El acceso a la vivienda es, de forma consistente desde hace años, uno de los principales sociales, especialmente entre los jóvenes. Los últimos estudios corroboran que el encarecimiento de los arrendamientos está poniendo a prueba la economía de muchos hogares en un momento en que, si bien la factura energética aparece en los últimos tiempos bajo control, conceptos como la cesta de la compra y otros vinculados al uso cotidiano siguen presionando al alza.
La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) ha publicado un reciente estudio, firmado por Desiderio Romero-Jordán -profesor de Economía Pública en la Universidad Rey Juan Carlos- en el que hace balance del creciente esfuerzo que afrontan quienes viven en régimen de alquiler. Algunas conclusiones son reveladoras: el gasto medio de los hogares en el Estado por este concepto ha aumentado entre 2015 y 2022 un 27,7%, al pasar de una cuota media mensual de 404 euros en 2015 a 516 en el año 2022, un “incremento superior al de la renta media de los hogares”. Al mismo tiempo, los hogares con un único arrendatario “se enfrentan a un mayor riesgo de exclusión social”, que en términos porcentuales alcanza a, según datos de 2023 de Caixabank, al 44,8% de esos hogares. Además, como recoge el informe, “la situación se ha agravado tras la pandemia”. Antes de 2020, “alrededor de tres de cada diez hogares destinaban más del 30% de su cesta de consumo al alquiler. Tras la pandemia, la proporción ha subido, aproximadamente, a cuatro de cada diez”, señala el informe.
Los analistas explican con frecuencia que el 30% de los ingresos mensuales es el umbral que no se debe superar, tanto para la cuota hipotecaria como para la del alquiler. Pero, según el estudio de Funcas, en 2022 “el gasto conjunto de alquiler más suministros básicos -agua, energía y comunidad- absorbió más del 30% de la cesta de consumo en el 60,5% de los arrendadores”. Las medidas tomadas en 2022 para topar el precio del alquiler “parecen estar cumpliéndose el objetivo del Gobierno de limitar el crecimiento de los precios”, puesto que, según los datos de Funcas, el gasto medio creció hace do años un 2,1%, cuando en 2019 se había elevado un 11,1%. El estudio se detiene también en uno de los debates que han surgido con fuerza en los últimos meses: si el tope al alquiler está reduciendo la oferta de pisos en arrendamiento, al ser menos convincente para los propietarios, que preferirían poner la vivienda en venta o esperar a una mejor coyuntura. Pues bien, según el informe de Funcas, “no existen, hasta donde conocemos, estudios fundamentados que midan el efecto de los últimos cambios normativos sobre la oferta de alquiler. Tomados con las debidas cautelas, los estudios de mercado de algunos de los principales portales inmobiliarios indican que la oferta de alquiler se habría reducido alrededor del 30% en 2022”.
El documento también recoge que “el binomio juventud-alquiler es especialmente intenso en menores de 30 años que viven solos”, donde alcanza el 38,5%. Por territorios, Euskadi se sitúa, con Baleares, Madrid y Catalunya, en el grupo de comunidades cuyos arrendatarios deben ejecutar un “esfuerzo alto”, mientras que Navarra se ubica en un rango de “esfuerzo medio”.