Pese a que ofreció su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez desde el minuto uno y a que es la única formación minoritaria del Congreso que no ha obtenido contrapartidas a cambio, EH Bildu comunicó ayer jueves al secretario general del PSOE el esquema general de las exigencias que le trasladará durante toda la legislatura. La dependencia de Sánchez de los votos de la amalgama de grupos que le han aupado a La Moncloa será una constante, y de este modo la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, negó ayer jueves que, con sus seis votos, “nos debamos a su Gobierno. Hoy no le concedemos un cheque en blanco”.
La coalición abertzale, en cambio, “les brinda una oportunidad, les hace una invitación, les interpela en términos de compromiso histórico”. El momento crucial que se abrió ayer tiene, a su juicio, su paralelismo en “un bloque de investidura que debe significarse en un bloque histórico antiautoritario, plurinacional y de carácter progresista”. Y dicho bloque debe abrir, por último, un debate “sereno, ambicioso y profundo sobre la plurinacionalidad y el modelo territorial del Estado, desde el reconocimiento efectivo de las diferentes realidades e identidades nacionales que lo conforman”.
“Esta debe ser la legislatura de la plurinacionalidad –resumió Aizpurua en la intervención que inauguró la segunda jornada del pleno– para abrir nuevos caminos que otros estados como el Reino Unido y naciones como Escocia ya están recorriendo: el de la democracia, sin prisas ni ansiedades, con visión y paciencia estratégica”.
Abogó por ello “por encontrar soluciones políticas y democráticas para resolver el conflicto político que el Estado mantiene con naciones como Euskal Herria”. “Hoy tenemos la oportunidad de encauzar y solucionar la gran asignatura pendiente de este Estado: abordar y aceptar su naturaleza plurinacional”, emplazó.
Tras recordar que su apoyo a Sánchez tiene como fin cumplir “el mandato” expresado por los vascos en las urnas de impedir que las derechas accedan al poder, Aizpurua dijo que “no existe un PP bueno y un Vox malo como algunos intentaban proyectar”. Hay, en cambio, “un bloque reaccionario y autoritario con bases claramente antidemocráticas”, como se ha podido comprobar, según su parecer, en las manifestaciones y protestas de las últimas semanas.
Completó el apartado de reivindicaciones llamando a avanzar en medidas sociales y a apostar “de manera clara por reequilibrar la balanza en favor de los trabajadores y en detrimento de los privilegios de las élites”. “Debe gobernar pensando en el bienestar de la mayoría trabajadora frente a las grandes empresas y poderes económicos”, trasladó a Sánchez.
Este respondió abriéndose a abordar el debate territorial dentro de la Constitución. En concreto, el socialista resaltó que la Carta Magna goza de “capacidad de adaptación a una realidad cambiante con el paso del tiempo” porque así lo quisieron quienes la redactaron en 1978. Garantizó por ello que tendrá la “máxima disposición a llegar a acuerdos”.
UPN eleva el tono
Blanquear a ETA. En una segunda sesión del pleno de investidura que transcurrió sin excesivo ruido, UPN elevó los decibelios al ratificar su rechazo a Pedro Sánchez alegando que no apoyará “un proceso de investidura basado en la impunidad de delincuentes y el blanqueamiento de los herederos políticos de ETA”. Alberto Catalán, como portavoz del único grupo que se unió al PP y Vox en el ‘no’, denunció a su vez el “chantaje de independentistas” que supone la ley de amnistía.