El 30% de los diagnósticos de cáncer son de piel

El lado oscuro de tomar el sol es que el cáncer de piel es mucho más frecuente de lo que pensamos ya que es el más común de todos los tipos de cáncer a nivel mundial, según la Asociación Española contra el Cáncer. De hecho, uno de cada tres diagnósticos de cáncer lo son de piel, en sus tres variantes; carcinoma de células escamosas, carcinoma de células basales, que rara vez son mortales, y melanoma. El melanoma es el más infrecuente, pero la incidencia ha aumentado progresivamente en los últimos 20 años.

La prevención es vital en una enfermedad que se cobra una vida cada nueve minutos en todo el mundo. Se calcula que 33.000 muertes por cáncer de piel en el planeta se podrían haber evitado si los afectados hubieran tomado medidas.

Porque el exceso de radiación ultravioleta está detrás del crecimiento anormal y descontrolado de las células cutáneas que provocan este problema. Es por ello que desde la Sociedad de Oncología Médica se hace un llamamiento para reducir el riesgo de desarrollar un melanoma cutáneo, con dos medidas evidentes, limitar la exposición al sol y usar siempre protección.

De hecho, esta sociedad científica estima que en 2022 se contabilizarán 7.474 nuevos casos de melanoma cutáneo, lo que supone 16 casos por cada 100.000 personas al año. De estos 7.474 casos, 4.097 corresponderán a nuevos diagnósticos en mujeres y 3.377 en hombres.

Por edades, el grupo con más incidencia es el de los mayores de 65 años con un 44% de los casos, seguido del tramo de edad entre 44 y 64 años que significarían el 39% de los nuevos diagnósticos mientras que la población entre cero y 44 años coparía el 17%.

Reducir a la mitad

Solo el diagnóstico precoz y la autoprotección conseguirán frenar el avance del cáncer de piel. “Y es que a través de la incorporación de hábitos de vida saludables, junto a la adhesión a los programas de cribado poblacional, podríamos reducir a la mitad los casos de cáncer”, explica Tomás Trenor, de la Asociación Española Contra el Cáncer.

Entre estos hábitos figura el evitar las horas centrales del día porque la radiación UV es más intensa. También la exposición prolongada al sol o usar siempre fotoprotector solar 30 minutos antes, cada dos horas y tras el baño.

Asimismo, los especialistas instan a poner barreras físicas entre el sol y la piel como son sombrillas, camisetas, sombreros o gafas de sol. Y beber agua con frecuencia ya que una piel bien hidratada también cuida frente a los rayos solares.

Vigilar la evolución de los lunares, es otra de las claves de la prevención.

Las personas con más riesgo son las que tienen la piel y ojos claros y las que desarrollan su actividad laboral al aire libre. También aquellas que presenten antecedentes de cáncer de piel, mayores de 50 años, con enfermedades que causen inmunosupresión o con patologías inflamatorias crónicas.

Pero, sobre todo, se hace hincapié en la protección de los más pequeños ya que las quemaduras solares en la infancia son uno de los mayores factores de riesgo para la aparición de un melanoma. Un dato: los expertos afirman que la mayor parte de la exposición solar se concentra en los primeros 18 años, y sufrir cinco quemaduras de piel antes de los 20 años aumenta el riesgo de padecer melanoma en un 80%.

Por ello, el dermatólogo Álvaro Iglesias, señala que la edad pediátrica y la adolescencia son periodos donde la protección solar es fundamental. “Hay que tener en cuenta que las quemaduras en este periodo pueden multiplicar el riesgo de padecer un cáncer cutáneo en la edad adulta, por lo que conviene usar un factor de protección de, al menos, 50”, subraya Iglesias.