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El alcohol está detrás del 15% de los accidentes laborales y del 35% en tráfico

Osakidetza trata a unos 3.000 vascos adictos a esta droga legal que provoca una disminución de la vigilancia y de los reflejos con consecuencias mortales
Cada año se producen en el mundo tres millones de muertes a causa del cosumo excesivo de alcohol. | FOTO: P. VIÑAS

Se calcula que cada año se producen tres millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,3% de todas las defunciones. Los efectos de esta droga legal y social son igualmente importantes en el Estado, con 20.000 muertes anuales, sobre todo, por cáncer o enfermedades digestivas, pero también por causas externas como los accidentes o los suicidios; suelen ser bebedores de riesgo, de los que hay en el Estado hay 1,9 millones de consumidores, en su mayoría hombres.

En el caso vasco, Osakidetza trata a cerca de 3.000 personas adictos al alcohol. Pero esta misma sustancia está detrás del 15% de los accidentes laborales y de más del 35% de los accidentes de tráfico que se registran cada año en Euskadi y casi la mitad en el Estado, lo que ha llevado a estudiar rebajar la tasa máxima de alcohol al volante de 0,5 a 0,2 gramos por litro en sangre.

Pese a todas las campañas de sensibilización, el consumo de alcohol se mantiene en niveles muy altos, con un alto grado de normalización y aceptación social y se considera menos peligroso que el consumo de otras sustancias adictiva: menos de la mitad de las personas encuestadas no considera que tomar 5 o 6 copas en fin de semana puede producir problemas tanto a nivel laboral como en la carretera.

En el primer ámbito, según se recoge en la Guía para la implantación de un plan de prevención de adicciones en la empresa, editada por el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales (Osalan), los efectos de las adicciones sobre las personas y su repercusión en sus capacidades constituyen un factor de riesgo en el medio laboral. El alcohol, como depresor del sistema nervioso central, provoca una disminución de la vigilancia y de los reflejos, pérdida de control, violencia, accidentes, comas etílicos y hepatopatías, entre las que se pueden citar la esteatosis hepática etílica, la hepatitis alcohólica y, en su grado más avanzado, la cirrosis etílica, enfermedad que no tiene cura y que es, en muchos casos, mortal.

Según, el citado estudio de Osalan, en Euskadi se calcula que el alcohol está detrás de 934.419 horas perdidas en un año, lo que equivale a una pérdida de 44 millones de euros. El nivel de absentismo se estima entre tres y cuatro veces mayor en una persona trabajadora con consumo inadecuado. Una persona categorizada como “bebedora excesiva” tiene, en general, el doble de ausencias por enfermedad y el triple de días por enfermedad común, y pierde, de media, unos 45 días de trabajo al año. La frecuencia de accidentes de trabajo llega a multiplicarse por tres en las personas que están bajo los efectos de las drogas. La productividad de la empresa se puede ver disminuida ya que el consumo de sustancias tiene varios efectos sobre el rendimiento laboral: dificultad para el trabajo en equipo, mayor número de pausas o ausencias, dificultades de concentración, trabajo de menor calidad y menor posibilidad de movilidad dentro de la empresa.

En el ámbito laboral el consumo varía en función del puesto de trabajo y de la actividad económica de la empresa, aunque también difiere según el sexo. Entre los varones el consumo de alcohol parece ser mayor entre los que realizan actividades de dirección y gestión con respecto al resto de categorías ocupacionales. Sin embargo, por actividad económica, destaca el alto consumo de alcohol presente en el sector de la construcción. En el caso de las mujeres, las diferencias se observan en las sustancias ilegales, siendo las trabajadoras manuales las que tienen menores consumos de sustancias adictivas.

Accidentes de tráfico

En la carretera la situación es aún peor. Los accidentes de tráfico son la tercera causa de muerte violenta después de los suicidios y las caídas accidentales. El último informe analiza la presencia de tres tipos de sustancias –alcohol, drogas o psicofármacos– en un total de 1.214 víctimas mortales –conductores, peatones y acompañantes–, en su mayoría hombres (90%) de entre 25 y 54 años (51%). Respecto a los 854 conductores fallecidos analizados, más de la mitad (443) dieron positivo por consumo de alguna sustancia: 303 por alcohol (35%), 174 por drogas (20%) y 119 (14%) por psicofármacos. En uno de cada tres casos positivos (35%) hay consumo de dos o más sustancias, siendo la combinación alcohol-drogas la más importante:

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“Si es grave usar una sustancia, más grave es usar varias combinadas. El efecto conjunto es mayor que la suma de los efectos”, subraya Antonio Alonso, director del Instituto Nacional de Ciencias Forenses y Toxicología. Tres datos destacan respecto a las sustancias detectadas: 220 conductores dieron positivo con una tasa de 1,2 gramos de alcohol por litro de sangre, “una intoxicación severa en más del 70% de los conductores positivos en alcohol”, según explica Alonso.

Para atajar este problema, el Consejo Nacional de Seguridad Vial ha trasladado la necesidad de modificar los niveles permitidos de alcohol al volante. Así se baraja rebajar la tasa de 0,5 gramos de alcohol por litro en sangre a 0,20 o de 0,25 miligramos por litro de aire aspirado a 0,10 para todos los conductores, después de que la “violencia vial” haya dejado 241 fallecidos en el balance de este pasado verano. Unas cifras inasumibles.

23/09/2024