Con una tasa de incidencia acumulada de 1.064 casos por cada cien mil habitantes en los últimos 14 días, Agurain se ha convertido en uno de los municipios donde se confirma el avance de la pandemia en Euskadi. Reconoce su alcalde Ernesto Sainz Lanchares que "incordia" volver a restricciones cuando estás cerca de ver la luz al final del túnel pero entiende que está para tomar decisiones aunque no todos los vecinos las compartan.
En este sentido, reconoce que no puede dar una razón para esta subida de incidencia. "Somos los mismos ahora que cuando hemos sido la única localidad alavesa en verde. No es fácil entender el porqué", explica.
Aún así prefiere ver la situación con optimismo porque matiza, una tasa de 1.064 en Agurain significa tener 57 contagiados. "Un par de clases en las que haya entrado el virus o tres familias y ya rozamos números rojos". De ahí que insista en que fijar el límite en 5 mil para entrar en zona roja es demasiado justo.
En cualquier caso defiende las medidas adoptadas para frenar la transmisión y que básicamente se agupan en la suspensión de actividades organizadas por el Ayuntamiento en las que no se pueda garantizar el cumplimiento de las tres medidas básicas. De ahí que se haya decidido cerrar los parques infantiles y la pista de skate porque, confirma, "la población en edad escolar es la que más está sufriendo el brote". A esto hay que añadir que vuelve la cita previa para las actividades deportivas de agua y que los vestuarios estarán cerrados para los deportes en seco. En las actividades culturales, se ha optado por la acomodación de aforos mientras que las clases de la escuela de música se impartirán en espacios más amplios para garantizar la distancia de seguridad de metro y medio.
Unas medidas que se mantendrán hasta el 21 de noviembre a priori porque el alcalde no descarta que si el informe del lunes día 15 es positivo, Agurain pueda volver a la normalidad. "Son decisiones que en algunos casos nos han aplaudido y en otros son controvertidas", reconoce.