son los dos asuntos más urgentes para el 44% de los votantes; las tasas de desvalorización de la moneda y de incremento de los precios, entre ellos el de la gasolina, ha castigado a la Casa Blanca y al partido azul. En tercer lugar, muy por debajo de los dos anteriores temas, a un 8% de los votantes les preocupa seriamente la cultura política del país, la degradación del sistema democrático. El aborto y la inmigración suponen problemas urgentes para un 5% de la población. La polarización de la política se sitúa en sexta posición con un índice del 4% y el incremento de la actividad delictiva es el último de los siete temas cardinales en torno a los que gira el voto en 2022.
Todo este cóctel de opiniones, divisiones, intransigencias, populismo e irracionalidad ha colocado al Partido Republicano dos puntos por delante en intención de voto a dos semanas de las elecciones. Con un 47,5% el elefante rojo se coloca por delante del asno azul, que se sitúa en un 45,3%. Existe además otro factor importante que afecta al Partido Demócrata: Desde la Segunda Guerra Mundial, el partido del presidente en funciones ha perdido un promedio de 26 escaños en la Cámara de Representantes y un promedio de cuatro escaños en el Senado. Y, en líneas generales, esto es lo que está ocurriendo.
En la Cámara de Representantes las encuestas dan la victoria al Partido Republicano por nueve de los 435 escaños con derecho a voto (hay un total de seis escaños sin derecho a voto, de los cuales se eligen cinco en estos comicios). Una victoria mínima del 2%, pero suficiente para paralizar la agenda política de Biden. El Partido Demócrata perdería la mayoría actual de 220 representantes azules contra 212 rojos.
Hasta hace dos semanas, el voto se estimaba en torno a 186 candidatos republicanos frente a 163 demócratas. Hoy por el contrario la distancia se ha estrechado, y las nuevas estimaciones apuntan a 184 republicanos vs 164 demócratas. Esto supone un total de 348 escaños, aquellos que con práctica seguridad irán a manos de uno o del otro partido.
Por lo que respecta al resto de los 87 escaños en liza, el resultado no es tan seguro, pero se presume que 31 serán rojos y 42 azules, lo que haría un total de 206 representantes demócratas y 215 republicanos. En este caso el control de la cámara pasaría a manos de este último partido, pero hay que tener en cuenta la fractura que existe en su interior entre el ala moderada de Cheney y la populista liderada por Trump y sus seguidores, entre ellos los candidatos Kari Lake, Herschel Walker, J.D. Vance, Ted Budd y otros.
Situación crítica en el senado
En el Senado la situación es mucho más crítica. De los 100 senadores se elige a 35 candidatos, aproximadamente un tercio del total. De entre estos 35 contendientes, 9 eran demócratas y lo volverán a ser con práctica seguridad. Por lo mismo, 16 de los candidatos republicanos repetirán color, lo cual deja la pugna de estas elecciones al Senado en un total de diez distritos electorales. De este total de diez candidatos, cuatro de los candidatos demócratas salen como favoritos y otros tantos republicanos, lo cual arrastra la pugna por el Senado a dos de los estados de la Unión: Pennsylvania y Nevada. En estas dos arenas políticas se decidirá quién controla el Senado por un estrecho margen de uno o dos escaños.
En Pennsylvania, el candidato demócrata John Fetterman es el actual vicegobernador, elegido en 2018 con un 58% de los votos. Se enfrenta al Dr. Oz, un cirujano jubilado y popular presentador del programa Dr. Oz Show entre 2009 y 2022. Fetterman aventaja a Oz por un margen de 3,4% en intención de voto.
En Nevada las cosas están también reñidas. El candidato republicano Adam Laxalt, de origen vasco, aliado político de Trump, aventajaba a Catherine Cortez-Masto por un estrecho margen de 1,7%. Nieto del senador y gobernador de Nevada Paul Laxalt, el candidato republicano fue fiscal general de Nevada entre 2015 y 2019. Partidario de una prohibición total del aborto a nivel federal, culpa a las iniciativas económicas de Biden el aumento de la inflación y apoya la conclusión del muro en la frontera con México.
Cortez-Masto, la primera mujer latina en el Senado, asumió el cargo en 2017 y en la recta final ha conseguido adelantar a Laxalt. Según la encuesta de la Universidad de Nevada, Reno, publicada el jueves, el 52% de los votantes apuestan por ella, frente al 39% que lo hace por Laxalt. El 5% permanece indeciso, un margen insuficiente para que Laxalt gané la carrera electoral. La amplia ventaja de Cortez-Masto se debe a que el voto chicano, que representa alrededor del 20% del electorado, se ha volcado con la candidata demócrata.
Además, cerca de un 25% de los votantes republicanos no apoyan a Laxalt, demasiado proTrump y demasiado antiabortista para Nevada. Cortez-Masto se le opone con un discurso diametralmente opuesto, y aboga por reducir los costos de la atención médica.
Nevada y Pennsylvania decidirán la carrera en el Senado, y las elecciones. El debate entre Laxalt y Cortez-Masto es una representación en pequeño de la tormenta política a nivel federal. Dentro de dos semanas despertaremos en azul-desierto, o nos iremos a la cama bajo un oscuro ocaso rojizo.