EH Bildu vuelve a fiar buena parte de su estrategia a la misma táctica que empleó en las elecciones generales: presentarse como un dique de contención de la ultraderecha. Pero el discurso del freno a la ultraderecha es un carril muy concurrido ya por otras formaciones, exceptuando al PP y Vox, y lo exprimen fuerzas más mayoritarias como el PSOE, así que EH Bildu recurrió este viernes a un ejemplo concreto para buscar su hueco y reivindicar uno de sus acuerdos. Se desplazó hasta Antsoain, donde perdieron la vida numerosos presos republicanos tras pasar todo tipo de penurias en el penal del Fuerte de San Cristóbal, y donde también se fugaron unos 800 tras burlar a sus captores. El Gobierno español de Sánchez se comprometió con Bildu a ceder el fuerte a Nafarroa para que lo transformase en un lugar de memoria. En la plaza Rafael Alberti, el candidato de EH Bildu y número dos de la coalición Ahora Repúblicas liderada por ERC, Pernando Barrena, hiló la represión franquista con los “tambores de guerra” de la ultraderecha que suenan en la actualidad, y presentó a EH Bildu como un “freno al fascismo”.
“Estos lugares que hemos recuperado gracias a EH Bildu en Madrid para rememorar esta atrocidad deben ser lugares que nos ponen frente a la realidad. Porque hoy, en Europa, los tambores de guerra suenan al son de la ultraderecha, de los mismos que hace más de 90 años propiciaron un golpe de Estado fascista. Hoy, en Europa, y desde aquí, hay que poner freno a la ultraderecha. Porque los votos de EH Bildu son garantía de freno al fascismo y de construcción nacional y social de nuestro país”, dijo.
Barrena exprimió el mensaje antimilitarista contra el “clima belicista”, en un momento en que los países de la OTAN están elevando el gasto en defensa con el objetivo de alcanzar el 2% del PIB para enviar ayuda a Ucrania y también por una cuestión de seguridad, para tener cierta capacidad disuasoria en esta especie de guerra fría que se ha instalado tras la invasión por parte de Rusia y en un contexto de inestabilidad geopolítica mundial. Si el PNV ya respaldó el envío de armamento a Ucrania para no dejarla indefensa ante la invasión imperialista rusa y recordó el padecimiento de Euskadi en la guerra civil, EH Bildu se envuelve ya de antemano en la bandera anti OTAN dando por hecho que ese gasto se realizará a costa de recortar en políticas sociales. Barrena pide, por otro lado, que Euskadi esté en los órganos que toman decisiones en Europa y reivindica la Euskal Herria de los siete territorios, aunque el PNV tiene la ventaja de que sí ha logrado presentarse a los comicios en los siete, y EH Bai no concurre en Iparralde.
En cualquier caso, Barrena pareció fijar las prioridades en otro ámbito de actuación. “Nuestra preocupación principal en las instituciones europeas es seguir alimentando el cambio político que se está dando aquí en nuestro país. Un cambio político que va a acabar con las hegemonías obsoletas como ya hicimos en Nafarroa hace dos legislaturas. Un cambio que tiene como objetivo que podamos decidir libremente nuestro futuro y cada vez tengamos más derechos sociales”. Insinuó que el PNV se conforma con una labor de representación de Euskadi en Europa, y pidió ir más allá declarándose “antifascista”.
Abstención
Por otro lado, EHKS, un movimiento crítico con la línea más posibilista de la izquierda abertzale actual, que se define como comunista y que preconiza la abstención en estas elecciones, ha convocado una manifestación el último día de campaña, el 7 de junio en Donostia, para cargar contra la OTAN. Pero también reniega de la Unión Europea. De hecho, llama a no votar para “no legitimar la Unión Europea y su agenda política basada en la guerra y la austeridad”.
EH Bildu defendió hace meses que estos grupos no tendrían mayor repercusión en su salud electoral porque están fuera de la izquierda abertzale, a pesar del interés informativo que ha venido suscitando la tensión entre los jóvenes disidentes agrupados en GKS y las juventudes oficiales, Ernai, por ejemplo, en la gestión de los recintos festivos.