No se ha consolidado como la revolución que se presumía tras los momentos más duros en la pandemia. Las zonas rurales no se han convertido en oficinas en medio del campo para autónomos y empleados por cuenta ajena, pero sí tienen ahora los mimbres que permiten mejorar las prestaciones a los negocios existentes allí y el asentamiento de nuevos proyectos.
Internet es la red que movió, solo el año pasado en España, más de 12.000 millones en comercio electrónico según la CNMC. También es la red que hace posibles infinidad de puestos de trabajo, y también es una demanda, la de una conexión digna a internet, formulada desde hace años en las zonas rurales de Navarra.
Según los datos de la Consejería de Universidad, Innovación y Transformación Digital, referentes al año 2021, el 84,7% de la población de las zonas rurales de Navarra tiene internet mediante fibra óptica, que ofrece el servicio más rápido de internet ahora mismo. En cambio, este porcentaje asciende hasta 95,5% sumando a los habitantes de las ciudades navarras. En los lugares a donde por el momento no ha llegado la fibra, el servicio de internet se realiza mediante banda ancha (hasta 100 Megabytes por segundo). Esta conexión está disponible para el 99,37% de los navarros, un porcentaje que en las zonas rurales mengua ligeramente hasta el 97,72%.
Hojas de ruta
Desde 2019 el Plan del Pirineo es reflejo de los intereses comunes de la sociedad civil, entidades locales de una de las zonas más despobladas de Navarra, y del Gobierno foral. Contempla unas demandas que, según el director general de Proyectos Estratégicos del Gobierno de Navarra, Rubén Goñi, “la pandemia ha acelerado o intensificado necesidades que ya estaban presentes mucho antes”. “Las instituciones, entidades locales y ayuntamientos llevamos trabajando en esto mucho tiempo porque si los territorios no tienen una conexión de alta calidad no son atractivos, no son competitivos y no pueden tener esas oportunidades que para muchos negocios y desarrollos son imprescindibles. Vamos tarde”, añade.
En este proceso de mejora de las conexiones, otra de las guías es el II Plan de Banda Ancha de Navarra. Según el plan, para el 2024, el internet mediante banda ancha debe llegar a toda la población navarra y todas las poblaciones de más de 1.000 habitantes deben tener conexiones de 100 Mbps ampliables a 1 Gigabyte por segundo).
Este segundo plan de banda ancha pone el foco, a diferencia de su predecesor, en las localidades más pequeñas del entorno rural, por ejemplo, en los valles del Pirineo navarro. “Los valles del Pirineo están bastante cubiertos. Además de los grandes núcleos, como Otsagabia por ejemplo en Salazar, hemos conseguido que otras localidades más pequeñas como Izal, que tiene varias casas rurales y algunos autónomos tenga fibra”, explica Goñi. De cara al próximo año, completa, las actuaciones en dotaciones se van a centrar en las zonas menos accesibles e los valles de Aezkoa (localidades como Orbaizeta, Orbara o la Fábrica de Armas), Salazar (Casas de Irati, Abodi o Erremendia) y en el entorno del Almiradío de Navascués, donde está prevista comenzar una primera fase de diagnóstico.
Financiación mixta
En la implementación de las conexiones de internet, especialmente en la zona del Pirineo navarro, la colaboración público-privada ha tenido un papel fundamental. Según informa la Consejería de Universidad, Innovación y Transformación Digital, el Gobierno de Navarra ha invertido 1,8 millones de euros en actuaciones de los polígonos industriales de Burguete, Iciz y Burgi; 2 millones de euros en un acuerdo con la Junta del Valle de Roncal para conectar otras zonas de Aezkoa y Salazar; además de la aportada por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital que prevé invertir 14 millones hasta 2024. En estos proyectos la financiación europea ha tenido un papel fundamental, alcanzando un 50% del total en los proyectos de la zona del Pirineo, remarca Rubén Goñi, quien destaca la labor de muchos ayuntamientos que pusieron en marcha planes propios de conexiones como Erro o Urroz o importantes inversiones, como en el caso de la Junta de Roncal, ejemplifica.
En las zonas rurales, hoy es vital contar con una conexión a internet de calidad. “Es básico. Si no hay una conectividad, ¿cómo va a desarrollar un ganadero un sistema para el ganado o cómo se va a instalar un teletrabajador?”, concluye Goñi. “Una comunidad conectada es una región mucho más fuerte, capaz de hacer frente de manera común a los retos que se plantean como sociedad”, añade Juan Cruz Cigudosa, consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital.