Las adicciones y la salud mental están muy interconectadas y a menudo forman parte de un círculo peligroso. Esta es una de las conclusiones de la memoria 2022 de ERDU, el programa del Gobierno vasco dedicado a ayudar a personas con adicciones que el año pasado atendió a 270 usuarios. De ellos nueve de cada diez presentaban algún problema de salud mental. “
Las personas que sufren de problemas de salud mental pueden recurrir a sustancias adictivas para autotratar sus síntomas, buscando un alivio temporal, a pesar de los efectos perjudiciales a largo plazo. A su vez, el abuso de estas sustancias puede agravar las condiciones de salud mental existentes o incluso contribuir al desarrollo de nuevas”, explicó Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Política Sociales.
Según señala el balance, los hombres tienden a sufrir adicciones en tasas más altas que las mujeres, con 238 de usuarios, lo que se corresponde con el 88% de las personas usuarias. “Hay muchos factores que aún no se comprenden completamente y contribuyen a esa discrepancia. Cada individuo es diferente y hay muchas variaciones dentro de cada género. Por lo tanto, es importante evitar generalizaciones y estereotipos cuando se habla de adicción”, aclaró Melgosa.
Hay una diversidad notable en las franjas de edad. En el grupo más joven, de 18 a 25 años, se encuentra el 23% de las personas usuarias; un poco más del cuarto, el 26%, está en la franja de 26 a 35 años; mientras que la mayor proporción se encuentra en el grupo de 36 a 59 años, casi la mitad de las personas atendidas, con un 46%. Por último, aunque no son mayoría, es importante resaltar que hay un 5% de usuarios y usuarias mayores de 60 años, lo que demuestra que esta problemática abarca todas las edades.
La memoria también visibiliza la situación de vulnerabilidad residencial que sufren estas personas. 197 (73%) de las personas atendidas se encontraban en situación de sinhogarismo o infravivienda. “La adicción puede ser una causa directa de la falta de vivienda, ya que las personas con adicción a menudo se enfrentan a dificultades económicas, pérdida de empleo, rupturas familiares y sociales, todo lo cual puede conducir a la falta de vivienda.
Por otro lado, las condiciones de vida en la calle pueden llevar a las personas sin hogar a recurrir al uso de sustancias como una forma de manejar su situación y escapar temporalmente de su realidad”, señaló la consejera Nerea Melgosa.
Alcoholismo
Respecto a los tipos de adicciones, la mayoría de las personas presentaba problemas de alcoholismo, lo que supone un 28% del total; además hay un 13,7% consumidora de heroína; un 12,2% de cocaína, un 11,5% de cannabis y un 8% de Lyrica. El objetivo del programa acercar a los usuarios distintos recursos de apoyo (servicios sociales de base, centros de salud mental, centros sociales de secundaria, albergues, centros de baja exigencia, Ertzaintza, Lanbide, etcétera). De esta manera, se contribuye a reducir la conflictividad y a mejorar el acceso de las personas más vulnerables al ejercicio de sus derechos. El pasado año, 108 personas lograron cumplir los objetivos que los equipos de atención marcaban para mejorar su situación. “A pesar del impacto y del cambio positivo que estamos logrando, las conclusiones de esta memoria enfatizan la necesidad continua de un enfoque de atención comunitaria de proximidad”, dijo Melgosa.