Ekaitz tiene 12 años y no es la primera vez que consigue emocionar a la gente de Vitoria con una de las cosas que mejor sabe hacer: tocar la trompeta.
En el confinamiento, con tan solo nueve años, fue el protagonista indiscutible en el barrio de Salburua cuando cada tarde, a las ocho, tras los aplausos salía al balcón de su casa con su trompeta para hacer el día más ameno a sus vecinos.
Tres años después, el joven Ekaitz ha logrado provocar la misma emoción que entonces, ahora por otro motivo: el ascenso a Primera División de su equipo, el Alavés.
En las fiestas del pueblo alavés de Urarte de este pasado fin de semana a las que estaba invitada la familia de Ekaitz también se desató la locura cuando Villalibre marcó el gol en el último suspiro en un final épico del partido.
En ese momento, Ekaitz no lo dudó y cogió su trompeta para tocar una y otra vez el himno del Alavés que emocionó a todos los alavesistas y vecinos de Urarte en un recorrido por algunas calles del pueblo y dentro de la sociedad.