Antes de que Aitor Esteban subiera al estrado para pronunciar su primer discurso como líder del Euzkadi Buru Batzar, el PNV quiso despedirse de Andoni Ortuzar y de su Ejecutiva. El ya expresidente subió al escenario entre los aplausos del público, que fueron recibidos por el jeltzale llevándose las manos al corazón. Ortuzar fue breve, pero emotivo. Dio las gracias por estos años al frente del PNV (12 en el EBB y 5 en la Ejecutiva vizcaina) y se le quebró la voz por las lágrimas cuando dijo que ha sido “feliz”. “Hemos hecho grandes cosas. Hemos hecho más grande aún a este partido y nos hemos acercado más a esa Euskadi libre y soberana con la que todos soñamos. Nuestra ikurriña y nuestro anagrama se han colocado en lo más alto y no puedo pedir más. Vosotros sois los que merecéis el homenaje”, proclamó.
Ortuzar deseó buena suerte a Esteban y recordó las palabras de Xabier Arzalluz, que “hay que saber irse de los sitios”. “Me voy con la vaca de mi aitite, con mis sucedidos, con los chistes malos que cuento”, dijo, citando algunos de los tópicos más sonados de sus mítines, donde a menudo buscaba aligerar el debate y captar la atención recurriendo al humor. “Me vuelvo al batzoki de Abanto, me vais a tener que aguantar las batallitas. Siempre, siempre estaré al servicio de este partido”, culminó. Puso el broche final entonando un bertso para bendecir la renovación y recordar que “la unidad es la fuerza”.
Ortuzar y Esteban se fundieron en un abrazo tras un proceso interno que se ha prestado a todo tipo de interpretaciones. Parecía garantizado que Ortuzar iba a repetir pero, aunque ganó la primera vuelta, presentó su renuncia para evitar la división ante el apoyo emergente que estaba recibiendo Esteban.