Actualizado hace 10 minutos
A mediados del año pasado, EH Bildu comenzó la legislatura con la mano tendida e intentó mantener una confrontación dialéctica de guante blanco con el lehendakari Pradales, hasta el punto de que Pello Otxandiano se comprometió a dejar el debate sobre el futuro de Osakidetza al margen de las disputas cortoplacistas y de la negociación presupuestaria. Esa estrategia ha convivido al mismo tiempo con una pulsión que va en sentido contrario, pero que es natural e histórica en esta sensibilidad política: la rivalidad con el PNV y la necesidad de escenificar su alternativa. Aunque EH Bildu quiere transmitir que está dejando margen para el acuerdo y también para “competir” con el PNV (en palabras de Arnaldo Otegi), en las últimas jornadas ha quedado de manifiesto que los platillos de la balanza comienzan a decantarse hacia un lado y que los espacios para la confrontación pura y dura se están extendiendo de manera generalizada. Lo que comenzó con el voto en contra de los Presupuestos de Pradales tras cinco ofertas y siete reuniones con el Gobierno vasco, se ha extendido después a la revisión fiscal en la comunidad autónoma vasca, el modelo policial, la vivienda, el salario mínimo, la propia Osakidetza o la interpretación de la foralidad y la existencia de las haciendas de los tres territorios de la CAV.
A modo de prevención, cabría puntualizar que estos movimientos suelen ser cíclicos: EH Bildu ya ha demostrado estos meses que puede actuar con agilidad y rebajar el tono cuando el PNV le recrimina su falta de disposición al acuerdo y que debajo de su aparente buen tono siga manteniendo la oposición dura de siempre. Ya sucedió en verano, cuando el PNV criticó que incumpliera su propia palabra sobre la tregua de Osakidetza y que pidiera la comparecencia del consejero Alberto Martínez por la muerte de un paciente de Laudio, un ciudadano que tuvo que ser atendido por una ambulancia de Bilbao porque la de su municipio carecía de médico. Poco después, EH Bildu dejaba a Osakidetza fuera de la negociación presupuestaria y participaba con normalidad en la mesa para buscar un pacto sanitario. También volvió sobre sus pasos tras cuestionar la existencia de tres haciendas en la CAV. Otxandiano rectificó y se limitó a apostar por la armonización para que la fiscalidad de los tres herrialdes sea similar. Y, mientras tumbaba los Presupuestos de la CAV, sí aprobó los de Araba y Bizkaia, dos instituciones lideradas por el PNV.
Fiscalidad
Pero, ¿qué ha pasado desde entonces para que el burukide Koldo Mediavilla denunciara en su artículo del sábado que EH Bildu vuelve a la confrontación generalizada? Por un lado, EH Bildu fue el primer partido que se desmarcó de la revisión fiscal de PNV y PSE con el argumento de que es un catálogo de deducciones de impuestos y va a provocar una caída de los recursos económicos para sostener los servicios públicos. Sin embargo, el PNV puso en evidencia que, mientras EH Bildu exige en el Estado que las personas que cobran el salario mínimo no tengan que hacer la declaración en la renta, en suelo vasco no está apoyando la revisión fiscal que protege a esas rentas bajas (el límite exento se ampliaría desde los 14.000 euros actuales hasta los 19.000). Poco después, EH Bildu matizaba que sigue dispuesta a negociar y que presentará sus enmiendas. El plazo para hacerlo en Gipuzkoa y Araba acaba este jueves. Allí, PNV y PSE necesitan un tercer socio. Y EH Bildu va a realizar en puertas de esa fecha un movimiento que sirve más para escenificar su presión y marcar perfil propio que para iniciar un acercamiento a PNV y PSE: este lunes ha anunciado que varios de sus alcaldes y alcaldesas van a comparecer este martes en Donostia “para alertar de las consecuencias que va a tener en los ayuntamientos la bajada de la recaudación”. Participarán, entre otros, la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta.
Modelo policial
Precisamente desde sus alcaldías, EH Bildu va a escenificar el primer desmarque concreto y efectivo del modelo policial que ha criticado históricamente. En campaña, EH Bildu ya defendió que la Ertzaintza se centrara en la persecución del ciberdelito y la corrupción, y no tanto en la contención de incidentes y el orden público. Planteó que se coordinara con la policía municipal, y propuso un programa piloto de patrulla desarmada. En marzo, los alcaldes de Zumaia, Getaria y Azpeitia, dentro del margen que creen que les concede la Ley de Policía de 2019 para seleccionar personal, van a impulsar una oferta pública de empleo conjunta para las policías municipales, con el argumento de que su modelo será más cercano, menos sancionador, y se va a exigir un nivel de euskera acorde. Está por ver cómo encaja con el acuerdo que ha trabajado el departamento de Seguridad con Eudel.
Osakidetza
En cuanto a Osakidetza, este miércoles se reunirá de nuevo la mesa para el pacto sanitario, pero EH Bildu contravino el pasado viernes su criterio de dar oxígeno a esta mesa dejando el debate al margen de la disputa partidista. Pello Otxandiano llevó una pregunta al pleno de control para el lehendakari Pradales, a quien le planteó la necesidad de contar con mayores recursos vía impuestos y la eficiencia de la gestión sanitaria.
Vivienda, salario mínimo, Euskorpus, industria...
En paralelo, EH Bildu ha planteado preguntas en materia de vivienda para criticar la acción del Gobierno (porque cree que el modelo se basa en deducciones fiscales y subvenciones y lo que hace falta es más suelo) o bien para sembrar la discordia entre PNV y PSE (acusando a las diputaciones de retrasar los trámites del índice de precios de alquiler). Además, EH Bildu asegura que los sindicatos proponen una reflexión para impulsar el salario mínimo vasco en sintonía con lo que su grupo planteó para los Presupuestos.
EH Bildu ha extendido sus críticas a Euskorpus, un proyecto para garantizar la presencia del euskera en el mundo digital y que a su juicio parte de un “error estratégico” desde su concepción porque no cuenta con agentes que a su juicio tienen una larga trayectoria. Otxandiano dejó caer que podría tratarse de un planteamiento “clientelar”. EH Bildu también ha insinuado que no entiende la finalidad del grupo para la defensa de la industria que ha impulsado el Gobierno vasco.