El Estado español registra el mayor porcentaje de los 27 países de la Unión Europea de ocupados de 20 a 64 años con educación superior que trabaja en ocupaciones de baja cualificación (35,9%), siendo el dato de la UE del 22,2%.
Así lo refleja el Informe CYD 2023, publicado este miércoles 13 de diciembre por la Fundación CYD, en el que analiza, entre otros, datos de Eurostat de 2022, que revelan que los graduados superiores españoles presentan la segunda tasa de empleo más baja de la UE (83% respecto al 87,4% de la UE) y la segunda tasa de desempleo más alta (7,1% frente al 3,5% de la UE).
Además de la sobrecualificación, se da otro "desajuste" entre la demanda de estudios y las oportunidades de empleo: el porcentaje de titulados en STEM en España (18,8%) es inferior al de la Unión Europea (25,1%), mientras que en España hay, en proporción, el doble de egresados en el ámbito de la educación.
Por ello, el Informe CYD subraya la necesidad de "reducir los desajustes" entre la oferta formativa y el mercado laboral, mejorando la orientación e informando sobre las perspectivas laborales.
El estudio pone de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión en educación superior, una de las demandas "más recurrentes" de las universidades españolas y una medida "necesaria para reducir la brecha respecto al contexto internacional".
Según el informe 'Education at a Glance 2023' de la OCDE, el gasto en las instituciones de educación superior españolas es de casi 13.300 euros por alumno, un 20,7% inferior al promedio de la OCDE. También difiere la distribución entre fuentes públicas y privadas, con más participación del sector privado en el gasto en la educación superior: 32,5% en España, 29,9% en la OCDE y 20,2% en la UE.
En los últimos años, España ha aumentado el peso de la inversión en I+D sobre el PIB, pasando de un 1,19% en 2016 al 1,44% en 2021, siendo las empresas e instituciones privadas las que más han impulsado este crecimiento.
Los sectores de la Administración Pública y la enseñanza superior (con una participación relativa del 16,91% y del 26,6% respectivamente) crecen, según el Informe CYD, a un ritmo "insuficiente", que hace "difícil" cumplir el objetivo de gasto en I+D sobre el PIB del 2,12% definido en la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación 2021-2027.
El documento remarca que impulsar una formación e investigación de calidad "no solo requiere más recursos, sino nuevos modelos de negocio". "Una mayor inversión debería ir acompañada de la máxima confianza que dicha asignación de recursos es meditada, basada en un sistema de justificación de impacto y ajustada a las necesidades estratégicas de cada institución", precisa.
ATRAER Y RETENER TALENTO
En la última década la universidad pública ha visto disminuir su personal funcionario. En concreto, en el curso 2021-2022 había 7.924 funcionarios menos respecto al 2010-2011, a la vez que ha aumentado el profesorado contratado en 12.506 personas, de las cuales, 6.080 son profesores asociados.
Ante esta situación, CYD advierte de que la universidad pública "necesita abordar un relevo generacional", ya que el 19,4% de la plantilla, alrededor de 21.400 profesores, se jubilará en los próximos diez años, un porcentaje que aumenta si se tiene en cuenta únicamente al PDI funcionario (32,8%) y al cuerpo de catedráticos (49,7%).
"La universidad necesita retener y atraer talento, asegurar el relevo generacional del personal docente e investigador y tener más autonomía en la contratación para permitir políticas más flexibles de atracción, retención y estabilización del personal docente", señala el informe, destacando que, según el Autonomy Scorecard de la European University Association, España ocupa la posición 27 de 35 en cuanto a autonomía en la gestión del personal docente.
Asimismo, el estudio detalla que las universidades españolas generan el 77,5% de las publicaciones científicas, "pero hay poca interacción con otros actores del ecosistema de ciencia e innovación, lo que puede llevar a que el conocimiento generado no sea accesible y, consecuentemente, no se aproveche y valorice".
Para la Fundación CYD, el actual sistema de evaluación de la actividad investigadora "tiende a dar prioridad al volumen de publicaciones, que en algunos casos ha derivado en prácticas cuestionables".
Además, asegura que hay un "desajuste" entre el mayor número de publicaciones (14,68% en 2022 respecto a 2019) y el descenso en las tasas de crecimiento de indicadores de liderazgo y de excelencia liderada (observándose los valores más bajos en el último cuatrienio), lo que, según apunta, "ha alentado el debate sobre la idoneidad de las publicaciones en revistas indexadas como indicador de calidad científica".
El Informe CYD 2023 destaca la importancia de aumentar la relevancia del conocimiento generado por las universidades, "tendiendo puentes estables con el sistema productivo".
LAS MUJERES REPRESENTAN SÓLO EL 14,9% DE LOS TITULADOS EN INFORMÁTICA
La fundación también hace hincapié en la necesidad de mejorar el acceso y la equidad en el sistema universitario. En este contexto, indica que, aunque las mujeres son mayoría entre los titulados de grado y máster (60,5% y 57,2% respectivamente, curso 2021-2022), a medida que aumenta el nivel de estudios y la carrera académica su presencia mengua y sólo el 26,3% son catedráticas y el 25% rectoras.
La presencia de las mujeres en la universidad está ligada a ámbitos de estudio como Educación (77,7% de los matriculados en grado son mujeres), Salud y Servicios Sociales (72,2%), mientras que su presencia es menor en Ingeniería, Industria y Construcción (30,3%) e Informática (14,9%).
"La universidad debe protagonizar la transformación social: hay que persistir en las políticas de igualdad, mejorar el acceso equitativo y promover su rol como ascensor social", ha manifestado la responsable de gabinete técnico de la Fundación CYD, Ángela Mediavilla.
APRENDER DE Y SOBRE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y PREPARARSE PARA ELLA
El informe también recoge que la Inteligencia Artificial ha acelerado la transformación digital en la universidad, la cual, en opinión de la Fundación CYD, debe contemplarse desde tres perspectivas: aprender con ella (utilizando herramientas), aprender sobre ella (cómo funciona) y prepararse para ella (entender sus repercusiones en la vida humana y en sus actividades).
"Gracias a este triple enfoque, puede ayudar a personalizar la docencia, agilizar la investigación y automatizar la gestión. El uso de la Inteligencia Artificial es a la vez prometedor y complejo, pues introduce tanto desafíos éticos, como la necesidad de formar a los profesionales e invertir en tecnología, retos que deben abordarse con planificación, gestión y recursos", propone el documento.
La Fundación CYD incide en que la aplicación de la IA en la universidad debería centrarse, a futuro, prioritariamente en articular modelos viables de coexistencia, en los que la IA mejore la calidad y el alcance de la información y contribuya a la automatización de tareas administrativas y repetitivas, permitiendo que el PDI se centre en aquello en lo que puede aportar valor, "impulsar la investigación de vanguardia e inspirar, guiar y cultivar el pensamiento crítico de los estudiantes".