Los altercados con motivo de la celebración de manifestaciones y partidos de fútbol de alto nivel provocaron hace unas semanas un momento de tensión dialéctica entre el PNV y EH Bildu. Los jeltzales recriminaban a la izquierda abertzale que ponga más el foco en cuestionar el modelo policial y la respuesta de la Ertzaintza, en lugar de criticar primero a quienes causan los incidentes. En un momento en que la coalición abertzale empata en las encuestas con el PNV, quedó también en el aire qué tipo de modelo policial implantaría EH Bildu en el caso de que ocupara responsabilidades de gobierno tras las elecciones vascas del 21 de abril. El programa que ha presentado este jueves su candidato Pello Otxandiano da respuesta a esa pregunta y vuelve a poner el foco en los protocolos de la Ertzaintza, hasta el punto de plantear la “desmilitarización” del Cuerpo.
El término va en sintonía con la falta de proporcionalidad que ve en las actuaciones policiales por las lesiones sufridas en algunos casos, y casa con el cuestionamiento histórico de su labor en ámbitos de la izquierda abertzale. Pero va en una línea opuesta a las reivindicaciones de los sindicatos de ertzainas, que habían hablado de escasez de material y protección, y un repunte de las actitudes de hostigamiento. No es la primera vez que Bildu hace un discurso en esta clave, y desde el Gobierno vasco se le había recriminado el impacto que tendría en la seguridad de todos.
En concreto, el extenso documento de EH Bildu, de unas 140 páginas y con propuestas en todos los ámbitos de gestión, incluye un apartado sobre la seguridad que plantea la “desmilitarización” de la Ertzaintza, con un “programa para la disminución del uso de armas de fuego, realizando un programa piloto de patrulla desarmada y confección de un catálogo de actuaciones que se prestarán sin armas”. Propone un “análisis sobre los efectos reales de las denominadas armas no letales (lanzadores de foam, taser), eliminación de las más peligrosas, así como establecimiento de rigurosos límites de empleo, que serán públicos”, con un “enfoque por el que la lógica de estas armas no es complementar las armas de fuego, sino sustituirlas”.
Se propone igualmente la “reubicación de los agentes de la Brigada Móvil en las atribuciones normales de seguridad ciudadana en las comisarías de las capitales” y una “actitud enérgica para erradicar simbología, emblemas, parafernalia o actitudes de extrema derecha”, en referencia a los elementos ultras que EH Bildu cree que se han infiltrado entre la Ertzaintza.
Reajuste de efectivos policiales
EH Bildu propone también “el redimensionamiento de los servicios de seguridad”, que parece restar peso o referencialidad a la Policía autonómica: “Frente a un modelo en el que prima jerárquicamente la Ertzaintza, proponemos una transición a una seguridad comunitaria, de proximidad, redimensionada”. Para ello, plantea un “reajuste de efectivos en función de la evaluación de las tasas objetivas de criminalidad y de los operativos que se deben atender, modificando la relación de puestos de trabajo”. Se apuesta por un reparto “objetivo” de funciones entre la Ertzaintza y las Policías locales. Sobre los sistemas de control, sugiere la “reforma de los sistemas de inspección interna de dación de cuentas, específicamente de la herramienta Ekinbide, absolutamente inoperativa para acoger críticas o denuncias de actuaciones policiales y dar una respuesta satisfactoria en términos de depuración de responsabilidades internas”.
Por otro lado, sí se defiende la especialización de la Ertzaintza con la creación de unidades de personas desaparecidas, de infancia y adolescencia, delitos de odio, urbanismo, y potenciación de la unidad de delitos contra las administraciones públicas y medio ambiente. Se menciona un servicio de acogida para las víctimas. Además, EH Bildu vuelve a proponer la reducción progresiva de las funciones de las fuerzas de seguridad del Estado hasta su repliegue definitivo.
Fiscalidad y moratoria a los hoteles
En el programa ya no se destaca una de las medidas que Bildu sí había incluido en la presentación de su propuesta de vivienda, el cuestionamiento de la desgravación por compra de vivienda, que afecta a 330.000 personas y a la clase media. El PNV había denunciado sus intenciones y había sacado a la palestra una medida muy impopular del programa de Otxandiano. Lo que sí aparece, en el apartado de los impuestos y no en el de vivienda, es una apuesta por “aumentar la presión fiscal”, aunque matiza que se hará con un reparto “más justo”. Propone, además, “abrir la vía de volver a una base imponible única en el IRPF, a fin de que las rentas de capital tengan el mismo tratamiento que las rentas de trabajo”, y un impuesto a centros comerciales.
También se alude al turismo, un capítulo donde EH Bildu ve un “fenómeno de masificación sin precedentes” y propone “un procedimiento para declarar áreas turísticas tensionadas”, donde se aplicarán moratorias y restricciones para la apertura de hoteles, hostelería y viviendas turísticas. El PNV ha aprobado una moratoria en Donostia para poner en suspenso las licencias de apertura de nuevos hoteles, pero EH Bildu realiza un planteamiento más general con una visión de masificación más global, lo que multiplicaría el ámbito geográfico de esas trabas a la actividad económica generada por el turismo. Propone igualmente dejar de promocionar las áreas saturadas y activar nuevos puntos de interés para repartir los visitantes por esas zonas. Cita el “turismo industrial”, lo que parece remitir a puntos del mapa como Ezkerraldea. Plantea “garantizar los derechos laborales” en el sector.
Otras medidas del programa son la semana laboral de 32 horas, extender los 200 euros por hijo hasta los 18 años y, como último punto en 140 páginas, un nuevo estatus con reconocimiento nacional, derecho a decidir, y bilateralidad sin “ninguna injerencia” del Tribunal Constitucional o el Congreso.