La inmensa mayoría de los adolescentes trans que inician terapias hormonales continúan años después. Es la principal conclusión de una investigación publicada en la revista The Lancet llevada a cabo por investigadores holandeses. De las 720 personas estudiadas que comenzaron cuando aún no habían cumplido 18 años, 702, es decir el 98%, siguieron hormonándose entre tres y seis años después.
Los autores analizaron datos de sujetos tratados en una clínica Países Bajos que ofrece desde hace 20 años terapia de supresión de pubertad, a la que sigue la hormonal de afirmación de género, según el protocolo fijado en este país para abordar la disforia en menores de edad.
“Descubrimos que la gran mayoría siguió usando hormonas de afirmación de género, lo cual es tranquilizador en el contexto de la creciente preocupación por el hecho de que exista arrepentimiento durante la transición”, explica en un comunicado Marianne van der Loos, de la Universidad Vrije. Para este estudio, los expertos contaron con 220 individuos a los que se había asignado la identidad masculina al nacer (AMAB, sus siglas en inglés) y con 500 identificados como mujeres al nacer (AFAB).
Tratamiento
En general, el tratamiento de supresión de pubertad comenzó en el grupo AMAB hacia los 14 años de edad y a los 16 en el AFAB, mientras que el proceso de seguimiento de la terapia de bloqueo concluyó a los 20 y 19 años, respectivamente. Así, según los datos arrojados por el estudio publicado en la revista de renombre The Lancet, tan solo el 2% del total (16 de 720) dejó de usar fármacos para el tratamiento de afirmación de género, aunque los autores reconocen que no está claro si lo hicieron “porque se arrepintieron de haber hecho la transición o por haber cambiado de género”.
Tras la publicación de este importante estudio, numerosos profesionales han valorado los resultados. Así, en declaraciones a Science Media Center SMC Adrián Carrasco Munera, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y miembro del Grupo de Salud LGTBIQ+ de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria subrayó que “el principal aporte de este estudio es poner luz con evidencia en un campo en el que abundan las voces unipersonales, pero con gran repercusión mediática, que ponen en duda la identidad de género de las infancias trans y la actuación sanitaria respecto a ello”.
Y es que según apuntó, frente a opiniones que alegan que las personas trans adolescentes “se arrepienten” de su transición y que defienden que la identidad trans es “una moda”, este artículo publicado por los profesionales de Países Bajos presenta evidencia científica que demuestra que la infancia trans mantiene en su práctica totalidad el tratamiento tras la adolescencia”.