Su título fue un presagio. La fotografía Aitona, tan cerca, tan lejos nació en Huarte y ha recorrido el mundo coleccionando galardones en Nueva York, Moscú, Tokio, Budapest, París o Kuala Lumpur. Ahora ha vuelto a casa. De nuevo tan cerca... y a lo bestia. “Para rato me esperaba yo esto, me ha cogido de sorpresa. Está de maravilla”, decía el protagonista de la imagen con la mirada clavada en la fachada del polideportivo Ugarrandia.
Allí luce inmenso un mural que refleja una época ya casi olvidada. Dentro y fuera del portal, separados por un cristal, abuelo y nieto se tocan sin tocarse en tiempos de pandemia y confinamiento. Era abril de 2020.
Miguel Nieto regresó el pasado domingo de Don Benito, su pueblo natal en Extremadura. El final del viaje venía con sorpresa y su familia, con varios de sus 12 bisnietos incluidos, le esperaba junto al mural. “Son cosas que te dan en el alma”, comentaba Miguel frente al retrato, acordándose también de uno de los cohetes de fiestas que tuvo el honor de lanzar en 2022. “Quién me iba a decir a mí, que nací en el año 30, que iba a vivir esto”, añadía.
Vecino de la villa desde hace seis décadas, aficionado al huerto, al gimnasio y al palique, a Miguel le llamó un día su nieto, el fotógrafo colaborador de DIARIO DE NOTICIAS Unai Beroiz. “Me dijo que bajara al portal, pero no me dejó ni salir de la puerta. Por eso el título de la foto dice tan cerca, tan lejos... La subió a redes sociales y fíjate, ha dado la vuelta al mundo”.
De la pandemia guarda buenos recuerdos porque cumplió así así con los rigores del confinamiento: se escapaba al huerto o a dar paseos con una bolsa bajo el brazo “aunque no tuviera que comprar nada”. Y se llevó “alguna bronca” de los alguaciles.
Al verse gigante en el mural no siente ni pizca de vergüenza. “Yo de eso no tengo porque nunca he hecho mal a nadie. No tengo nada de qué avergonzarme. He sido una persona muy sensata”. Él culpa de su carácter abierto “a que llevo muchos años viviendo solo. Tengo un canario y le hablo, pero no responde. Por eso cuando salgo a la calle hablo con todo cristo. Pero sin ofender a nadie, ¿eh?”.
Ahora, con el mural, tiene un motivo para más charlar de paseo por una villa que no piensa abandonar. “¿Dónde voy a ir yo ahora con 93 años, a conocer gente como conozco aquí? Está mi casa aquí, tengo aquí a mi familia... aunque no están todos, pero es contado el día que no nos vemos. Y que Huarte es muy bonito, coño”, finaliza.
El origen del proyecto
Cuando Alfredo Arruiz, alcalde de la localidad, vio la fotografía de Beroiz y su repercusión, pensó que “tenía que estar de una forma u otra en la memoria de los uhartearras, porque era una imagen que nos situaba en el panorama mundial. Y la conexión de Unai y Jabi Landa me rondaba la cabeza”.
Superada la pandemia, “creía que era un buen momento para hacer un homenaje a todos los fallecidos y fallecidas, que se nos está olvidando rápidamente que hemos pasado una época tan dura”. Faltaba definir el espacio, asignar una partida presupuestaria y hablar con el tándem Beroiz/Landa. “Pusieron mucho interés y el resultado es este. Espero que a la gente le guste”, confía.
“El resultado es espectacular”, destaca Beroiz. “No voy a descubrir ahora a Jabi Landa, sabía cómo trabaja y que iba a hacer algo muy bueno. Pero ver el nivel de detalle... es casi hiperrealismo”.
Tenía ganas de que lo viese su abuelo, aunque “me imaginaba que no iba a ser muy efusivo, porque cuando le enseñé la foto publicada en The Guardian a doble página, cogió el periódico y dijo ‘ah, pues muy bien’”.
Al fotógrafo le gusta que sea “un mural kilómetro cero. Está en Huarte, la foto está hecha aquí, mi abuelo vive en Huarte, yo soy de Huarte y Jabi Landa también. Todo queda en casa”. Y agradece el trabajo de “los currelas” del Ayuntamiento, al “alcalde y la corporación, porque es una propuesta que se llevó a pleno y salió con unanimidad”, al muralista y, por supuesto, a su musa particular: “a mi abuelo, porque se presta a todo”.
Un reto técnico
“Era un reto técnico para mí, y me apetecía muchísimo”, dice por último Jabi Landa, del estudio Deltadec. También le motivaba reproducir una foto porque no es su trabajo habitual. Y si era de un paisano, mejor.
Landa no se olvida de “la brigada del Ayuntamiento” y recuerda un trabajo previo “bastante serio”, primero para hacer una estructura que sujetara a la grúa en rampa, luego para pintar de blanco y alisar una superficie rugosa en la que se hubiera perdido mucho detalle.