El 98% de las madres desean dar el pecho como primera opción para alimentar a sus bebés. Y, sin embargo, cuatro de cada diez abandonan la lactancia natural a los tres meses de dar a luz. En el marco de la Semana de la Lactancia, que se celebra entre el 1 y el 7 de agosto, los especialistas ponen de relieve el alto abandono de este método los primeros meses de vida y su descenso progresivo. El hecho de que muchas mujeres experimenten problemas a la hora de dar el pecho, provoca que según las estadísticas, solo un 41% de las madres en España con hijos de 0 a 6 meses haya amamantado en exclusiva. En Europa, esta tasa es del 28% y la de lactancia mixta, con pecho y biberón, baja al 18%.
A juicio del experto en Pediatría de la Clínica Universidad de Navarra, José Manuel Moreno, “se ha visto que la mastitis es la principal causa de abandono temprano de la lactancia materna. En concreto, se estima que se producen más de 11 episodios de mastitis por cada 1.000 semanas de lactancia, la mayoría de ellos en el primer mes”. Debido a grietas en los pezones, pinchazos, pechos hinchados, obstruidos, fiebre o malestar, una de cada cuatro mujeres decide dejar de dar el pecho, lo que convierte la mastitis en la primera causa de tipo médico para un destete precoz e indeseado. De media, entre un 20 y un 25% de las madres está en riesgo de desarrollar mastitis, patología cuya incidencia alcanza el 10% entre las mujeres que dan el pecho.
Teniendo en cuenta que la leche materna es el patrón de oro de la alimentación del bebé, la semana mundial lleva este año como lema Cerrando la brecha: apoyo a la lactancia materna en todas las situaciones, que centra la importancia en que todas las madres que así lo deseen puedan amamantar a sus hijos, independientemente de las circunstancias diversas de cada una. Y es que la alimentación con leche materna es probablemente la intervención que, con menores costes económicos, consigue mayores beneficios. A los recién nacidos les protege frente a infecciones respiratorias, otitis, infecciones gastrointestinales e incluso urinarias; proporciona contacto físico a los bebés lo que les ayuda a sentirse más seguros, cálidos y consolados. También, los niños amamantados disponen de un mejor desarrollo dental.
La leche materna se digiere mejor y tiene efectos positivos a largo plazo sobre la salud del niño disminuyendo el riesgo de que padezca alergias, diabetes, enfermedad celíaca, obesidad, hipertensión o colesterol. A las mujeres, les facilita “la prevención de las hemorragias postparto, ya que la succión del bebé facilita que el útero recupere su tamaño inicial y disminuye la posibilidad de anemia”. Además, reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario y mejora el contenido en calcio de los huesos al llegar a la menopausia.