"Tornem-hi per vèncer. Independència" (Volvamos para vencer. Independencia). Bajo este lema discurrirá este domingo el acto central de la Diada, organizado por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), cuya presidenta, Dolors Feliu (Roda de Ter, Barcelona, 1964), trata de focalizar la marcha en la marea humana que poblará las calles de la capital catalana y en retomar una estrategia certera hacia la ruptura con el Estado. "Si es necesario, pasaremos por encima de los partidos", advierte esta abogada, profesora universitaria y activista política que trata de retirar el foco en la ausencia de Pere Aragonès, zanjando la polémica. “La manifestación no va contra nadie, va en favor de la independencia”, constata Feliu, que se hizo con las riendas de esta entidad civil el pasado mayo, y que recuerda, como han hecho sus predecesores, que su organización tiene como tarea presionar a las instituciones con un mensaje de firmeza. La secesión es un objetivo ineludible e inevitable, sostiene quien ejerció de letrada de la Generalitat para evitar el recorte del Estatut por parte del Tribunal Constitucional, cuando ella militaba en Convergència, antes de que pasara a hacerlo en el PDeCAT (2008-2018). Entre sus publicaciones, Manual para la independencia y Octubre en la calle, donde reflexiona sobre la gran aspiración de Catalunya. “La represión es el precio que, en parte, hemos pagado por no hacer la independencia; y no terminará hasta que no la hagamos”, destaca Feliu, que desbroza así la situación y su horizonte.
Advierte ahora Pere Aragonès de que será imposible entrar a negociar un referéndum pactado hasta la primavera de 2024.
-¡Ya llevamos bastante tiempo en esta línea cada vez más autonomista, de dejarlo todo para más lejos. Por eso es necesaria una manifestación como la del domingo para poner de nuevo la independencia en el centro de la política en Catalunya. Tenemos claro que eso lo conseguirá la fuerza de la gente. Jurídica y políticamente, el Estado español tiene completamente cerrada la puerta del referéndum acordado. Ya sabíamos de antemano que la mesa de diálogo no iba a traer algo así.
El president no va a estar en el acto central de la Diada. ¿A qué cree que obedece su decisión?
Hemos cerrado esa polémica. Apelamos a todos los independentistas a acudir. El que no va, él se lo pierde. No vamos a seguir dando pie al bucle de la discusión. Nos hemos centrado en los últimos días a hacer ver a la ciudadanía que este objetivo es algo que lo vamos a tener que pelear nosotros. Lo trascendente es cada alma, cada corazón, cada grito y emoción. Eso es la Diada. No lo es solamente una persona, sea quien sea. Todos somos importantes.
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Alguien de peso en Esquerra, y que presidió la ANC, como Carme Forcadell, corrigió a Aragonès haciéndole ver que la entidad tiene la obligación de presionar a los partidos y, por supuesto, al Govern.
Exacto. Y ella lo sabe muy bien, y todo el que ha estado en la ANC también. La Assemblea en su manifiesto tiene que desplegar un discurso de reivindicación y de empujar a los partidos a que trabajen por y para la independencia. No es la primera vez que lo que expone la ANC genera malestar entre los gobernantes porque se les exige responsabilidad, un grito en pro de hacer por fin realidad el objetivo, y eso les incomoda. No le demos muchas vueltas ya que es el momento de la gente.
¿Le llamó el president cuando fue elegida presidenta de la ANC? ¿Tienen algún hilo de contacto?
No hemos tenido un contacto personal. Sí con la organización, con ERC, y con su entorno. Prefiero desmitificar el tema personal y quedarme con que hay comunicación.
¿Resulta ya manido el llamamiento a la unidad independentista?
Hablamos de unidad y eso te lo fían a un ya veremos cuándo, por eso es un concepto que se nos queda descafeinado. Pasa el tiempo y queremos que sea una realidad ahora, al menos con un proyecto real sobre la mesa, no una unidad que rebaje las aspiraciones. Con esas llamadas a la unidad a veces lo que se pretende es rebajar los planteamientos.
"Dejemos los partidos atrás", expresan en su manifiesto. Carles Puigdemont ya aludió recientemente a que las formaciones políticas iban a ser incapaces de trazar una estrategia, de ahí el impulso al Consell per la República.
Ya se ha planteado varias veces durante el procés cómo diseñar esto. Ocurrió en 2015, con Junts pel Sí, y se suele hablar de una lista electoral de país que no sea de partidos para superar la tensión partidista, que es un lastre. Las tácticas de cada uno acaban estropeándolo todo, sobre todo porque no existe una finalidad cierta de hacer la independencia.
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¿Existe la posibilidad de que la papeleta de la ANC pueda depositarse en una urna?
No. Papeleta de la ANC, no. Lo que dice la propia hoja de ruta de la ANC ya desde el anterior Secretariado es impulsar una lista cívica, algo así como una agrupación de electores. Después de lo que ocurrió el 9-N de 2014 se produjo una reacción con el 1-O en 2017. Sin embargo, no ha exisistido una especie de reacción igual de proactiva tras lo que pasó con el referéndum. Hemos estado cinco años entre represión y un contexto de pandemia, y tenemos que volver a situar en un primer plano lo que sentimos ese 1-O, un pueblo con voluntad mayoritaria de querer ser libre. Nos falta acabar lo que sentimos y empezamos ese día. El 1-O ya lo llevamos puesto, la gran fuerza de ser un pueblo unido. No falta terminar de hacer efectivo todo aquello.
Por lo tanto, entiendo que no contemplan un nuevo referéndum.
Es que muchas veces se habla de volver a ratificar aquella voluntad, de encontrar el momentum... Lo que tenemos claro es que no podemos hacer la independencia sin las instituciones pero no se ven legitimadas o con fuerzas para echar hacia adelante ahora mismo; y creemos que se necesita refrendar esto con la fuerza del voto para ratificar aquella voluntad. Es un planteamiento muy en la línea de lo que propone en Escocia Nicole Sturgeon. Si no es posible un referéndum tal como recogió el dictamen del Tribunal Supremo de Canadá en el caso de Quebec en 1998; la presidenta escocesa plantea unas elecciones donde el voto sirva como referendario. Como ya el 1-O ya se hizo, y si no puede haber otro momento igual, también puede servir esta vía.
Unas elecciones plebiscitarias.
Así es. El referéndum ya se hizo y ahora pasaríamos a la fase de ratificación del 1-O.
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¿Y levantar la DUI, la declaración unilateral de independencia?
Estos últimos años la ANC ha pedido por activa y por pasiva a los partidos que proclamen la independencia y no se ha conseguido. Por eso pensamos en este cambio de paradigma. No vamos a estar siempre pidiendo a las formaciones políticas que reaccionen ante el 52% de voto independentista de los comicios de 2021. Si no lo hacen hay que valorar esas otras opciones. Si quieren, pueden reaccionar con un plan porque aún queda más de media legislatura para las elecciones al Parlament, si no se precipitan antes. Ya otras muchas veces han reaccionado a grandes movilizaciones como las del día de la Diada. No perdemos la fe en que puedan cambiar cosas.
Quizá en el debate de política general, marcado en rojo por el ultimátum de Junts a Esquerra y por lo que pueda proponer Aragonès para su “vía amplia”. Se ha llegado a especular con la opción de rescatar la reforma del Estatut.
Esperemos que no vaya por ahí porque es una vía completamente cerrada después de 2006 y de la sentencia del Constitucional.
¿Qué supondría para estas aspiraciones la ruptura de un Govern de binomio independentista?
El escenario importante es si hay un proyecto para la independencia y si se producen movimientos. Si Junts se decide por la ruptura y tampoco se da un proyecto, tampoco sé muy bien de qué serviría.
¿Esa hoja de ruta de la ANC para la independencia tiene alguna fecha límite marcada?
Nosotros decimos que, como muy tarde, las próximas elecciones al Parlament, oficialmente en 2025, queremos que sirvan para eso.
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¿Qué entenderían como un buen gesto desde los partidos? Por ejemplo, ¿abandonar Madrid?
La presencia en las Cortes españolas parece muchas veces que no tiene sentido. No podemos ni hablar allí nuestra propia lengua; no se reconocen las competencias; no se reconoce a Catalunya como nación... Al revés, solo observamos recentralización dejándonos solo funciones de gestión. Por eso, en nuestro planteamiento está promover en Madrid una acción conjunta de todo el independentismo, o bien hacer votos nulos, de castigo, para mostrar nuestro desacuerdo.
Esta semana ha visto la luz el informe del Ministerio del Interior donde se da el visto bueno a la infilitración de agentes policiales en organizaciones independentistas.
Por eso cuando se habla de desjudicialización, de que hay diálogo entre gobiernos, nos duele porque no existe nada de eso. Y quien más pruebas da de ello es el Estado español. También se constató con las declaraciones de Pedro Sánchez en Andalucía diciendo que nadie le ganaba a unionista y que todo el mundo debía recordar su papel decisivo en la aplicación del 155 en Catalunya ocupando las instituciones, poniendo en la cárcel a los líderes civiles y políticos, atacando a la ciudadanía en su voluntad democrática.. No hay diálogo serio en marcha ni a la vista. Y en el horizonte se aviene un gobierno de derechas. Así que mejor que no nos engañen con avances que no son, y que se ajustan a conversaciones de tipo administratrivo. Eso también desmoviliza y da una imagen al exterior que no es real, como que aquí en Catalunya se ha acabado el conflicto cuando no es verdad. ¡Claro que hay pulsión independentista y un conflicto político! Parece que el objetivo sea el de ocultar estar voz bajo esta imagen de apariencia.
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¿Les ha costado alentar a la ciudadanía de cara a esta Diada?
Ya llevamos mucho tiempo de activismo, la gente sabe lo que es la Diada, el tono que tiene, si quiere o no la independencia y cómo estamos políticamente. Por tanto, nosotros ofrecemos la manifestación y llamamos a acudir. Toca dar un nuevo paso para que no triunfe esa falsa realidad que se nos vende. Somos un movimiento democrático y pacífico, que se practica con la máxima legitimidad y que se marca hitos. Nuestro objetivo no es postergar esto eternamente a modo de ensoñación, quimera o que sea algo etéreo.
¿Qué valoración hacen de la suspensión de Laura Borràs como presidenta del Parlament?
Nos duele especialmente la represión tan grande que está sufriendo el Parlament de Catalunya, con la inhabilitación de miembros por permitir debates sobre la autodeterminación, por críticas a la Corona española y al rey... También lo fue el president Torra por colgar un lazo amarillo cuando los representantes políticos estaban encarcelados. Parece que no se puede hablar en la Cámara y se persigue a sus líderes a través de una Justicia española que nos demuestra que no es de fiar cuando se trata de independentistas catalanes. Todo esto, incluido lo ocurrido con la presidenta, es para desmovilizar al independentismo. Nosotros lo que echamos en falta es también un proyecto en el propio Parlament.
En breve se cumplirá un lustro desde la jornada del 1-O. ¿Mantienen relación con el Consell que lidera el expresident Puigdemont?
Colaboramos activamente y participamos con voluntarios en la organización de los actos que se van a dar. Ese día sigue en nuestro corazón, y en el de muchos barrios y municipios. Aunque haya quien diga lo contrario, tenemos contacto permanente tanto con el Consell per la República, como con Òmnium y con todas las organizaciones vinculadas a la liberación del país.