La soledad se cronifica en el Estado, donde un 13,5% de la población se siente sola desde hace al menos dos años, con un mayor impacto entre los jóvenes, las mujeres, y las personas desempleadas. Es la radiografía que se puede extraer del Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024 de la Fundación ONCE y Fundación AXA para el Observatorio SoledadES que expone que una de cada cinco personas sufre un aislamiento no deseado.
Además, según alerta el estudio presentado hoy, es “un problema persistente”. Y es que dos de cada tres personas que sufren soledad llevan en esta situación desde hace más de 2 años y un 59 % desde hace más de tres. Así, en el Estado la soledad crónica alcanza ya a más de una de cada diez personas. Es de destacar asimismo la tasa entre la juventud, donde la cifra de soledad asciende a uno de cada tres veinteañeros.
Es por eso que el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha destacado la importancia de apostar por políticas públicas con “enfoque transversal” para el conjunto de la sociedad. Para prevenir estas situaciones, Bustinduy apostó “por crear y afianzar redes de amistad, de vecindad, de asociacionismo, redes de apoyo que puedan dar estabilidad” pero que no generen estigma. “La soledad no deseada puede afectar a personas a lo largo de su ciclo vital, pero con diferente intensidad y consecuencias; una experiencia que está íntimamente asociada con el contexto en el que se vive”, recordó.
Las mujeres, más afectadas
Esta problemática es algo más frecuente entre mujeres (el 21,8 %) que entre hombres (18 %); aunque las diferencias son especialmente amplias a partir de los 55 años, en los niveles educativos más bajos y en los núcleos urbanos. Por edad, está especialmente extendida entre la juventud y va decreciendo con la edad hasta alcanzar el valor mínimo en la franja de 55 a 74 años, aunque vuelve a subir a partir de los 75 años. Además, mientras la juventud en entornos rurales se siente más sola, ocurre lo contrario con la población de la tercera edad; que sufre más soledad en entornos urbanos.
Tener dificultades económicas, ser de origen extranjero, vivir con un problema de salud mental, ser joven o estar en desempleo teniendo entre 30 y 54 años son factores que implican una mayor probabilidad de acabar sufriendo un aislamiento no deseado, según apunta el estudio. Asimismo, tener una mala salud implica una probabilidad 3 veces mayor de sufrir soledad además de vivir con un problema de salud mental, en 2,4 veces.
Las personas en situación de desempleo tienen una tasa de soledad más del doble que las personas ocupadas: un 36,3 % frente a 16,2 %. De hecho, la soledad está muy relacionada con la capacidad económica. La prevalencia de la soledad no deseada es más del doble dos veces más frecuente en la población que viven en los hogares que llegan con dificultad a fin de mes, uno de cada tres, que en los que llegan con facilidad (13,3%).
Relaciones 'online'
El barómetro, basado en una encuesta realizada a 2.900 personas de entre 18 y más años, muestra que las relaciones sociales online son más frecuentes entre las personas que sufren soledad que entre las que no la sufren. No obstante, independientemente de la vida social, “el núcleo de convivencia es clave”, ha señalado el experto. La prevalencia de la soledad no deseada es el doble entre las personas que viven solas que entre las que viven acompañadas (34,5 % frente al 17,4 %). Otro aspecto vinculado con la soledad es el de la educación. Es mucho menos frecuente entre las personas con mejor nivel educativo, y además, carecer de estudios superiores eleva la probabilidad de sufrir soledad en un 50 %.