Tener clara la hora de entrada, el descanso y la hora de salida es fundamental para que en un sector tan sacrificado como es la hostelería los trabajadores no acaben ‘quemados’.
Las jornadas interminables de lunes a domingo, sin cerrar ningún día de la semana desde las ocho de la mañana hasta la noche, para dar un servicio casi permanente al cliente empiezan a replantearse en cada vez más establecimientos de la hostelería alavesa, que ven necesario tener más horas libres y conciliar su trabajo detrás de la barra con la vida familiar.
Este cambio de tendencia se extiende a otras modalidades. Hay bares que empiezan a aplicar un horario diario más reducido en verano. Una vez que finalizan el servicio de la mañana, cierran hasta las siete o siete y media de la tarde, cuando retoman de nuevo la actividad para atender el poteo.
Y otros bares y cafeterías de Vitoria están empezando a cerrar el domingo por la tarde.