Definitivamente, la pandemia encara su fase más esperanzadora y, a la vez, más delicada al enterrar la última restricción vigente. La obligación de llevar mascarillas en espacios interiores decaerá el próximo 20 de abril, justo después de Semana Santa. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha concretado que la retirada se aprobará un día antes en el Consejo de Ministros, y se publicará en el Boletín Oficial del Estado (BOE) al día siguiente. Eso sí, se mantendrá en los llamados entornos vulnerables, como transporte público, hospitales, centros de salud y residencias de mayores, entre otros espacios. Pero, por ejemplo, se elimina definitivamente en los colegios.
La primera intención del Ministerio era correr más, despejar la última restricción antes de las fiestas y que se eximiera de su obligatoriedad el próximo 13 de abril (una vez aprobado por el Consejo de Ministros del día 12). Sin embargo, Sanidad se ha visto obligada a aterrizar en la cruda realidad pandémica ya que los técnicos pidieron, en un informe preliminar, avanzar más despacio en la desescalada y mantener esta protección durante la Semana Santa, tiempo en el que las relaciones personales y la movilidad aumentan y puede existir mayor riesgo de contagio.
Además, estiman que sería adecuado esperar a tener más claro el efecto del fin de los aislamientos de los contagiados, que se decretó el pasado 28 de marzo.
Los colegios en primer lugar
"En España hemos ido dando las respuestas estratégicas en cada momento en el que la situación de la pandemia lo ha requerido. Gracias a los altísimos niveles de inmunización de la población, la situación epidemiológica es actualmente favorable", explicó ayer miércoles la ministra Darias en Toledo, haciendo gala de la retórica vacía de costumbre con la que hasta hace pocas fechas decía que "falta un día menos" para su retirada.
La ministra aconseja no utilizar la mascarilla por parte de los alumnos en el ámbito escolar y realizar un uso responsable de la misma entre la población vulnerable en cualquier situación en la que tenga contacto prolongado con personas a distancia menor de 1,5 metros; y profesores con factores de vulnerabilidad.
No obstante, Darias aclaró que habrá en determinadas situaciones en las que sí serán obligatoria. En este sentido, se pide la mascarilla sea imprescindible para trabajadores y visitantes de centros asistenciales y personas ingresadas cuando estén en espacios compartidos fuera de su habitación o en centros sociosanitarios; y, por supuesto, en el transporte público.
Fatiga pandémica
Por su parte, las reacciones son de cautela y algunos no están de acuerdo ya que consideran que "disminuye la percepción del riesgo". Sin embargo, otros afirman que "al covid no hay que tenerle miedo, sino respeto".
Por ello, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) ve "acertada" la decisión ya que "hay que tener en cuenta la fatiga y el cansancio de la población", según Vicente Martín Sánchez.
"Hay que ver todo en su conjunto, pensamos que las autoridades sanitarias han valorado en su justa medida los pros y los contras y, por tanto, como sociedad científica, no nos queda más que apoyar esta medida, haciendo un llamamiento a la población para seguir vigilantes", indicó, haciendo hincapié en lo positivo de que esta medida entre en vigor después de Semana Santa.
casuísticas
¿Y en el trabajo?
sin distancia. En el ámbito laboral, se aconseja usar la mascarilla siempre que el trabajo deba realizarse a distancia interpersonal de menos de 1,5 metros y no pueda garantizarse la ventilación adecuada del espacio; y en el entorno familiar, las reuniones de amigos y celebraciones privadas.
¿Y en el súper?
mucho tránsito. Se recomienda se siga usando la mascarilla en los espacios cerrados de uso público en los que las personas transitan como son los centros comerciales, los supermercados o pequeño comercio.
¿Y en el cine?
sin comer ni beber. También es recomendable en espacios cerrados en los que las personas permanecen tiempo sin comer ni beber (cines, teatros, salas de conciertos y museos).
¿Quién sí o sí?
mayores y vulnerables. Se insiste en que los mayores de 60 años o los más vulnerables deberían seguir usándola, aunque no sea obligatorio.