El Deportivo Alavés pone fin a su impecable racha de dos triunfos consecutivos pero salva los muebles en su visita a Can Misses, donde todo el escenario se le puso en contra desde los primeros minutos y tuvo que realizar un ejercicio de paciencia para regresar a Vitoria con un punto en el zurrón.
Desde los primeros compases del encuentro los de Luis García no fueron capaces de asentarse en el tapete de Can Misses. El Ibiza, consciente de que el choque ante el Glorioso era una oportunidad idílica para disparar del todo su cotización, salió con el cuchillo entre los dientes ante un Alavés que fue prácticamente inofensivo durante la primera mitad y que mostró las flaquezas de una plantilla que reclama incorporaciones.
Y es que el Glorioso cuajó sus peores 45’ minutos de la presente temporada. Una actuación colectiva en la que, lejos de mostrar poderío a través de los carriles y generar peligro mediante la presión adelantada, rubricó una desconexión preocupante desde el pitido inicial. El Ibiza desplegó su verticalidad gracias a las llegadas de Appin y Suleiman, quienes generaron las ocasiones más peligrosas en el área de Sivera, impecable para detener las primeras embestidas rivales pero que, por contra, nada pudo hacer para repeler el tanto de Suleiman, el encargado de poner el primero de la noche a los diez minutos del partido.
Tras un lance en el que Rioja, inocentemente, entregó la posesión del esférico al cuadro rival, Darío Poveda sacó a bailar a Maras con un gesto técnico que le permitió encarar los metros finales hacia al área de Sivera, desde donde entregó un centro medido al borde del área para que ‘Suli’ batiese sin ningún tipo de escrúpulo al Glorioso.
Y, precisamente, el tanto de los ibicencos provocó que el Alavés afrontase el choque en desventaja en el marcador por primera vez en la temporada. Un gol que, además, dejó noqueado durante gran fase de la primera mitad a los pupilos de Luis García, quienes fueron incapaces de trenzar alguna jugada amenazante sobre la meta de Fuzato.
La escuadra babazorra echó en falta la omnipresencia de Guridi, quien, a raíz de su ausencia en Can Misses, dejó un vacío sobre el eje del terreno de juego que el Ibiza supo aprovechar mediante el despliegue físico de Appin. La conexión entre los centrocampistas y los arietes fue nula y, para más inri, Mamadou Sylla, que no encontró resquicios en la zaga rival durante su fugaz actuación, tuvo que abandonar el terreno de juego a los 40’ por un lance desafortunado. En su intento de alcanzar el esférico, su cabalgada acabó en el banquillo babazorro, contra el que chocó y sufrió un duro golpe en su tobillo izquierdo.
El Alavés fue incapaz de igualar la contienda antes de llegar al descanso y, por ello, Luis García, tras la vuelta de vestuarios, trató de reajustar su medular para recuperar el esférico y buscar un mejor equilibrio. En busca de una reacción entre sus pupilos, el técnico madrileño reemplazó a Abqar y Javi López por Duarte y Toni Moya para retrasar a Sedlar a la posición del zaguero marroquí, quien persiguió las sombras de un inspirado Darío.
Y la reacción que tanto demandaba el técnico babazorro no tardó en demorarse. A los 10’ minutos de la segunda mitad Luis Rioja se resarció de su error en el tanto ibicenco e igualó la contienda gracias a un zarpazo. Después de una jugada trenzada por Alkain en la que el rechace cayó favorablemente para el Glorioso, el sevillano, desde dentro del área, martilló la portería de Fuzato a través de un disparo cruzado imposible de repeler.
A poco menos de treinta minutos para el final Luis García introdujo su último cambio y volvió a remodelar una zaga que fue un mar de dudas ante la movilidad del Ibiza. Maras, que estaba amonestado, dejó el terreno de juego en beneficio de Arroyo, que tan pronto como ingresó en el tapete exhibió su capacidad para llegar al área rival.
Con el ritmo del juego mucho menos revolucionado fue el Alavés quien creció en los últimos 20 minutos. El Glorioso se vino arriba tras apoderarse de las segundas jugadas y tanto Salva Sevilla como Duarte probaron, sin fortuna, disparos envenenados hacia el guardameta rival. Con tal de quemar las últimas naves, Luis García hizo debutar en partido oficial a Taichi Hara, quien reemplazó a un extenuado De la Fuente para aportar poderío aéreo de cara a la recta final del choque.
A pocos minutos para el pitido final Sergio Castel trató de ser pícaro y provocó un penalti pero el VAR advirtió al colegiado andaluz de que el futbolista celeste había fingido su caída. Esa misma corrección arbitral, que fue acertada, terminó de caldear un encuentro en el que el Glorioso puso fin a su racha de dos victorias consecutivas pero que, aún así, rescató un punto para continuar en la zona noble.